/ miércoles 3 de julio de 2019

Uno de cada 5 choferes de transporte público en riesgo de un ataque al corazón

Además enfrentan riesgos de otras cinco enfermedades crónicodegenerativas

Papas o un pastelillo, más un refresco, forman parte de la dieta diaria de los choferes del transporte público, que además pasan mucho tiempo sentados y no cuentan con una pausa de descanso, y es por ello que uno de cada cinco está en riesgo de sufrir un ataque al corazón.


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Además, de al menos otras cinco enfermedades crónico-degenerativas. Así lo advierten investigadores de la Universidad de Guadalajara que revisaron a 122 conductores del transporte público y 89 conductores de autobús privado.

Todos ellos fueron sometidos a mediciones antropométricas y análisis de sangre para determinar sus niveles de glucosa y colesterol, y se les calculó el riesgo cardiovascular.

El 39% de los conductores mostró sobrepeso y 46%, obesidad; 26% tuvo valor elevado de presión arterial y 31%, presión alta grado I y II; 18% un nivel de riesgo alto y 28 por ciento, riesgo moderado.Como consecuencia riesgo a una enfermedad cardiovascular -un posible ataque al corazón- y cinco enfermedades más como son: Obesidad, hipertensión, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares y diabetes mellitus tipo II.


MAYORES RIESGOS

El estudiante de la maestría en Ciencias de la Salud Ocupacional, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), de la UdeG, licenciado Hiram René Novelo Ramírez, asegura que enfrentan graves riesgos: “Sí es una prevalencia alta, que está por encima de la prevalencia de obesidad que hay en nuestro país, sí presenta un mayor riesgo cardiovascular esta población”.

Los choferes y sus líderes sindicales recibieron los resultados “Quiero mencionar que entregué los resultados al líder sindical de las rutas que estudiamos y a los conductores también les entregamos personalmente sus resultados –añadió–. Para empezar, esto puede servir para crear conciencia acerca del nivel de la problemática que se está viviendo en el transporte público.

Por las reuniones que pude tener con algunos líderes sindicales en el ramo, algunos están dispuestos a implementar las medidas para mejorar la salud de sus trabajadores”.Otro punto fue el de los conductores de camiones de carga o autobús, quienes declararon que consumen bebidas estimulantes para mantenerse despiertos; algunos incluso usan anfetaminas, marihuana o cocaína.

Mercedes Gabriela Orozco Solís, estudiante de la misma maestría, explicó que este problema es sensible porque termina afectando el interés público. Enfatizó que los conductores del transporte consumen dietas ricas en grasas y carbohidratos, y a veces sin pausa para comer.


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“El tiempo que les sobra es el que dedicaban a poder comer, y mencionaban que ellos traían comida de su casa para evitar consumir tacos o tortas, pero muchas veces la comida la regresaban a su casa porque no se la podían comer. No había tiempo. Eso es una parte importante: el tiempo y poco acceso a lugares que venden comida. Los puntos donde se concentran las rutas, donde termina el derrotero, llegan a ser espacios con poco acceso a lugares de venta de alimentos. Todo eso dificulta los hábitos alimenticios”, apuntó Orozco Solís.

La Coordinadora de la Maestría en Ciencias de la Salud Ocupacional, doctora Lourdes Preciado Serrano, declaró que los conductores, además, no descansan, porque llegan a sus casas molidos y sin ganas de hacer ejercicio o convivir con la familia o peor aún, en su día de descanso hacen otros trabajos, porque existe la necesidad económica.

“En el aspecto emocional como el estrés, muchos podríamos decir que lo padecemos por ser trabajadores. Sin embargo, el que, como ellos, tengamos que ofrecer servicios a una comunidad diversa desde niños a adultos, población con necesidades especiales y usuarios violentos, incrementa el estrés. Tenemos que hacer un blindaje para estos trabajadores del volante”, enfatizó.


LAS ENFERMEDADES DEL VOLANTE

Como consecuencia riesgo a una enfermedad cardiovascular -un posible ataque al corazón- y cinco enfermedades más como son: Obesidad, hipertensión, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares y diabetes mellitus tipo II.

