/ jueves 11 de enero de 2024

La Cultura de Paz, una Disyuntiva Paradigmática

Estamos enfrentando una crisis sanitaria y económica sui géneris que en vez de simplificar se complejiza cada vez más, sus impactos tocan ámbitos hasta entonces inimaginables, como modificar nuestra percepción de la realidad y sus formas de concebirla filosófica y epistemológicamente, creando nuevos paradigmas, que se pueden detectar en cambios desde leves a profundos en la forma de vivir y convivir, expresar, comunicar, problematizar y poder resolver. Entendiendo un paradigma como la constelación de valores, creencias, métodos, conceptos, que son aplicados en un tiempo y espacio determinados para definir y resolver básicamente problemáticas científicas y sociales.

Existen análisis que atienden esta crisis sanitaria en lo primario que salta a la vista, por lógica y evidente urgencia, pero delegan aspectos que inciden y revisten tal importancia, que es menester sumar a nuestras prioridades, pues ignorarlos podrían deteriorar aún más nuestra ahora frágil naturaleza. ¿Qué debemos añadir a los análisis inmediatos? Entre lo que encontramos, está ampliar la concepción del ser humano desde una perspectiva holística -conocida como integral- es decir, voltear a ver al ser humano desde distintas dimensiones, que van más allá de la clásica y precaria percepción de un ser solamente biopsicosocial. La concepción de un nuevo paradigma en la problemática que nos hallamos, implica en observar al ser humano desde una perspectiva más amplia, concretamente desde su parte religiosa, espiritual, ecológica, existencial y eminentemente humanista.

Pensar que el ser humano es solo materia excluyendo todas aquellas propiedades que conviven en una misma entidad, seria pretender la observación del ser humano de una forma reductiva y simplista. El axioma “el todo es más que la suma de sus partes” coadyuva a su mejor comprensión. En la educación bancaria tradicional, por nombrar así a la enseñanza donde nos transmitieron la idea que el ser humano solo era un recipiente de información y su valor estaba centrado en el ejercicio del poder y el control por medio del conocimiento, hoy al cambiar las dinámicas sociales y sanitarias, obliga esta situación a convivir de otra forma y procurar nuevas estrategias de relacionarnos.

Destacamos algunas estrategias: fortalecer el vínculo humano, trabajar en el autocuidado, mejorar el trato a las mascotas, ampliar la convivencia con los hijos y miembros de la familia, las cuales se han convertido en los nuevos paradigmas en este año venidero y seguramente en los subsecuentes. Hoy se ha transformado en una necesidad prioritaria la seguridad humana en todos los sentidos, misma que nos atañe a todos, pues no solo es de incumbencia gubernamental; al presentarse actualmente la idea recurrente de estar viviendo en una sociedad más insegura y peligrosa, nos hace despertar la imperiosa necesidad de ser más cuidadosos en nuestra propia condición humana y la de nuestros seres queridos. La resolución 66/290 aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con fecha de 10 de septiembre en la Cumbre mundial del año 2005, afirma entre otros apartados: 1.- La seguridad humana es un enfoque que ayuda a los Estados miembros a determinar y superar las dificultades generalizadas e intersectoriales que afectan a la supervivencia, los medios de subsistencia y la dignidad de sus ciudadanos. 2.- La seguridad humana reconoce la interrelación de la paz, el desarrollo y los derechos humanos, y tiene en cuenta igualmente los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. 3.- Reconoce que, si bien el desarrollo, la paz y la seguridad y los derechos humanos son los pilares de las Naciones Unidas y están interrelacionados y se refuerzan mutuamente, lograr el desarrollo es un objetivo esencial en sí mismo y la promoción de la seguridad humana debe contribuir a hacer realidad el desarrollo sostenible, así como los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente.

