Uno de los mercados más emblemáticos de Guadalajara es el Mercado Corona, a donde miles de tapatíos y turistas llegan a diario para buscar algo qué comer o para hacer sus compras.
Desde los que venden comida preparada, como los taquitos al vapor tan populares o los imperdibles tacos dorados de pollo con salsa verde, crema y queso, hasta quienes acuden a las cremerías o fruterías para llevarse algo y preparar en casa, todos los días, prácticamente a cualquier hora ahí hay mucha gente.
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Sin embargo, algo de lo que se quejan los visitantes es de las escaleras eléctricas, pues generalmente están descompuestas las que deberían funcionar para bajar.
Sara es una mujer de 81 años que acude con frecuencia al centro. Ella llega en camión, pues por la calle de Santa Mónica pasa una ruta que la deja cerca de su casa, entonces le es muy práctico ir a hacer sus compras al Mercado Corona pero se cansa demasiado al momento de bajar las escaleras.
“Ya tengo mucho sin subir, siempre compro en las fruterías de aquí abajo, porque luego es complicado venir en las escaleras tantos pisos”, explicó la mujer, quien extraña los taquitos dorados que antes acostumbraba desayunar cuando iba al mercado pero a falta de escaleras funcionando prefiere no subir y se aguanta el antojo.
Como ella, prácticamente todos los comerciantes igualmente reprochan que las escaleras eléctricas no funcionan. Este domingo fallaron las que bajan y eso complicó que algunos clientes que compran en el tercer piso artículos de santería o recuerditos para bautizos y primeras comuniones tuvieran complicaciones al momento de bajar.
“Hace rato que yo iba subiendo me tocó ver a una señora que llevaba una bolsa como con veinte canastas, era una bolsa grande y la señora casi se cae en las escaleras”, explicó Rubén, comerciante del tercer piso del mercado, quien se dedica a vender canastas de carrizo.
Pese a ello, el mercado mantienen la vida que le caracteriza y en medio de todas las fallas, como los baños generalmente llenos y en algunas ocasiones descompuestos, a diario se llena de gente que acude a desayunar o a comer mientras escucha música en vivo por parte de músicos que buscan una propina luego de tocar canciones populares.
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