/ domingo 24 de noviembre de 2019

El enfado de Andrés Manuel

Óscar Ábrego

El pasado mes de agosto se le hizo llegar al presidente un amplio informe sobre la licitación del negociazo denominado “A toda máquina”. Cuando se le explicó los detalles del proceso, así como del contexto en que se otorgó el contrato de más de 3 mil 600 millones de pesos a uno de los amigos de Enrique Alfaro, su semblante se endureció y su reacción –según me confían- fue la de un disgusto pocas veces observado en él.

A partir de ese momento empeoró la relación de Andrés Manuel con el gobernador. De acuerdo a la información que se me ha compartido, la instrucción fue la siguiente: al gobierno de Jalisco hay que tratarlo de modo institucional, no preferencial.

Por más que lo niegue, es claro que López Obrador quiere demostrar que de nuevo marcó distancia con el mandatario estatal. El recorte presupuestal de la federación (aprobado por la cámara baja) por 3 mil 500 millones de pesos a nuestra entidad para el próximo año, es muestra de ello y está íntimamente relacionado con la manera en que la administración anaranjada proyecta sus prioridades. Y es que en la Secretaría de Hacienda hay serias sospechas de que detrás de las obras estelares que se promueven en el actual sexenio, se esconden jugosas ganancias para grupos industriales afines al alfarismo.

Por eso es preciso señalar que la disminución financiera a Jalisco tiene que ver con dos variables que nos afectarán aún más a los ciudadanos. Uno, a la ausencia de un plan orientado más programas de beneficio social; y dos, a la falta de un cabildeo más político y menos colérico.

Pero no sólo es eso, la incomodidad de López Obrador con respecto al ingeniero Alfaro Ramírez (que se evidenció hace días en Mexquitic) obedece también a más asuntos, por cierto, uno muy delicado.

Una fuente me confirma que la Unidad de Inteligencia Financiera abrió una investigación a personajes de la esfera del poder público y que han estado ligados desde hace tiempo a Movimiento Ciudadano. Esta indagación apunta hacia el enriquecimiento inexplicable de actores políticos aliados a la refundación (con r minúscula) y que operan en contra de la 4T.

El resultado de esta revisión –que podría involucrar a empresarios y funcionarios de alto rango- explotará el año que viene y se convertirá, si es que antes no se traviesa una bomba mediática, en una de las noticias más escandalosas que habremos de atestiguar. Por ahora, lo único que puedo adelantar es que en dicho análisis también aparecen nombres y apellidos de los ámbitos judicial y académico.

A todo esto, hay que agregar que en Palacio Nacional cae como patada de mula, cada vez que el huésped de Casa Jalisco arenga a distintos sectores productivos para combatir las decisiones del Centro.

Pero bueno, más allá de la batalla que libran en la arena político-electoral, lo peor es que el gobierno federal le está dando al estatal el pretexto perfecto para justificar su pésimo desempeño en los temas relativos a la seguridad pública, salud e infraestructura, por citar algunos rubros.

Así pues, lo más seguro es que durante el 2020, el enfado de Andrés Manuel con Enrique Alfaro, nos pegará de manera dolorosa e inevitable.

Óscar Ábrego

El pasado mes de agosto se le hizo llegar al presidente un amplio informe sobre la licitación del negociazo denominado “A toda máquina”. Cuando se le explicó los detalles del proceso, así como del contexto en que se otorgó el contrato de más de 3 mil 600 millones de pesos a uno de los amigos de Enrique Alfaro, su semblante se endureció y su reacción –según me confían- fue la de un disgusto pocas veces observado en él.

A partir de ese momento empeoró la relación de Andrés Manuel con el gobernador. De acuerdo a la información que se me ha compartido, la instrucción fue la siguiente: al gobierno de Jalisco hay que tratarlo de modo institucional, no preferencial.

Por más que lo niegue, es claro que López Obrador quiere demostrar que de nuevo marcó distancia con el mandatario estatal. El recorte presupuestal de la federación (aprobado por la cámara baja) por 3 mil 500 millones de pesos a nuestra entidad para el próximo año, es muestra de ello y está íntimamente relacionado con la manera en que la administración anaranjada proyecta sus prioridades. Y es que en la Secretaría de Hacienda hay serias sospechas de que detrás de las obras estelares que se promueven en el actual sexenio, se esconden jugosas ganancias para grupos industriales afines al alfarismo.

Por eso es preciso señalar que la disminución financiera a Jalisco tiene que ver con dos variables que nos afectarán aún más a los ciudadanos. Uno, a la ausencia de un plan orientado más programas de beneficio social; y dos, a la falta de un cabildeo más político y menos colérico.

Pero no sólo es eso, la incomodidad de López Obrador con respecto al ingeniero Alfaro Ramírez (que se evidenció hace días en Mexquitic) obedece también a más asuntos, por cierto, uno muy delicado.

Una fuente me confirma que la Unidad de Inteligencia Financiera abrió una investigación a personajes de la esfera del poder público y que han estado ligados desde hace tiempo a Movimiento Ciudadano. Esta indagación apunta hacia el enriquecimiento inexplicable de actores políticos aliados a la refundación (con r minúscula) y que operan en contra de la 4T.

El resultado de esta revisión –que podría involucrar a empresarios y funcionarios de alto rango- explotará el año que viene y se convertirá, si es que antes no se traviesa una bomba mediática, en una de las noticias más escandalosas que habremos de atestiguar. Por ahora, lo único que puedo adelantar es que en dicho análisis también aparecen nombres y apellidos de los ámbitos judicial y académico.

A todo esto, hay que agregar que en Palacio Nacional cae como patada de mula, cada vez que el huésped de Casa Jalisco arenga a distintos sectores productivos para combatir las decisiones del Centro.

Pero bueno, más allá de la batalla que libran en la arena político-electoral, lo peor es que el gobierno federal le está dando al estatal el pretexto perfecto para justificar su pésimo desempeño en los temas relativos a la seguridad pública, salud e infraestructura, por citar algunos rubros.

Así pues, lo más seguro es que durante el 2020, el enfado de Andrés Manuel con Enrique Alfaro, nos pegará de manera dolorosa e inevitable.