La desgracia en la Universidad Tecnológica de Guadalajara (UTEG) se habría prevenido, si los padres de Gabriel Alejandro "G", lo hubieran llevado a recibir atención psicológica a tiempo, así lo señaló el titular del Sistema Penitenciario de Jalisco, José Antonio Pérez Juárez.
El funcionario asegura que Gabriel Alejandro tenía un rompimiento total con sus padres, aunque sí mantenía contacto con su hermano, de quien dependía económicamente al tener esa fractura familiar.
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Señaló que fue su hermano quien le mandó a un abogado para que lo defendiera, pero no se ha presentado físicamente al reclusorio para visitarlo.
"Más bien han buscado apoyarlo, procesarlo jurídicamente, es decir, si hay intención de defenderlo, pero no hay una cercanía de la familia con él. Al menos no se registra a nadie como visitas que tiene derecho él, sobre todo de entroncamiento directo".
Indicó que al menos su hermano sabía lo que estaba viviendo él, así como el peligro que corría la gente a su alrededor.
Actualmente Alejandro "G", está en aislamiento del resto de la población penitenciaria para evitar que pueda agredir a otros internos.
"El aislamiento es porque una persona en las condiciones psiquiátricas, de salud mental de él puede también agredir, puede entrar en un estado de desesperación, de ansiedad, porque es difícil que alguien lleve en la conciencia lo que él lleva y esté ajeno de tener una reacción de autoagresión".
Ante la posibilidad de que se autoagreda, la Dirección de Prevención y Reinserción Social, lo mantiene en vigilancia permanente desde el exterior de su celda, ya que derechos humanos no permite que se haga desde el interior.
Además por el diagnóstico psiquiátrico que tiene, le suministran medicamento controlado. Pérez Juárez fue claro al decir que hubo irresponsabilidad por parte de sus padres.
"Él era una persona con problemas psiquiátricos visibles, públicos (...) ese feminicidio, era evitable, porque es una persona que avisó lo que iba a hacer. Si bien es cierto, tenía dos años separado de sus padres, vivió 17 años bajo el cuidado, entre comillas, de atención de sus padres y que si efectivamente era un enfermo de salud, nunca lo sometieron a un tratamiento y nunca hicieron lo posible por alertar a los que estaban a su alrededor de que era peligroso".
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Dijo que en el momento en que se tengan que emitir una sentencia de su caso, tendría que dictaminarse su imputabilidad o inimputabilidad.
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El personal de las áreas de salud mental, psiquiatría y psicología del Reclusorio Metropolitano -que es donde se encuentra-, le realiza dos o tres entrevistas semanales para revisar cualquier evolución, cambio en su actitud.
