/ lunes 5 de agosto de 2019

La cultura es imperecedera


Durante el trayecto de nuestra preparación académica y cultural, nuestros docentes con apoyo en los contendidos que se escriben en los libros como resultado de una ardua investigación, nos enseñan y explican que es el arte y la cultura, cuando comenzamos a escuchar cuentos o novelas literarias nos adentramos para descubrir esos novedosos aprendizajes, iniciando el proceso de la imaginación, ya que cuando percibimos lo que son las bellas artes, estudiamos y aprendemos que son disciplinas con las que estamos inmersos durante el tiempo de nuestra vida.

En aquellos tiempos del siglo XVIII, se conocía como bellas artes, únicamente la escultura que se define como el arte de moldear o tallar materiales diversos, para así poder realizar diseños que reflejen una realidad que ha sido ideada por cada escultor; la música su principal característica es centrada en que se pueden crear sonidos, que se conjugan con varios principios como el timbre, ritmo, melodía y armonía, incluso, tiene el poder de cambiar el estado de animo de las personas a través del oído y de la vista; la danza, esta disciplina su peculiaridad radica en su expresión corporal dando sensación de la manifestación de ideas y sentimientos a los espectadores; la pintura, este arte es bastante reconocido desde la época antigua y se expresa como una inspiración vuelta realidad, son muchos los pintores que fueron y siguen siendo reconocidos; la literatura, sus principales aliados son la poesía y el teatro, que al reunir palabras, pensamientos y creaciones, han dejado grandes huellas en la humanidad; y la arquitectura, que se muestra como la técnica y el arte en el diseño de estructuras, espacios y edificios que se encargan de darle un concepto humano.

En el ocaso del siglo XIX y en el preludio del siglo XX, los hermanos Louis Jean y Auguste Lumiere, de origen francés fueron los inventores del cinematógrafo, fue así que el 28 de diciembre de 1895 realizaron la primera proyección pública de imágenes con movimiento habiendo obtenido una aceptación increíble, antes de la Primera Guerra Mundial, el cine francés era visto en todo el mundo.

Ante singular invento conocido en todo el mundo por sus características presentadas, el cine, en 1911, entro en las bellas artes, para volver a siete el número de disciplinas que componen esta terminología.

Ahora bien, ¿qué impacto social e histórico en nuestro país tuvo y hasta nuestros días tiene este gran invento? Es imposible concebir a nuestro México donde no existan ricos y pobres, donde el amor no supere las clases sociales, según la cinematografía y literatura del siglo XX, y donde nunca se sufra, se ame y se sienta la pasión, como en la vida fílmica de este siglo XXI. En todas las películas en que se recuerda el pasado mexicano, se retratan las fiestas populares; el danzón, la kermés, donde el centro de la mesa estaba ocupado por suculentos y sabrosos platillos, enchiladas, taquitos, mole dulce, birria, gorditas doradas, tortas ahogadas y sin faltar el típico tequila como bebida y elixir de los dioses.

En todas las películas que recuerdan los tiempos de antaño, en las que participaron los grandes del cine mexicano, como el cineasta Luis Buñuel y actores que dejaron un gran legado como Antonio Aguilar, Pedro Infante, Jorge Negrete, María Félix, Sara García y muchos más, es que en estas recreaciones de la vida de principios del siglo XX es que apreciamos el talento, dedicación y carisma del actor que en la representación de sus personajes han expresado las marcadas diferencias sociales; diferencias que han hecho del pueblo mexicano un mosaico de culturas, ideologías y sentimientos.

Otro aspecto representado en aquellas películas, fue la decencia y la moralidad de las familias, el pudor y el recato de las doncellas, la galantería y caballerosidad de los hombres, la nobleza y abnegación de las fervorosas madres, que en innumerables ocasiones estelarizaron las pantallas, como una muestra de la bondad de la gente en un México joven e inocente. Por ello, se ganó en ese tiempo el reconocimiento como la época de oro del cine mexicano.

Apreciable lector, en este breve recorrido histórico queda claro que la cultura es imperecedera y que nunca morirá, gracias por todo.

