En los últimos años la delincuencia organizada ha incrementado la saña con la que matan a sus víctimas, ya no solo es cuestión de acabar con la vida sino imprimir violencia en la forma dejan los restos. Recientemente se pudo ver cómo se ensañaron con los jóvenes desaparecidos del call center, los cuales fueron segmentados y abandonados en el fondo de la barranca de la colonia Mirador Escondido, una clara muestra de que no querían que ellos fueran encontrados.
Así como ese, hay infinidad de casos en los que la crueldad es un distintivo de los homicidas, de las células delictivas. Rogelio Barba Álvarez, Jefe del departamento de Ciencias Penales de la Universidad de Guadalajara, asegura que las organizaciones criminales tras conformarse empiezan a extender su territorio y actividades ilícitas como narcotráfico, secuestro, extorsiones, entre otras.
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Por lo que para lograr su hegemonía deben inhibir a agrupaciones rivales y por ello es que buscan mandar un mensaje de miedo a los “contrarios” para evitar que ganen terreno. “De ahí puede ser una de las respuestas del por qué vemos que hay decapitaciones o dejan cuerpos desmembrados, colgados, con la finalidad de dar un aviso, un mensaje semiótico en el que atenten del dolor que les puede ocurrir si se meten con tal organización criminal”.
Apuntó: ”La criminalidad está más inmotivada, más desprejuiciada y sobre todo más sangrienta hacia la cultura de la muerte para dejar una estela de terror a sus adversarios”. El especialista considera que la impunidad es otro de los factores que contribuyen a que los sicarios se ensañen con sus víctimas. “La impunidad que hay en México y en Jalisco para no perseguir para no detener para no enjuiciar a los responsables es lo que genera que los grupos criminales estén a sus anchas y que no tengan ningún problema en dejarlos”.
Recordó y puso como ejemplo el caso del líder criminal que fue abandonado en una banca en la plaza principal del Pueblo Mágico de San Pedro Tlaquepaque, en donde no hubo testigos que presenciaran el momento en que fue dejado ese cuerpo a plena luz del día, tal como ocurren a diario otras ejecuciones y privaciones de la libertad en la entidad.
“Entre más sangrienta sea una organización criminal aumenta el número de ejecuciones la saña, aumenta esa parte interna de las personas para deshacerse de grupos delictivos. En la mayoría de los casos al interior de los cárteles son los jóvenes quiénes tienen la encomienda de deshacerse de los cuerpos y son estos quienes les imprimen un alto grado de violencia y saña. Por su inexperiencia y falta de valores, es que pueden llegar a descuartizar.
“Estamos ante una grave alteración de la percepción sobre los crímenes que antes solo eran ejecuciones y ahora lo que hacen es retorcer, sacar sangre, ojos, descuartizar de manera, debido a una falta de ética de moral lo que hace que estos jóvenes actúen de manera irracional frente a la cultura de la muerte”.
Barba Álvarez asevera, que esas conductas También tienen que ver con un proceso psicopático al gustarles el dolor hacia otras personas, sin embargo eso los catapulta dentro de las organizaciones delictivas. Esto porque es un mensaje interno de que se cuenta con ellos, que imponen miedo e intimidación y de que no sienten temor alguno de dañar a otros.
Expone que en hechos violentos como el de San Fernando, Tamaulipas, en donde mataron a 72 migrantes, se debe poner atención y quienes los cometen y que sean tratados psicopáticamente. “En todas partes encontramos restos humanos, bolsas, desapariciones, qué corazón de una persona puede matar a un bebé, a una familia entera, solamente una personas que verdaderamente está desquiciada puede terminar con la vida de esta manera de gente que no ha hecho nada y que son víctimas ideales que se cruzaron por esta mente criminal”.
Recomponer el tejido social es una tarea difícil, sin embargo para Barba Álvarez se podría iniciar por realizar un análisis criminológico de los detenidos por delincuencia organizada, por desaparición forzada. ”Es hacer un trabajo criminológico para saber cuál es el nivel que los orienta, que los empuja a llevar este tipo de actividades de la cultura de la sangre que no respetan edad, cultura, sexo o raza y la otra es que las instituciones públicas de seguridad tienen que hacer su trabajo”.
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Considera que también se requiere mano dura en las penas y sentencias contra criminales. El exdirector del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses e integrante del observatorio de Seguridad y Justicia de la Universidad de Guadalajara, Luis Octavio Cotero Bernal, dijo que el que más jóvenes se conviertan en sicarios de grupos y cometan crímenes con saña, al grado de desmembrar a sus víctimas es por falta de valores en sus hogares.
