/ lunes 4 de julio de 2022

Desde mi óptica | Ahora entiendo


El ajedrez es un juego-ciencia que favorece el ejercicio y desarrollo de varias habilidades mentales además de la formación del pensamiento científico, ya que quienes lo juegan se someten a una constante puesta a prueba de hipótesis que deben verificar o descartar, este juego, considerado como un deporte por el Comité Olímpico Internacional, fomenta los aspectos intelectuales y recreativos a la vez que favorece la socialización y el respeto por las pautas y normas entre quienes lo practican.

Muchos estudios, incluso psicológicos, han demostrado como después de un tiempo jugando sistemáticamente ajedrez puede elevarse el Coeficiente Intelectual (CI) de una persona, además de mejorar la capacidad para resolver problemas, las habilidades lectoras, de lenguaje, matemáticas y de memorización.

Por si fuera poco, la práctica del ajedrez también favorece el desarrollo de la creatividad y originalidad, ayudando a las personas e tomar decisiones más precisas y rápidas en los momentos en que están bajo presión. También se ha demostrado que la práctica frecuente ayuda a los estudiantes a mejorar sus notas y favorece la concentración.

Ahora bien, en el año 934, aparece la leyenda árabe de Al-Masudi, que atribuye la paternidad del juego al sabio Sissa ben Dahir. Cuenta que este, deseoso de distraer a su soberano, aquejado de un profundo aburrimiento, concibió el ajedrez. Los persas lo llamaron Shatranj: compuesto de la palabra sha(rey), de donde se dijo sha-mat que significa jaque mate, es decir, el rey está muerto En Persia conocieron este juego los árabes, que lo introdujeron en España hacia el año 1000.

Cuáles son las piezas, su acomodo y función en este singular juego de meza. El rey es el más importante de las piezas y el objetivo del oponente es dar jaque mate a esta pieza; la dama conocida también como la reina, es la pieza del ajedrez más poderosa, ya que se desplaza por todos lados; la torre, es la que, en unión con otra(torre), se ubican en el flanco de la reina y otra en el flanco del rey, estás dos piezas tan importantes se ubican en las esquinas del tablero para desplazarse, al igual que la reina, por todos lados; el caballo, en este caso, existen dos caballos que se ubican en el flanco de la reina y el otro en el flanco del rey dada su importancia de acomodo puede saltar a otras y, así, esquivarlas ya que le permite moverse por todos lados y capturar a las piezas del ajedrez del oponente; el alfil, aunque para los efectos de la partida carece de mucho valor, también es importante ya que puede moverse en forma diagonal y cubrir mejor la partida para lograr el éxito; el peón, tiene una función primordial de trabajar en equipo para capturar las pizas del oponente ya que se mueve en diagonal, ya sea a la derecha o a la izquierda.

En otro orden de ideas, estudios psicológicos actuales indican que, el ajedrez, ese misterioso juego que interpela la inteligencia y la pasión de los hombres, ha provocado las reflexiones sobre las metáforas esenciales que atraviesan el tiempo. La metáfora más evidente, la que está en la superficie, pero no la menos desconcertante, es la guerra. Una guerra que, como las cosas importantes de la vida, no se gana de manera directa. El rey enemigo no se come. Al rey se le da jaque mate, que ya es algo más complejo como concepto. Siempre el planteo del enigma es más interesante que la solución.

Finalmente, el ajedrez puede ser visto como un juego que puede aplicarse en conceptos de la vida diaria y de un país ya que se puede asimilar al arte, al pensamiento científico, a la política, la guerra e incluso a la muerte, desde luego que, no debe olvidarse que este juego tan inofensivo, mejora las habilidades cognitivas de las personas ya que entre la importancia de los trebejos (piezas) en una partida se utilizan estrategias para asumir conflictos políticos, económicos, culturales, comerciales, internacionales y que el producto del ingenio humano también ha incidido en bien de la humanidad.

José Roque Albín Huerta.