* Rector General del Centro Universitario UTEG

E-mail: joseroque@uteg.edu.mx


Durante el trayecto de nuestra preparación académica y cultural, nuestros docentes con apoyo en los contendidos que se escriben en los libros como resultado de una ardua investigación, nos enseñan y explican que es el arte y la cultura, cuando comenzamos a escuchar cuentos o novelas literarias nos adentramos para descubrir esos novedosos aprendizajes, iniciando el proceso de la imaginación, ya que cuando percibimos lo que son las bellas artes, estudiamos y aprendemos que son disciplinas con las que estamos inmersos durante el tiempo de nuestra vida.

En aquellos tiempos del siglo XVIII, se conocía como bellas artes, únicamente la escultura que se define como el arte de moldear o tallar materiales diversos, para así poder realizar diseños que reflejen una realidad que ha sido ideada por cada escultor; la música su principal característica es centrada en que se pueden crear sonidos, que se conjugan con varios principios como el timbre, ritmo, melodía y armonía, incluso, tiene el poder de cambiar el estado de animo de las personas a través del oído y de la vista; la danza, esta disciplina su peculiaridad radica en su expresión corporal dando sensación de la manifestación de ideas y sentimientos a los espectadores; la pintura, este arte es bastante reconocido desde la época antigua y se expresa como una inspiración vuelta realidad, son muchos los pintores que fueron y siguen siendo reconocidos; la literatura, sus principales aliados son la poesía y el teatro, que al reunir palabras, pensamientos y creaciones, han dejado grandes huellas en la humanidad; y la arquitectura, que se muestra como la técnica y el arte en el diseño de estructuras, espacios y edificios que se encargan de darle un concepto humano.

En el ocaso del siglo XIX y en el preludio del siglo XX, los hermanos Louis Jean y Auguste Lumiere, de origen francés fueron los inventores del cinematógrafo, fue así que el 28 de diciembre de 1895 realizaron la primera proyección pública de imágenes con movimiento habiendo obtenido una aceptación increíble, antes de la Primera Guerra Mundial, el cine francés era visto en todo el mundo.

Ante singular invento conocido en todo el mundo por sus características presentadas, el cine, en 1911, entro en las bellas artes, para volver a siete el número de disciplinas que componen esta terminología.

Ahora bien, ¿qué impacto social e histórico en nuestro país tuvo y hasta nuestros días tiene este gran invento? Es imposible concebir a nuestro México donde no existan ricos y pobres, donde el amor no supere las clases sociales, según la cinematografía y literatura del siglo XX, y donde nunca se sufra, se ame y se sienta la pasión, como en la vida fílmica de este siglo XXI. En todas las películas en que se recuerda el pasado mexicano, se retratan las fiestas populares; el danzón, la kermés, donde el centro de la mesa estaba ocupado por suculentos y sabrosos platillos, enchiladas, taquitos, mole dulce, birria, gorditas doradas, tortas ahogadas y sin faltar el típico tequila como bebida y elixir de los dioses.

En todas las películas que recuerdan los tiempos de antaño, en las que participaron los grandes del cine mexicano, como el cineasta Luis Buñuel y actores que dejaron un gran legado como Antonio Aguilar, Pedro Infante, Jorge Negrete, María Félix, Sara García y muchos más, es que en estas recreaciones de la vida de principios del siglo XX es que apreciamos el talento, dedicación y carisma del actor que en la representación de sus personajes han expresado las marcadas diferencias sociales; diferencias que han hecho del pueblo mexicano un mosaico de culturas, ideologías y sentimientos.

Otro aspecto representado en aquellas películas, fue la decencia y la moralidad de las familias, el pudor y el recato de las doncellas, la galantería y caballerosidad de los hombres, la nobleza y abnegación de las fervorosas madres, que en innumerables ocasiones estelarizaron las pantallas, como una muestra de la bondad de la gente en un México joven e inocente. Por ello, se ganó en ese tiempo el reconocimiento como la época de oro del cine mexicano.

Apreciable lector, en este breve recorrido histórico queda claro que la cultura es imperecedera y que nunca morirá, gracias por todo.

* Rector General del Centro Universitario UTEG

E-mail: joseroque@uteg.edu.mx