/ lunes 4 de diciembre de 2023

Samuel García 2


Hoy por hoy, Nuevo León ha superado una crisis de gobernabilidad extrema. Luis Enrique Orozco, renunció a la gubernatura interina para permitir que Samuel García retome su cargo como gobernador, el cual había interrumpido por su licencia al cargo para participar como precandidato a presidente de México por Movimiento Ciudadano. Solo unos días, duro su entusiasmo, su sprint por meterse a la pelea a ritmo de competencia. Alcanzó a visitar Jalisco, la FIL, a pegar algunas calcas, a colocar anuncios espectaculares y a consumir gran parte del tope de precampaña fiscalizable para su partido, movimiento ciudadano. También logró generar una expresión de compra de tenis fosfo fosfo e incluso a despertar curiosidad y simpatía entre el amplio segmento juvenil de México, que se sintieron representados por un aspirante joven, fresco, aderezado por el adjetivo “nuevo”.

El compromiso con los ciudadanos de Nuevo León que lo votaron y eligieron, apenas estaba agarrando fuerza, pues transcurría apenas la primera parte de su sexenio, calificado y comentado por las dos grandes crisis que enfrentó: la del agua y la de la inseguridad. Regresar es cumplir el compromiso de priorizarlos ante su ambición personal, frente a sus intereses partidistas y de grupo político. También es una manifestación de temor a enfrentar una entrega recepción anticipada, una fiscalización extrema y una rendición de cuentas no amigable. Hay que entender que Samuel gobierna, pero enfrente topa con una oposición combativa, herida, resentida y aún pujante, que hace las veces de contrapeso y somete al poder sin tregua ni concesión alguna.

En política la forma es fondo. El episodio efímero será relatado como un error, como un acto precipitado de un Samuel impetuoso, irreflexivo, que calculó y midió mal sus escenarios posibles y que ambiciono la postulación sin condiciones internas de gobernabilidad interior, que reveló la fragilidad de los acuerdos políticos de un nobel gobernante, joven, impetuoso, necesitado de experiencia, mayor capacidad y oficio político. Poco duro su gusto y el deterioro a su imagen es un saldo rojo, así como también lo es la nueva polarización y el relato urbano que descalifica y juzga con severidad al nuevo de Nuevo León y que deja un daño a la imagen del partido que deberá con prisas, reinventar la situación, modificar la narrativa, recomponer el andar y postular a un nuevo exponente, mujer u hombre, que prosiga con la precampaña y aparezca en la boleta electoral de cara a la elección del 2 de junio próximo.

En política no hay muertos ni caídos en desgracia eternos. El mal paso se ira olvidando, quedará en el anecdotario estatal registrado como una salida en falso, una novatada, un error de cálculo de consecuencias graves, con la repercusión negativa que durará lo que le queda a su periodo de gobierno, marcándolo con tinta indeleble en su paso como gobernador. En conclusión, queda en evidencia que Nuevo León es un estado difícil de gobernar. Como prueba, la memoria de que los exgobernadores al dejar su cargo no han vuelto a brillar ni a destacar en la vida pública del país. También es claro que el electorado mexicano es receptivo a una oferta joven, disruptiva, fresca y social, que es el segmento hacia el que apuntó Samuel y hoy queda potencialmente receptivo a otras opciones. Por último, que enfrentamos un proceso electoral sobre regulado, complejo, que ha puesto énfasis en la fiscalización y en el respeto a la ley, situación que descarriló a Samuel y puede hacer lo mismo con otros aspirantes a cargos de elección popular, púes la campaña es compleja y no es como antes, que violaban la ley y no pasaba nada. Ahora, la ley impera y esa lección es para todos.

www.youtube.com/c/carlosanguianoz


Hoy por hoy, Nuevo León ha superado una crisis de gobernabilidad extrema. Luis Enrique Orozco, renunció a la gubernatura interina para permitir que Samuel García retome su cargo como gobernador, el cual había interrumpido por su licencia al cargo para participar como precandidato a presidente de México por Movimiento Ciudadano. Solo unos días, duro su entusiasmo, su sprint por meterse a la pelea a ritmo de competencia. Alcanzó a visitar Jalisco, la FIL, a pegar algunas calcas, a colocar anuncios espectaculares y a consumir gran parte del tope de precampaña fiscalizable para su partido, movimiento ciudadano. También logró generar una expresión de compra de tenis fosfo fosfo e incluso a despertar curiosidad y simpatía entre el amplio segmento juvenil de México, que se sintieron representados por un aspirante joven, fresco, aderezado por el adjetivo “nuevo”.

El compromiso con los ciudadanos de Nuevo León que lo votaron y eligieron, apenas estaba agarrando fuerza, pues transcurría apenas la primera parte de su sexenio, calificado y comentado por las dos grandes crisis que enfrentó: la del agua y la de la inseguridad. Regresar es cumplir el compromiso de priorizarlos ante su ambición personal, frente a sus intereses partidistas y de grupo político. También es una manifestación de temor a enfrentar una entrega recepción anticipada, una fiscalización extrema y una rendición de cuentas no amigable. Hay que entender que Samuel gobierna, pero enfrente topa con una oposición combativa, herida, resentida y aún pujante, que hace las veces de contrapeso y somete al poder sin tregua ni concesión alguna.

En política la forma es fondo. El episodio efímero será relatado como un error, como un acto precipitado de un Samuel impetuoso, irreflexivo, que calculó y midió mal sus escenarios posibles y que ambiciono la postulación sin condiciones internas de gobernabilidad interior, que reveló la fragilidad de los acuerdos políticos de un nobel gobernante, joven, impetuoso, necesitado de experiencia, mayor capacidad y oficio político. Poco duro su gusto y el deterioro a su imagen es un saldo rojo, así como también lo es la nueva polarización y el relato urbano que descalifica y juzga con severidad al nuevo de Nuevo León y que deja un daño a la imagen del partido que deberá con prisas, reinventar la situación, modificar la narrativa, recomponer el andar y postular a un nuevo exponente, mujer u hombre, que prosiga con la precampaña y aparezca en la boleta electoral de cara a la elección del 2 de junio próximo.

En política no hay muertos ni caídos en desgracia eternos. El mal paso se ira olvidando, quedará en el anecdotario estatal registrado como una salida en falso, una novatada, un error de cálculo de consecuencias graves, con la repercusión negativa que durará lo que le queda a su periodo de gobierno, marcándolo con tinta indeleble en su paso como gobernador. En conclusión, queda en evidencia que Nuevo León es un estado difícil de gobernar. Como prueba, la memoria de que los exgobernadores al dejar su cargo no han vuelto a brillar ni a destacar en la vida pública del país. También es claro que el electorado mexicano es receptivo a una oferta joven, disruptiva, fresca y social, que es el segmento hacia el que apuntó Samuel y hoy queda potencialmente receptivo a otras opciones. Por último, que enfrentamos un proceso electoral sobre regulado, complejo, que ha puesto énfasis en la fiscalización y en el respeto a la ley, situación que descarriló a Samuel y puede hacer lo mismo con otros aspirantes a cargos de elección popular, púes la campaña es compleja y no es como antes, que violaban la ley y no pasaba nada. Ahora, la ley impera y esa lección es para todos.

www.youtube.com/c/carlosanguianoz