Fuente: https://undocs.org/pdf?symbol=es/A/RES/66/290

En virtud de lo anteriormente señalado, la seguridad humana resalta como parte de los derechos marcados en los organismos internacionales abocados a la paz, el bienestar y el desarrollo de las personas, se ha convertido en uno de los nuevos paradigmas en el pensamiento humano. Este desiderátum logra consensos en todas las latitudes y programas oficiales, y por los tiempos que vivimos, se ha convertido en el gran reto de los aspirantes a los diferentes cargos de representación pública, ya que tienen el ineludible y gran compromiso de crear nuevas políticas para sociedades más pacíficas, más reflexivas, más participativas, por lo que algunos deberán moderar su discurso violento y discriminativo procurando en todo momento fortalecer la cultura de paz y la mediación de conflictos.

No es optativo sino imperativo incluir en la oferta política, la paz como la panacea anhelada, esperemos que la consciencia y discurso de los protagonistas en la palestra, aprovechen la preciosa oportunidad de enaltecer sus valores y comprometerse públicamente por un México en paz.


Psic. Delia Pérez Guerrero. Psicoterapeuta, Certificada como Psicóloga Mediadora. Especialista en Participación de Niños, Niñas y Adolescentes en procesos de Mediación. participó en la construcción e impuso de la Ley de Cultura de Paz del Estado de Jalisco. Nombrada Embajadora de Paz por la Defensoría de los Derechos Universitarios de la Universidad de Guadalajara y por el Instituto de Justicia Alternativa del Estado de Jalisco. Premio por la paz Jalisco 2019

psic.deliaperez@gmail.com


Dr. Blas Sergio Jasso Hinojosa. Perito en Mediación y Presidente de la Comisión de Salud del Consejo Estatal de Actividades Profesionales del Estado de Jalisco.

Participó en la construcción e Impulso de la Ley de Cultura de Paz del Estado de Jalisco. Nombrado Embajador de Paz por la Defensoría de los Derechos Universitarios de la Universidad de Guadalajara y por el Instituto de Justicia Alternativa del Estado de Jalisco. Premio por la paz Jalisco 2019

blasjaso@yahoo.com.mx

Estamos enfrentando una crisis sanitaria y económica sui géneris que en vez de simplificar se complejiza cada vez más, sus impactos tocan ámbitos hasta entonces inimaginables, como modificar nuestra percepción de la realidad y sus formas de concebirla filosófica y epistemológicamente, creando nuevos paradigmas, que se pueden detectar en cambios desde leves a profundos en la forma de vivir y convivir, expresar, comunicar, problematizar y poder resolver. Entendiendo un paradigma como la constelación de valores, creencias, métodos, conceptos, que son aplicados en un tiempo y espacio determinados para definir y resolver básicamente problemáticas científicas y sociales.

Existen análisis que atienden esta crisis sanitaria en lo primario que salta a la vista, por lógica y evidente urgencia, pero delegan aspectos que inciden y revisten tal importancia, que es menester sumar a nuestras prioridades, pues ignorarlos podrían deteriorar aún más nuestra ahora frágil naturaleza. ¿Qué debemos añadir a los análisis inmediatos? Entre lo que encontramos, está ampliar la concepción del ser humano desde una perspectiva holística -conocida como integral- es decir, voltear a ver al ser humano desde distintas dimensiones, que van más allá de la clásica y precaria percepción de un ser solamente biopsicosocial. La concepción de un nuevo paradigma en la problemática que nos hallamos, implica en observar al ser humano desde una perspectiva más amplia, concretamente desde su parte religiosa, espiritual, ecológica, existencial y eminentemente humanista.

Pensar que el ser humano es solo materia excluyendo todas aquellas propiedades que conviven en una misma entidad, seria pretender la observación del ser humano de una forma reductiva y simplista. El axioma “el todo es más que la suma de sus partes” coadyuva a su mejor comprensión. En la educación bancaria tradicional, por nombrar así a la enseñanza donde nos transmitieron la idea que el ser humano solo era un recipiente de información y su valor estaba centrado en el ejercicio del poder y el control por medio del conocimiento, hoy al cambiar las dinámicas sociales y sanitarias, obliga esta situación a convivir de otra forma y procurar nuevas estrategias de relacionarnos.

