La Plaza Barragán y la Torre El Palomar de 45 metros de altura en el Centro Histórico de Guadalajara se colocan como principal atractivo turístico local, nacional e internacional; un paseo que se puede apreciar como si estuviera en Madrid, París o en Berlín.
Además, te conecta con los barrios más tradicionales de la ciudad como Las Nueve Esquinas y Mexicaltzingo hasta poder escaparte al Museo de El Puente de las Damas y a otros sitios emblemáticos que dejaron el pasado para conectarse con la urbanización moderna.
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A diez meses de la inauguración del Monumento El Palomar, quienes transitan de día y de noche califican la obra urbana como magnífica y de realce al dar un brillo impresionante al Paseo Fray Antonio Alcalde. En el paso constante se va haciendo costumbre detenerte por un momento en una de las esquinas de la Avenida 16 de septiembre entre La Paz y Leandro Valle para mirar al cielo y apreciar la torre de 45 metros de altura de color terracota y bajar la mirada al espejo de agua, una fuente lineal que esta sobre la plaza.
La Plaza y la Torre El Palomar forma parte del Paseo Alcalde el cual se coloca como uno de los trayectos seguros, de recreación y cultural. Su paso inicia desde el Parque Glorieta de la Normal, el Arco o Puente de Raúl Gómez Tremari, el Parque Chopin durante el trayecto se puede apreciar las viviendas, el Museo del Periodismo o Casa de los Perros, la Rotonda de Jaliscienses Ilustres, edificios históricos y templos que han marcado la historia de la ciudad.
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También el “Árbol adentro”, la Antimonumenta en la renombrada Plaza Imelda Virgen. Al detenernos en la corona del Paseo Alcalde se observa una modernidad urbana impresionante, marca el desarrollo y progreso de la ciudad con el arte y arquitectura del finado tapatío Luis Barragán; los planos y bocetos arquitectónicos originales del monumento de 45 metros de altura estuvieron archivados por más de cinco décadas. A 36 años de su fallecimiento se retomó su legado cultural arquitectónico para Guadalajara, próxima a cumplir 482 años. La obra fue donada a la ciudad por la familia del único mexicano ganador del Premio Pritzker en 1980.
“Es la única obra que no se construyó de Luis Barragán, que no forma parte del acervo que está en Suiza. Esta pieza originalmente iba a ser construida en el Fraccionamiento Palomar, después hubo otros intentos", dijo el director de Obras Públicas Francisco Ontiveros Balcázar.
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Se construyó en tiempo récord de dos meses con 22 días bajo un proceso constructivo integral ecológica cuyo costo municipal fue de 40 millones de pesos. El boceto del Siglo XX fue construido con la modernidad ecológica del Siglo XXI.
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