El fenómeno de la relocalización, conocido como nearshoring ha logrado más inversión extranjera directa para el país, pero no precisamente de nuevas empresas.
Así lo explicó Moisés Alarcón Osuna, académico de la Universidad de Guadalajara, quien detalló que en 2006 había alrededor de 800 empresas que realizaban inversión extranjera directa y a finales del año pasado eran cerca de 300.
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“Tenemos cadenas de valor automotrices y esas empresas automotrices siguen invirtiendo en México, pero no es que se estén instalando nuevas empresas dentro del territorio nacional y algo parecido sucede con Jalisco”.
Esto representa que hay empresas que se establecieron en Jalisco y amplían su inversión extranjera dentro del territorio, pero sin ser nuevas empresas.
“Hay un contraste aquí entre la narrativa del nearshore y lo que vemos en cifras”, agregó el experto, al dar a conocer que existen tres clasificaciones de inversión extranjera directa que son: inversión entre compañías, reinversión de utilidades y nuevas inversiones.
En ese sentido, dijo que anualmente México recibe entre 34 y 36 mil millones de dólares y según datos de la Secretaría de Economía, durante el 2020 las nuevas inversiones representaron el 24%, en 2021 el 43%, en 2022 el 50% y el año pasado cayeron al 13%.
Si se trata de reinversión de utilidades en 2020 fueron del 57%, en 2021 del 41%, en 2022 del 45% y en 2023 del 74%; en tanto que de las cuentas entre compañías para 2020 representaron el 19%, en 2021 el 16%, en 2022 el 5% y en 2023 el 13%.
“Jalisco recibe típicamente entre mil y dos mil millones de dólares de inversión extranjera directa y hay un cambio en la estructura y en Jalisco de nuevas inversiones es la tercera parte, al contrario de lo que sucede a nivel nacional”.
Esto, porque al igual que el estado de Querétaro, Jalisco destaca al ser una entidad no fronteriza con ubicación estratégica, mano de obra calificada e infraestructura.
Sin embargo, en la entidad son varios los desafíos y entre ellos destaca el costo laboral, la modernización de infraestructura, la formación de capital humano, la retención de trabajadores, la inseguridad, las finanzas públicas debilitadas e incluso el proceso electoral.