/ miércoles 15 de abril de 2020

Desprecio de 4T a Gob locales arriesga pacto fiscal

Desde su llegada al poder, López Obrador dejó en claro que su visión de la presidencia es monárquica, más que republicana. Al declarar que nadie debe ganar más que el presidente, evidenció que en su visión de gobierno consideraba en la cúspide del poder y las decisiones, al presidente de la República, basado en el viejo sistema presidencial unipartidista, donde el Ejecutivo Federal controlaba a los otros dos poderes, mediante sus facultades metaconstitucionales que le alcanzaban para decidir la suerte de los gobernadores, solicitando hasta la renuncia de ellos, a discreción de la voluntad de “su majestad” el Presidente.

Así lo hizo Salinas con Guillermo Cosío y así lo quiso hacer Zedillo, con Madrazo, ordenando su renuncia al gobierno de Tabasco para favorecer a López Obrador, para ese efecto envió, al entonces Secretario de Gobernación Esteban Moctezuma Barragán, hoy secretario de Educación – desde ahí la amistad de ambos hoy – ese modelo se pensó, había quedado sepultado con el cambio de Partido de Fox por PAN y, que ya no sería lo mismo con MORENA, porque “no son iguales” – dicen – pero la visión es la misma, no ha cambiado, regresamos al repudiado modelo, pero con otras siglas, MORENA.

Ante la crisis económica que se vislumbra, la testarudez de Obrador de continuar con sus obras emblemáticas y su política proselitista electorera, aún a costa de la vida y la supervivencia económica de los mexicanos, los gobernadores de diversos estados, han dado muestras de estar decididos y en condiciones de resolver los problemas de sus pueblos en sus localidades, que evidentemente no preocupan al poder ejecutivo federal. Gobernadores como Enrique Alfaro de Jalisco, Javier Corral de Chihuahua, Jaime Rodríguez de Nuevo León, Miguel Riquelme de Coahuila, más los que se sumen. Cumplen, así con su responsabilidad histórica en el momento de contingencia cuando la Patria, más los necesita.

Han denunciado que la recaudación fiscal federal beneficia a quienes discrecionalmente – caprichosamente – el Ejecutivo Federal les distribuye sus favores económicos unilateralmente, porque controla la recaudación Federal y al poder Legislativo federal, en algunos casos a los legislativos Estatales.

El presidente ha llegado más allá, ha estirado la liga hasta reventarla, sus erráticas decisiones han puesto a la República en el mayor riesgo de rompimiento y rebelión justificada de los Estados, con la diferencia de la época juarista, cuya unidad estuvo amenazada por gobiernos extranjeros pero con la solidez moral, unidad y liderazgo, que el gobierno actual no tiene, por su empeño en confrontar y dividir a los mexicanos.

La contingencia económica coloca a los pequeños empresarios, comerciantes y en general negocios cuyo número de trabajadores no llega a más de 10 o 20. Que tienen que sostener su nomina sin recibir ingresos y que el gobierno les exige pago de impuestos para repartirlos clientelarmente, contrario a un criterio de sobrevivencia de la planta productiva, ellos no han pedido mucho, solo tiempo para cumplir con sus obligaciones, no piden condonación, pero como ello, pega en el eje motriz de un gobierno fincado en las dadivas populistas, enmascaradas en el “bienestar social” ignorando intencionalmente el origen de los recursos que obtiene del sector productivo. La 4T No entiende que los contribuyentes – y los mexicanos – ya no están dispuestos a pagar impuestos para que se despilfarren.

sadot16@hotmail.com

@EduardoSadot

Desde su llegada al poder, López Obrador dejó en claro que su visión de la presidencia es monárquica, más que republicana. Al declarar que nadie debe ganar más que el presidente, evidenció que en su visión de gobierno consideraba en la cúspide del poder y las decisiones, al presidente de la República, basado en el viejo sistema presidencial unipartidista, donde el Ejecutivo Federal controlaba a los otros dos poderes, mediante sus facultades metaconstitucionales que le alcanzaban para decidir la suerte de los gobernadores, solicitando hasta la renuncia de ellos, a discreción de la voluntad de “su majestad” el Presidente.

Así lo hizo Salinas con Guillermo Cosío y así lo quiso hacer Zedillo, con Madrazo, ordenando su renuncia al gobierno de Tabasco para favorecer a López Obrador, para ese efecto envió, al entonces Secretario de Gobernación Esteban Moctezuma Barragán, hoy secretario de Educación – desde ahí la amistad de ambos hoy – ese modelo se pensó, había quedado sepultado con el cambio de Partido de Fox por PAN y, que ya no sería lo mismo con MORENA, porque “no son iguales” – dicen – pero la visión es la misma, no ha cambiado, regresamos al repudiado modelo, pero con otras siglas, MORENA.

Ante la crisis económica que se vislumbra, la testarudez de Obrador de continuar con sus obras emblemáticas y su política proselitista electorera, aún a costa de la vida y la supervivencia económica de los mexicanos, los gobernadores de diversos estados, han dado muestras de estar decididos y en condiciones de resolver los problemas de sus pueblos en sus localidades, que evidentemente no preocupan al poder ejecutivo federal. Gobernadores como Enrique Alfaro de Jalisco, Javier Corral de Chihuahua, Jaime Rodríguez de Nuevo León, Miguel Riquelme de Coahuila, más los que se sumen. Cumplen, así con su responsabilidad histórica en el momento de contingencia cuando la Patria, más los necesita.

Han denunciado que la recaudación fiscal federal beneficia a quienes discrecionalmente – caprichosamente – el Ejecutivo Federal les distribuye sus favores económicos unilateralmente, porque controla la recaudación Federal y al poder Legislativo federal, en algunos casos a los legislativos Estatales.

El presidente ha llegado más allá, ha estirado la liga hasta reventarla, sus erráticas decisiones han puesto a la República en el mayor riesgo de rompimiento y rebelión justificada de los Estados, con la diferencia de la época juarista, cuya unidad estuvo amenazada por gobiernos extranjeros pero con la solidez moral, unidad y liderazgo, que el gobierno actual no tiene, por su empeño en confrontar y dividir a los mexicanos.

La contingencia económica coloca a los pequeños empresarios, comerciantes y en general negocios cuyo número de trabajadores no llega a más de 10 o 20. Que tienen que sostener su nomina sin recibir ingresos y que el gobierno les exige pago de impuestos para repartirlos clientelarmente, contrario a un criterio de sobrevivencia de la planta productiva, ellos no han pedido mucho, solo tiempo para cumplir con sus obligaciones, no piden condonación, pero como ello, pega en el eje motriz de un gobierno fincado en las dadivas populistas, enmascaradas en el “bienestar social” ignorando intencionalmente el origen de los recursos que obtiene del sector productivo. La 4T No entiende que los contribuyentes – y los mexicanos – ya no están dispuestos a pagar impuestos para que se despilfarren.

sadot16@hotmail.com

@EduardoSadot