/ lunes 8 de enero de 2024

Las obras inconclusas


Tanta es el ansia de reconocimiento y el afán de trascender, que la presidencia de la República precipita las inauguraciones de sus obras, con una política para bobos muy rústica, y dando pie a que sus acérrimos críticos se regodeen de los actos ridículos del jefe del ejecutivo federal al “entregar al pueblo” obras no terminadas.

Los casos de la Refinería de Dos Bocas Tabasco, el Tren Militar del Sureste (Tren Maya) son vergonzosos. La primera aun no refina y el segundo con estaciones no terminadas, recorridos irregulares, con una vista deprimente en medio de una selva devastada y con desechos de construcción a lo largo y ancho del trayecto, estaciones vacías que no tienen servicios concluidos, un vetusto sistema univía, en el que hay que esperar como en los viejos tiempos, a que pase el tren que viene en sentido contrario para poder continuar nuestro camino y un sistema bastante rudimentario para el cobro y expedición de boletos.

Lo mismo sucedió con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, de Santa Lucía, que se tuvo que abrir el 21 de marzo de 2022 porque fue la fecha que se le ocurrió al presidente, para rendirle un homenaje a su ídolo el Presidente Benito Juárez y últimamente con la Mega-Farmacia de Huehuetoca que dizque tiene medicamentos de todo el mundo y se los hacen llegar al enfermo en un tiempo máximo de 48 horas cosa que es completamente falsa.

El punto central, es una interrogante simple: ¿Qué necesidad tiene el presidente de mentir cotidianamente y estar inaugurando obras no terminadas, no concluidas como los casos ya relatados, o el Tren de la Ciudad de México a Toluca o la Presa de “El Cuchillo”?

Está más que claro que el presidente López Obrador no tiene buenos asesores, además es de sentido común no andar cortando listones para poner en marcha obras que no están concluidas. Mas de alguno de sus asesores o asistentes debiera decirle al presidente que frente al aparente combustible electoral en materia de votos por los bobos que se las creen, está la pérdida del respeto a su propia investidura por andar haciendo el ridículo cada vez que anda en las fantochadas de inaugurar obras que están en proceso.

La presidencia de la república, en lugar de ser respetada, es blanco de sátiras, burlas, ironías y una crítica absoluta por lo que hace y por lo que no hace y el jefe de la administración pública federal pierde el control y su dignidad y se convierte en bravucón de barrio, retando a sus supuestos adversarios y burlándose de ellos en un ejercicio corrompido del poder público faltando él mismo el respeto a su propia investidura. El presidente debiera ser más prudente, más juicioso, más inteligente.

Los próximos cinco meses tendremos más circo con eso de la entrega de obras sin concluir, y otras más ocurrencias que surjan de Palacio Nacional; lo que me preocupa es que el presidente cambie de idea, como suele sucederle con frecuencia y en lugar de pensar en ser como Benito Juárez, se le ocurra ser como Antonio López de Santa Anna, y vía reforma constitucional, prolongue su presidencia por tiempo indefinido. Dios nos libre.


Tanta es el ansia de reconocimiento y el afán de trascender, que la presidencia de la República precipita las inauguraciones de sus obras, con una política para bobos muy rústica, y dando pie a que sus acérrimos críticos se regodeen de los actos ridículos del jefe del ejecutivo federal al “entregar al pueblo” obras no terminadas.

Los casos de la Refinería de Dos Bocas Tabasco, el Tren Militar del Sureste (Tren Maya) son vergonzosos. La primera aun no refina y el segundo con estaciones no terminadas, recorridos irregulares, con una vista deprimente en medio de una selva devastada y con desechos de construcción a lo largo y ancho del trayecto, estaciones vacías que no tienen servicios concluidos, un vetusto sistema univía, en el que hay que esperar como en los viejos tiempos, a que pase el tren que viene en sentido contrario para poder continuar nuestro camino y un sistema bastante rudimentario para el cobro y expedición de boletos.

Lo mismo sucedió con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, de Santa Lucía, que se tuvo que abrir el 21 de marzo de 2022 porque fue la fecha que se le ocurrió al presidente, para rendirle un homenaje a su ídolo el Presidente Benito Juárez y últimamente con la Mega-Farmacia de Huehuetoca que dizque tiene medicamentos de todo el mundo y se los hacen llegar al enfermo en un tiempo máximo de 48 horas cosa que es completamente falsa.

El punto central, es una interrogante simple: ¿Qué necesidad tiene el presidente de mentir cotidianamente y estar inaugurando obras no terminadas, no concluidas como los casos ya relatados, o el Tren de la Ciudad de México a Toluca o la Presa de “El Cuchillo”?

Está más que claro que el presidente López Obrador no tiene buenos asesores, además es de sentido común no andar cortando listones para poner en marcha obras que no están concluidas. Mas de alguno de sus asesores o asistentes debiera decirle al presidente que frente al aparente combustible electoral en materia de votos por los bobos que se las creen, está la pérdida del respeto a su propia investidura por andar haciendo el ridículo cada vez que anda en las fantochadas de inaugurar obras que están en proceso.

La presidencia de la república, en lugar de ser respetada, es blanco de sátiras, burlas, ironías y una crítica absoluta por lo que hace y por lo que no hace y el jefe de la administración pública federal pierde el control y su dignidad y se convierte en bravucón de barrio, retando a sus supuestos adversarios y burlándose de ellos en un ejercicio corrompido del poder público faltando él mismo el respeto a su propia investidura. El presidente debiera ser más prudente, más juicioso, más inteligente.

Los próximos cinco meses tendremos más circo con eso de la entrega de obras sin concluir, y otras más ocurrencias que surjan de Palacio Nacional; lo que me preocupa es que el presidente cambie de idea, como suele sucederle con frecuencia y en lugar de pensar en ser como Benito Juárez, se le ocurra ser como Antonio López de Santa Anna, y vía reforma constitucional, prolongue su presidencia por tiempo indefinido. Dios nos libre.