Destacamos algunas estrategias: fortalecer el vínculo humano, trabajar en el autocuidado, mejorar el trato a las mascotas, ampliar la convivencia con los hijos y miembros de la familia, las cuales se han convertido en los nuevos paradigmas en este año venidero y seguramente en los subsecuentes. Hoy se ha transformado en una necesidad prioritaria la seguridad humana en todos los sentidos, misma que nos atañe a todos, pues no solo es de incumbencia gubernamental; al presentarse actualmente la idea recurrente de estar viviendo en una sociedad más insegura y peligrosa, nos hace despertar la imperiosa necesidad de ser más cuidadosos en nuestra propia condición humana y la de nuestros seres queridos. La resolución 66/290 aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con fecha de 10 de septiembre en la Cumbre mundial del año 2005, afirma entre otros apartados: 1.- La seguridad humana es un enfoque que ayuda a los Estados miembros a determinar y superar las dificultades generalizadas e intersectoriales que afectan a la supervivencia, los medios de subsistencia y la dignidad de sus ciudadanos. 2.- La seguridad humana reconoce la interrelación de la paz, el desarrollo y los derechos humanos, y tiene en cuenta igualmente los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. 3.- Reconoce que, si bien el desarrollo, la paz y la seguridad y los derechos humanos son los pilares de las Naciones Unidas y están interrelacionados y se refuerzan mutuamente, lograr el desarrollo es un objetivo esencial en sí mismo y la promoción de la seguridad humana debe contribuir a hacer realidad el desarrollo sostenible, así como los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente.

Fuente: https://undocs.org/pdf?symbol=es/A/RES/66/290

En virtud de lo anteriormente señalado, la seguridad humana resalta como parte de los derechos marcados en los organismos internacionales abocados a la paz, el bienestar y el desarrollo de las personas, se ha convertido en uno de los nuevos paradigmas en el pensamiento humano. Este desiderátum logra consensos en todas las latitudes y programas oficiales, y por los tiempos que vivimos, se ha convertido en el gran reto de los aspirantes a los diferentes cargos de representación pública, ya que tienen el ineludible y gran compromiso de crear nuevas políticas para sociedades más pacíficas, más reflexivas, más participativas, por lo que algunos deberán moderar su discurso violento y discriminativo procurando en todo momento fortalecer la cultura de paz y la mediación de conflictos.

No es optativo sino imperativo incluir en la oferta política, la paz como la panacea anhelada, esperemos que la consciencia y discurso de los protagonistas en la palestra, aprovechen la preciosa oportunidad de enaltecer sus valores y comprometerse públicamente por un México en paz.


Psic. Delia Pérez Guerrero. Psicoterapeuta, Certificada como Psicóloga Mediadora. Especialista en Participación de Niños, Niñas y Adolescentes en procesos de Mediación. participó en la construcción e impuso de la Ley de Cultura de Paz del Estado de Jalisco. Nombrada Embajadora de Paz por la Defensoría de los Derechos Universitarios de la Universidad de Guadalajara y por el Instituto de Justicia Alternativa del Estado de Jalisco. Premio por la paz Jalisco 2019

psic.deliaperez@gmail.com


Dr. Blas Sergio Jasso Hinojosa. Perito en Mediación y Presidente de la Comisión de Salud del Consejo Estatal de Actividades Profesionales del Estado de Jalisco.

Participó en la construcción e Impulso de la Ley de Cultura de Paz del Estado de Jalisco. Nombrado Embajador de Paz por la Defensoría de los Derechos Universitarios de la Universidad de Guadalajara y por el Instituto de Justicia Alternativa del Estado de Jalisco. Premio por la paz Jalisco 2019

blasjaso@yahoo.com.mx