El sistema de transporte BRT, utilizado en el sistema del Macrobús que corre por la calzada Independencia y en Mi Macro que va por Periférico, es un modelo que tiende a agotarse y muy probablemente en el 2040 tendremos que pensar en más y nuevas opciones.
Así lo sentencia el urbanista Roberto Remes, que además advierte que el futuro del transporte público en Guadalajara dependerá del ánimo de los políticos y en igual medida de las necesidades que se tengan de aquí al año 2040, tiempo en que será necesario construir al menos otra tres líneas de transporte para lograr interconectar a la mayor parte de la ciudad y el área metropolitana.
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A pregunta de si el futuro del transporte público será el de las unidades articuladas y acorde a la realidad de cada zona, señaló que en el corto plazo sí, pero, aclara, eso dependerá de muchos factores el que se pueda continuar, sobre todo hacia el oriente de la ciudad, pero apercibe que el esquema tiene su tiempo contado.
“Yo creo que el modelo del BRT tiende a agotarse, en buena medida porque las implementaciones también cuestan trabajo, porque no todos los actores lo ven con los mismos ojos, mientras que unos llegan a la conclusión de que es lo necesario, finalmente se tendría muchísimas avenidas en donde pueda hacerse este tipo de proyectos, pero también sería un impacto sobre la capacidad vial”.
Los BRT requieren de carriles exclusivos o confinados y hacerlos sobre vías rápidas o que mueven demasiados vehículos, reduce espacio a éstos últimos. En los dos casos de Jalisco se construyó en los carriles centrales, ocupó tres y sobre avenidas importantes como la calzada Independencia y el Periférico.
Roberto Remes agregó: “En cuanto a impacto vial se debe considerar que se al establecer el carril exclusivo de circulación, se le quita al resto del transporte, es decir autos particulares, de alquiler, taxis, motocicletas y bicicletas, que en ocasiones como sucedió en la Calzada Independencia, la circulación se torna caótica debido a varios factores, pero en especial por la falta de espacio para desplazarse”.
En ese sentido dijo que “hay cierta resistencia de los usuarios del automóvil, tiene alta resistencia de las propias autoridades porque dicen por qué hago esto, porque lo ordené aquí y en el caso de la Ciudad de México se hace un trolebús elevado que no tendría que ser elevado, pero es porque no quisieron llevar toda la negociación de hacerlo a nivel de piso y dijeron se va a ver mejor, pero se llevó el recursos de dos líneas, en tan sólo siete kilómetros se llevaron los recursos de 40 kilómetros y lo que terminó dominando fue la política”.
En el caso de Guadalajara dijo que se esperaría que se pueda abarcar todos los municipios metropolitanos en los próximos 20 años, más o menos construyendo una línea de tren cada seis años o cada ocho años, y al mismo tiempo aprovechar la red de avenidas, sobre todo las que se tienen del lado poniente que ya existen para atender con buenos servicios a la zona metropolitana de Guadalajara. Pero ciertamente la limitante del lado oriente es muy acotada.
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“En la toma de decisiones que yo interpreto que hace la autoridad local, está eso de que no quitan el interés de tener un servicio de calidad y ahorita ya con cinco líneas, las tres eléctricas y las de macrobús, muy rápidamente se puede expandir esta cobertura y con un plan adecuado seguramente se podría complementar el acceso de los habitantes de la zona metropolitana al transporte público masivo”, indicó.
Y es que hay más opciones, todo un abanico de opciones tecnológicas para atender este tipo de proyectos.
Todo este panorama puede hacer que se abran las puertas para incentivar a dejar el automóvil, pero todavía hay “huecos” sin llenar y refirió un caso concreto: “Hoy en día si no hay una cobertura plena, muchos se quedan fuera, hay zonas como Chapalita que no hay nada y se tiene que tomar un vehículo porque no hay macro ni tren y seguramente es parte de la vida de muchos habitantes de esa zona”.
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