/ domingo 19 de agosto de 2018

Futuro de dos jaliscienses, el constitucional y el electo

Eduardo Sadot Morales



Como a todo ser humano, independientemente de aspiraciones, sueños y logros siempre se tienen proyectos, más cuando aún son jóvenes, en el terreno político, administrativo y del servicio público, Jalisco como en otros estados de la República donde hubo elecciones, como en la Presidencia de México, hay personajes en los más altos niveles de decisión de México y de sus estados, en México, Enrique Peña Nieto, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos -así es legalmente el nombramiento- y Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México para el periodo 2018-2024 -también así es su nombramiento oficial-. El primero, Peña Nieto, comenzará a transitar por el juicio de la historia y de la Patria, el segundo comenzará a partir del primero de diciembre a hacer historia como lo dijo en su lema de campaña. Seis años en la vida de un país son muy pocos, como también son muy pocos para la vida de una persona, habrán de pasar varios años para más o menos vislumbrar que dirección toman esos juicios, con la objetividad que da la distancia, el paso del tiempo y las consecuencias de las decisiones que tomen o tomaron.

Algo similar habrá de suceder con el juicio de los jaliscienses y la historia de Jalisco, pero en este caso son hombres jóvenes, cuyo futuro es difícil creer que ahí termina la trascendencia de sus vidas.

Enrique Alfaro habrá de enfrentarse a un escenario nuevo para el estado y para todos los mexicanos, pues la llegada de un presidente con las características de López Obrador, la intención de castigar y confrontar a los gobernadores que no simpatizaron con él, la desagradable y desatinada decisión de ponerles enfrente coordinadores, con los recursos federales, que dicho sea de paso, no son del Gobierno federal -pero aprovechará su posibilidad de administrarla- sino de las entidades federativas.

Sin duda, va a provocar turbulencias en la relación entidades federativas-Federación, no hay que perder de vista que la actuación de los diputados federales y senadores, aún perteneciendo al mismo partido que el presidente electo, estará también supervisada por quienes los eligieron y más aún, por los que no los eligieron. En las entidades federativas, los diputados locales tienen la facultad de ordenar, en uso de su soberanía, la separación del Estado del pacto federal constituyéndose en otro país o cuestionar los convenios con la Federación en varias de sus manifestaciones, incluidos los convenios de coordinación fiscal y en ese caso, “para que tanto brinco, estando el piso tan parejo” pero es un riesgo que no debe perderse de vista, ahora que tanto se habla de respeto a las leyes y a la Constitución.

Enrique Alfaro deberá privilegiar el interés de Jalisco, tener la capacidad de negociar y transitar por el sendero del entendimiento en su relación con las demás entidades federativas y el Gobierno federal tiene la oportunidad, si su gestión es ejemplar, de alcanzar un liderazgo y pensar en el 2018 como independiente.

Aristóteles Sandoval tiene oportunidad de ser actor importante en la reconstrucción de su partido, o también pensar en un escenario independiente en el 2018, es un joven cuya imagen crecerá en los próximos años, cuando se vea con serenidad su trabajo como gobernador, tendrá la oportunidad de contribuir a la construcción de México, si fortalece su autoridad moral, en un escenario adverso, pero rico en oportunidades. Está claro que los cuatro coincidirán en el juicio de la historia.


Eduardo Sadot Morales



Como a todo ser humano, independientemente de aspiraciones, sueños y logros siempre se tienen proyectos, más cuando aún son jóvenes, en el terreno político, administrativo y del servicio público, Jalisco como en otros estados de la República donde hubo elecciones, como en la Presidencia de México, hay personajes en los más altos niveles de decisión de México y de sus estados, en México, Enrique Peña Nieto, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos -así es legalmente el nombramiento- y Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México para el periodo 2018-2024 -también así es su nombramiento oficial-. El primero, Peña Nieto, comenzará a transitar por el juicio de la historia y de la Patria, el segundo comenzará a partir del primero de diciembre a hacer historia como lo dijo en su lema de campaña. Seis años en la vida de un país son muy pocos, como también son muy pocos para la vida de una persona, habrán de pasar varios años para más o menos vislumbrar que dirección toman esos juicios, con la objetividad que da la distancia, el paso del tiempo y las consecuencias de las decisiones que tomen o tomaron.

Algo similar habrá de suceder con el juicio de los jaliscienses y la historia de Jalisco, pero en este caso son hombres jóvenes, cuyo futuro es difícil creer que ahí termina la trascendencia de sus vidas.

Enrique Alfaro habrá de enfrentarse a un escenario nuevo para el estado y para todos los mexicanos, pues la llegada de un presidente con las características de López Obrador, la intención de castigar y confrontar a los gobernadores que no simpatizaron con él, la desagradable y desatinada decisión de ponerles enfrente coordinadores, con los recursos federales, que dicho sea de paso, no son del Gobierno federal -pero aprovechará su posibilidad de administrarla- sino de las entidades federativas.

Sin duda, va a provocar turbulencias en la relación entidades federativas-Federación, no hay que perder de vista que la actuación de los diputados federales y senadores, aún perteneciendo al mismo partido que el presidente electo, estará también supervisada por quienes los eligieron y más aún, por los que no los eligieron. En las entidades federativas, los diputados locales tienen la facultad de ordenar, en uso de su soberanía, la separación del Estado del pacto federal constituyéndose en otro país o cuestionar los convenios con la Federación en varias de sus manifestaciones, incluidos los convenios de coordinación fiscal y en ese caso, “para que tanto brinco, estando el piso tan parejo” pero es un riesgo que no debe perderse de vista, ahora que tanto se habla de respeto a las leyes y a la Constitución.

Enrique Alfaro deberá privilegiar el interés de Jalisco, tener la capacidad de negociar y transitar por el sendero del entendimiento en su relación con las demás entidades federativas y el Gobierno federal tiene la oportunidad, si su gestión es ejemplar, de alcanzar un liderazgo y pensar en el 2018 como independiente.

Aristóteles Sandoval tiene oportunidad de ser actor importante en la reconstrucción de su partido, o también pensar en un escenario independiente en el 2018, es un joven cuya imagen crecerá en los próximos años, cuando se vea con serenidad su trabajo como gobernador, tendrá la oportunidad de contribuir a la construcción de México, si fortalece su autoridad moral, en un escenario adverso, pero rico en oportunidades. Está claro que los cuatro coincidirán en el juicio de la historia.