/ martes 3 de mayo de 2022

El país de uno, el país de todos

México es un país que se puede seccionar desde diferentes perspectivas: por género, que comprende el masculino, femenino, y transgénero; por regiones, norte, sur, y sus sub-regiones, por niveles de ingreso donde la manera más común de caracterizarnos es por deciles de ingreso de mayor a menor, y dentro de las múltiples maneras de caracterizarnos yo quisiera incluir al empresario y a aquel que no lo es. Y esta última caracterización es importante para el fenómeno histórico que estamos viviendo donde mucho se habla de dos conceptos: el de inclusión, y el de polarización.

El primer concepto ha sido acuñado en todos los recientes temas de desarrollo, y tiene que ver con la premisa de que o incluimos a todos, hombres, mujeres, transgénero, a todas las regiones, a pobres y ricos, donde la ya legendaria frase de nuestro presidente “por el bien de México primero los pobres” es eje central de este movimiento inclusivo, o incluimos, decía yo a todas las caracterizaciones de nuestro México, o no hay manera de que encajemos en el concierto de las naciones en camino a desarrollo global que a. su vez nos incluya como país.

El segundo concepto, el de polarización, tiene que ver con algo que aparentemente estamos viviendo como sociedad. Y digo aparentemente porque se nos ha hecho creer que vivimos en un país donde por un lado estamos los empresarios y por otro están otras caracterizaciones como el gobierno, los pobres, los individuos.

Y esto no es cierto porque es imposible concebir a un país sin empresarios que pueda salir adelante con un Gobierno que pretenda resolver la pobreza sin nosotros. Lo que ha sucedido es que se ha estigmatizado a todos los empresarios a partir de unos cuantos que han buscado el bien individual por el bien común, mientras que la gran mayoría de nosotros sabemos que solo pensando en nuestros negocios como bien común, que favorece al empleo, al ingreso, y al bienestar de nuestros clientes, nos favorecemos a nosotros mismos. México tiene que ser, pues, un país incluyente de cada uno, para ser un país para todos.

México es un país que se puede seccionar desde diferentes perspectivas: por género, que comprende el masculino, femenino, y transgénero; por regiones, norte, sur, y sus sub-regiones, por niveles de ingreso donde la manera más común de caracterizarnos es por deciles de ingreso de mayor a menor, y dentro de las múltiples maneras de caracterizarnos yo quisiera incluir al empresario y a aquel que no lo es. Y esta última caracterización es importante para el fenómeno histórico que estamos viviendo donde mucho se habla de dos conceptos: el de inclusión, y el de polarización.

El primer concepto ha sido acuñado en todos los recientes temas de desarrollo, y tiene que ver con la premisa de que o incluimos a todos, hombres, mujeres, transgénero, a todas las regiones, a pobres y ricos, donde la ya legendaria frase de nuestro presidente “por el bien de México primero los pobres” es eje central de este movimiento inclusivo, o incluimos, decía yo a todas las caracterizaciones de nuestro México, o no hay manera de que encajemos en el concierto de las naciones en camino a desarrollo global que a. su vez nos incluya como país.

El segundo concepto, el de polarización, tiene que ver con algo que aparentemente estamos viviendo como sociedad. Y digo aparentemente porque se nos ha hecho creer que vivimos en un país donde por un lado estamos los empresarios y por otro están otras caracterizaciones como el gobierno, los pobres, los individuos.

Y esto no es cierto porque es imposible concebir a un país sin empresarios que pueda salir adelante con un Gobierno que pretenda resolver la pobreza sin nosotros. Lo que ha sucedido es que se ha estigmatizado a todos los empresarios a partir de unos cuantos que han buscado el bien individual por el bien común, mientras que la gran mayoría de nosotros sabemos que solo pensando en nuestros negocios como bien común, que favorece al empleo, al ingreso, y al bienestar de nuestros clientes, nos favorecemos a nosotros mismos. México tiene que ser, pues, un país incluyente de cada uno, para ser un país para todos.