Gladys Pérez
El día 13 de febrero la Cámara de Diputados aprobó un exhorto dirigido al Congreso de Jalisco en el cual solicita la abrogación de la eliminación del Instituto Jalisciense de las Mujeres (IJM), realizada el pasado 31 de enero en una sesión “de madruguete”, que tomó por sorpresa a colectivos y asociaciones que se oponen a esta medida. Sin embargo, el presidente de la Mesa Directiva de la Asamblea, Salvador Caro, desairó dicho exhorto señalando que la sugerencia de los legisladores federales es un “llamado a misa”, lo que quiere decir que puede ser ignorado.
Luego de su eliminación, diversos grupos parlamentarios se han pronunciado a favor de recuperar al Instituto ya que su estructura contaba con autonomía presupuestal, operativa y administrativa, lo que fortalecía al organismo y su accionar en favor de las mujeres. Por otro lado, la organización civil Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (Cladem) Jalisco está llevando a cabo una recolección de firmas con el fin de promover un amparo colectivo que termina el día 17 de febrero, en contra de su desaparición.
El IJM sigue tratando de sobrevivir. Y el disentimiento entre feministas, académicos y funcionarios del Gobierno prevalece. Lo que sin duda es un hecho, es que una de las pérdidas más importantes es efectivamente la autonomía con la que contaba el Instituto, misma que estaba alineada a estándares y normativas internacionales, además de que se contrapone a las recomendaciones del Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Un elemento central de que el IJM fuera un Organismo Público Descentralizado, era que precisamente contaba con la autonomía necesaria para ejercer acciones al margen de las muchas limitaciones con las que cuentan eventualmente las secretarías del Gabinete del Gobierno estatal.
Y a pesar de que se “eleve” a nivel de Subsecretaría dentro de la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres, las limitantes, sobre todo las políticas, que se tienen en el gabinete pueden significar un retroceso para la lucha por la igualdad de género en el estado a pesar de que se le otorgue más presupuesto.
Me parece que la ruta no era un cambio de estructura con un accionar de borrón y cuenta nueva. Lo que había que hacer era fortalecer al Instituto presupuestalmente y orientar los ejes del nuevo Gobierno hacia una transversalidad que permitiera que tanto las secretarías como el Instituto pudieran articular y orientar mejores políticas públicas de igualdad, respeto y no discriminación para las mujeres de Jalisco.
Finalmente, me parece que algo valioso de la medida de eliminar el IJM ha sido poner en el debate público la relevancia de los asuntos sensibles concernientes a las mujeres del estado. Por lo menos el reflector está aquí, con nosotras y lo que debemos seguir haciendo es exigir más y mejores resultados en un contexto de violencia, discriminación, desapariciones y feminicidios. Ya veremos si este último esfuerzo termina siendo una patada de ahogado o el respiro que vuelve a la vida a esta importante entidad.
Politóloga
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