Rector general del Centro Universitario Uteg.

joséroque@uteg.edu.mx


El ajedrez es un juego-ciencia que favorece el ejercicio y desarrollo de varias habilidades mentales además de la formación del pensamiento científico, ya que quienes lo juegan se someten a una constante puesta a prueba de hipótesis que deben verificar o descartar, este juego, considerado como un deporte por el Comité Olímpico Internacional, fomenta los aspectos intelectuales y recreativos a la vez que favorece la socialización y el respeto por las pautas y normas entre quienes lo practican.

Muchos estudios, incluso psicológicos, han demostrado como después de un tiempo jugando sistemáticamente ajedrez puede elevarse el Coeficiente Intelectual (CI) de una persona, además de mejorar la capacidad para resolver problemas, las habilidades lectoras, de lenguaje, matemáticas y de memorización.

Por si fuera poco, la práctica del ajedrez también favorece el desarrollo de la creatividad y originalidad, ayudando a las personas e tomar decisiones más precisas y rápidas en los momentos en que están bajo presión. También se ha demostrado que la práctica frecuente ayuda a los estudiantes a mejorar sus notas y favorece la concentración.

Ahora bien, en el año 934, aparece la leyenda árabe de Al-Masudi, que atribuye la paternidad del juego al sabio Sissa ben Dahir. Cuenta que este, deseoso de distraer a su soberano, aquejado de un profundo aburrimiento, concibió el ajedrez. Los persas lo llamaron Shatranj: compuesto de la palabra sha(rey), de donde se dijo sha-mat que significa jaque mate, es decir, el rey está muerto En Persia conocieron este juego los árabes, que lo introdujeron en España hacia el año 1000.

Cuáles son las piezas, su acomodo y función en este singular juego de meza. El rey es el más importante de las piezas y el objetivo del oponente es dar jaque mate a esta pieza; la dama conocida también como la reina, es la pieza del ajedrez más poderosa, ya que se desplaza por todos lados; la torre, es la que, en unión con otra(torre), se ubican en el flanco de la reina y otra en el flanco del rey, estás dos piezas tan importantes se ubican en las esquinas del tablero para desplazarse, al igual que la reina, por todos lados; el caballo, en este caso, existen dos caballos que se ubican en el flanco de la reina y el otro en el flanco del rey dada su importancia de acomodo puede saltar a otras y, así, esquivarlas ya que le permite moverse por todos lados y capturar a las piezas del ajedrez del oponente; el alfil, aunque para los efectos de la partida carece de mucho valor, también es importante ya que puede moverse en forma diagonal y cubrir mejor la partida para lograr el éxito; el peón, tiene una función primordial de trabajar en equipo para capturar las pizas del oponente ya que se mueve en diagonal, ya sea a la derecha o a la izquierda.

En otro orden de ideas, estudios psicológicos actuales indican que, el ajedrez, ese misterioso juego que interpela la inteligencia y la pasión de los hombres, ha provocado las reflexiones sobre las metáforas esenciales que atraviesan el tiempo. La metáfora más evidente, la que está en la superficie, pero no la menos desconcertante, es la guerra. Una guerra que, como las cosas importantes de la vida, no se gana de manera directa. El rey enemigo no se come. Al rey se le da jaque mate, que ya es algo más complejo como concepto. Siempre el planteo del enigma es más interesante que la solución.

Finalmente, el ajedrez puede ser visto como un juego que puede aplicarse en conceptos de la vida diaria y de un país ya que se puede asimilar al arte, al pensamiento científico, a la política, la guerra e incluso a la muerte, desde luego que, no debe olvidarse que este juego tan inofensivo, mejora las habilidades cognitivas de las personas ya que entre la importancia de los trebejos (piezas) en una partida se utilizan estrategias para asumir conflictos políticos, económicos, culturales, comerciales, internacionales y que el producto del ingenio humano también ha incidido en bien de la humanidad.

José Roque Albín Huerta.

Rector general del Centro Universitario Uteg.

joséroque@uteg.edu.mx