Papas o un pastelillo, más un refresco, forman parte de la dieta diaria de los choferes del transporte público, que además pasan mucho tiempo sentados y no cuentan con una pausa de descanso, y es por ello que uno de cada cinco está en riesgo de sufrir un ataque al corazón.


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Además, de al menos otras cinco enfermedades crónico-degenerativas. Así lo advierten investigadores de la Universidad de Guadalajara que revisaron a 122 conductores del transporte público y 89 conductores de autobús privado.

Todos ellos fueron sometidos a mediciones antropométricas y análisis de sangre para determinar sus niveles de glucosa y colesterol, y se les calculó el riesgo cardiovascular.

El 39% de los conductores mostró sobrepeso y 46%, obesidad; 26% tuvo valor elevado de presión arterial y 31%, presión alta grado I y II; 18% un nivel de riesgo alto y 28 por ciento, riesgo moderado.Como consecuencia riesgo a una enfermedad cardiovascular -un posible ataque al corazón- y cinco enfermedades más como son: Obesidad, hipertensión, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares y diabetes mellitus tipo II.


MAYORES RIESGOS

El estudiante de la maestría en Ciencias de la Salud Ocupacional, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), de la UdeG, licenciado Hiram René Novelo Ramírez, asegura que enfrentan graves riesgos: “Sí es una prevalencia alta, que está por encima de la prevalencia de obesidad que hay en nuestro país, sí presenta un mayor riesgo cardiovascular esta población”.

Los choferes y sus líderes sindicales recibieron los resultados “Quiero mencionar que entregué los resultados al líder sindical de las rutas que estudiamos y a los conductores también les entregamos personalmente sus resultados –añadió–. Para empezar, esto puede servir para crear conciencia acerca del nivel de la problemática que se está viviendo en el transporte público.

Por las reuniones que pude tener con algunos líderes sindicales en el ramo, algunos están dispuestos a implementar las medidas para mejorar la salud de sus trabajadores”.Otro punto fue el de los conductores de camiones de carga o autobús, quienes declararon que consumen bebidas estimulantes para mantenerse despiertos; algunos incluso usan anfetaminas, marihuana o cocaína.

Mercedes Gabriela Orozco Solís, estudiante de la misma maestría, explicó que este problema es sensible porque termina afectando el interés público. Enfatizó que los conductores del transporte consumen dietas ricas en grasas y carbohidratos, y a veces sin pausa para comer.


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“El tiempo que les sobra es el que dedicaban a poder comer, y mencionaban que ellos traían comida de su casa para evitar consumir tacos o tortas, pero muchas veces la comida la regresaban a su casa porque no se la podían comer. No había tiempo. Eso es una parte importante: el tiempo y poco acceso a lugares que venden comida. Los puntos donde se concentran las rutas, donde termina el derrotero, llegan a ser espacios con poco acceso a lugares de venta de alimentos. Todo eso dificulta los hábitos alimenticios”, apuntó Orozco Solís.

La Coordinadora de la Maestría en Ciencias de la Salud Ocupacional, doctora Lourdes Preciado Serrano, declaró que los conductores, además, no descansan, porque llegan a sus casas molidos y sin ganas de hacer ejercicio o convivir con la familia o peor aún, en su día de descanso hacen otros trabajos, porque existe la necesidad económica.

“En el aspecto emocional como el estrés, muchos podríamos decir que lo padecemos por ser trabajadores. Sin embargo, el que, como ellos, tengamos que ofrecer servicios a una comunidad diversa desde niños a adultos, población con necesidades especiales y usuarios violentos, incrementa el estrés. Tenemos que hacer un blindaje para estos trabajadores del volante”, enfatizó.


LAS ENFERMEDADES DEL VOLANTE

Como consecuencia riesgo a una enfermedad cardiovascular -un posible ataque al corazón- y cinco enfermedades más como son: Obesidad, hipertensión, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares y diabetes mellitus tipo II.

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