Hace varias semanas salió a la luz pública el escándalo de Félix Salgado Macedonio, candidato de Morena a la Gubernatura del Estado de Guerrero y a quien se le acusa de violación y acoso sexual de varias mujeres. Lo que detonó la molestia de la mayoría de las mujeres, que han estado pidiendo al presidente de México su intervención para que rompiera el pacto patriarcal, y evitar la postulación de una persona que ha ejercido varios tipos de violencia en contra de mujeres.
Ante estos reclamos válidos, es evidente que desde el presidente hasta el propio partido morena pareciera que no quieren escuchar, es más, han intentado victimizar al victimario, utilizando la demagogia a favor de su candidato y no a favor de las verdaderas víctimas, como sucedió éste 8 de marzo en el mero día internacional de la mujer, en el que se prefirió proteger al Palacio Nacional de las Mujeres. Y la reflexión aquí es ¿A las mujeres quien las protege y quien les garantiza su seguridad?
Desde el inicio del gobierno de la 4ta transformación, en palabras del propio AMLO ha minimizado principalmente la violencia en contra de las mujeres, saliéndose siempre a pregunta expresa por la tangente, desde luego, éstas omisiones del primer mandatario provocan un ambiente de impunidad e indignación en estos casos.
El colmo del cinismo en este caso concreto, aconteció exactamente día 8 de marzo, a través de un mensaje de Twiter de Salgado Macedonio en el que se atrevió a escribir: “Mi respeto y admiración a las mujeres de nuestro estado, México y todo el mundo...! Que vivan las mujeres!”.
Siendo empático y tratando de ponerme en el lugar de cualquier mujer, me pregunto: ¿qué pensarán y sentirán las mujeres que han sufrido un agravio sexual por un hombre que después se atreve a mandar cínica y públicamente un mensaje como este?
Lo que está sucediendo en nuestro país lastimosamente agrede la dignidad, inteligencia, paciencia y sentimientos de todas y todos los mexicanos. La demagogia y cinismo pueden llevarnos a un camino que ninguno desearíamos. Pareciera que vamos en sentido contrario en las políticas públicas, legislación, que la mayoría de los países del mundo.
Ojalá reaccionemos y reitero, participemos activamente cada vez más como ciudadanos en la vida pública de nuestro país, estado, ciudad e incluso de nuestra comunidad, para que esta situación cambie y lograr una sociedad más madura, justa y equitativa.
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