El plan de sacar a los rastros de la ciudad quedó en letra muerta y hoy, ubicados en áreas céntricas, lanzan sus desechos a la red de drenaje donde están conectados los hogares y las calles de la metrópoli que con cada lluvia pareciera sangrar por “sus arterias” puesto que los restos de los animales brotan por las alcantarillas con riesgo para la ciudadanía.
El colapso empezó y el de Tonalá fue clausurado con miras a cerrarlo en definitiva. Aquí aplica el dicho “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar” y van por el mismo camino el de El Salto, Tlaquepaque y Guadalajara. Hasta ahora Zapopan es el único que se ha modernizado.
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Sin embargo, al frente parece no haber opciones. El proyecto que inició en el gobierno de Jorge Aristóteles Sandoval sigue en cero ya que en 2016 tenía cuatro rastros TIF para bovinos, no continuó. Estaban en Concepción de Buenos Aires, Zapotlán el Grande, Arandas y San Cristóbal de la Barranca y se supone que poco a poco se iría descentralizando el comercio de la carne y éstos, más otros rastros, surtirían a la Zona Metropolitana de Guadalajara. Apenas sumó un quinto en San Miguel y otros como el de Lagos de Moreno que se quedaron con la infraestructura, las características, pero no tienen la certificación y apenas dan abasto a su región.
Tonalá, un caso heredado
El que tiene años presentando problemas con sus descargas es el rastro municipal de Tonalá que desde la primera administración de Sergio Chávez Dávalos en el 2016 ya arrojaban los desechos de animales al drenaje por falta de una planta tratadora y aunque en aquel entonces el edil ya buscaba quitarse el problema del rastro intentando privatizarlo, no hubo interesados para asumir tan grande conflicto.
Hoy a él mismo le ha tocado clausurarlo. En aquel entonces Chávez presumió la adaptación de una cámara de enfriamiento para el rastro producto de un financiamiento de la Unión de Introductores de Tonalá, más se continuaba tirando los desechos al drenaje causando así asombro y molestia para los habitantes de la calle Pirul en la colonia El Manantial.
El drenaje antiguo y la poca capacidad de almacenaje de los tubos que no fueron adaptados para recibir las descargas de cientos de viviendas en la zona Centro de Tonalá y que las autoridades brindaban permisos de construcción para desarrollos habitacionales y nuevas fincas no previeron que las instalaciones de su rastro iban quedando superadas y que el problema que ya existía se iría en aumento.
En ese mismo año se presentó el brote de sangre y desechos de animales en calles del centro tonalteca y aunque Chávez Dávalos señaló que el malestar para los vecinos no se volvería a repetir, semanas después durante una copiosa lluvia las arterias se volvieron a pintar de rojo.
Esperanza González es vecina de la zona y comenta que a ella le ha tocado vivir todas las ocasiones que ha brotado sangre de los registros, señala que sí acuden a limpiar cuando eso ocurre pero que no ha dejado de ser un problema que aqueja a la comunidad y que las autoridades sólo medio atienden.
"Yo tengo viviendo aquí más de 30 años, antes eran 5 o 10 casas eso sí siempre estuvo el rastro y conforme se empezó a poblar comenzaron los problemas. Cuando Chávez fue presidente la primera vez dijo que no iba a pasar lo de la sangre en las calles y sí volvió a pasar y le digo, sí venían a limpiar pero a veces se tardaban y los niños que van a la escuela caminaban sobre la sangre y la carne de animal, señaló Esperanza González.
Durante la administración de Juan Antonio González apenas se invirtieron 7 millones de pesos para renovar la obra civil en baños, vestidores, sistema de tratamientos de residuos y equipamiento aunque esto no bastó para terminar con los conflictos que genera el rastro a los habitantes de la zona centro de Tonalá.
El rastro de Tonalá se construyó en el año de 1985 en la orilla del pueblo que hoy ha quedado rodeado de viviendas, la sangre que corre por el empedrado de la calle Pirul baja al arroyo de la Tinaja que desemboca en el Río Santiago con lo que se contribuye a su contaminación.
Hoy en día la situación de este rastro no es diferente a la del 2016 pues las autoridades continúan queriendo quitarse el compromiso del rastro municipal buscando inversionistas para privatizarlo, aunque tras dos licitaciones públicas ambas se han declarado desiertas por lo que no se descarta su posible clausura aunque incurran al artículo 115 constitucional que obliga a los municipios a contar con un espacio certificado para el sacrificio de animales.
En lo que va de esta nueva administración de Sergio Chávez los brotes de sangre en las alcantarillas de las calles del Centro de Tonalá se han presentado en hasta cinco ocasiones . Jorge Arias González, director de Ecología y Cambio Climático de Tonalá, reconoce que el problema existe ya que el municipio no cuenta con los recursos.
"Ahorita de momento que se tenga más cuidado por parte del personal del rastro que no se les vayan desechos se están haciendo las mejoras en las trampas, pero bueno siempre se va a ir algo, un pedazo de tripa, un pedazo de la parte de la res o del puerco y eso es lo que ocasiona".
Fracasó intento de concesionar
Recientemente fracasó el intento de concesionar el rastro del municipio de Tonalá, dos licitaciones públicas se declararon desiertas y el ayuntamiento sigue con la administración con dos propuestas: arrendarlo a los propios usuarios o de plano cerrarlo e iniciar la liquidación o reubicación del personal, cuidando sus derechos laborales.
Al cierre de esta edición y luego de que por segunda ocasión las lluvias provocaron que la sangre saliera de las alcantarillas a las calles, el gobierno municipal de Sergio Chávez clausuró el rastro. Esto fue en conjunto con autoridades de la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PROEPA) que clausuraron este desolladero de manera (según) definitiva.
El alcalde confirmó que la última oferta de la concesión o arrendamiento fue a la propia Asociación de Introductores del Rastro Municipal de Tonalá y no mostraron interés alguno. La clausura podría ser el principio del fin y el definitivo cierre del rastro, sobre todo porque el alcalde ya advirtió que el rastro solo producía el 8 por ciento de la carne que se consume en el municipio y, por otro lado, estamos dentro de una metrópoli en la que existen otros rastros cercanos en los que los introductores locales pueden realizar sus operaciones.
En relación a la planta tratadora pues obviamente que tiene que existir pero no hay donde está ahorita, tendría que ser en otro lado de la ciudad para no tener este tipo de problemas porque la marcha urbana ya nos comió, el rastro no debe de estar ahí” señaló Jorge Arias González, director de Ecología y Cambio Climático de Tonalá. Y aunque la instrucción fue clara la obedecía fue poca ya que en menos de 15 días se han registrado dos brotes de sangre por las alcantarillas de la calle Pirul, en el Centro de Tonalá.
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A pregunta expresa al director del medio ambiente y desarrollo territorial sobre cómo han operado todo este tiempo sin planta tratadora y con los problemas de los desechos respondió lo siguiente:
¿Si es lo correcto, director, aún sin contar con las medidas arrojar los desechos por los drenajes?
“No, tendrías que tener una planta tratadora de aguas y no la tenemos, nunca ha existido desde el primer día que se puso hace muchísimos años porque son las normas que te marca la Proepa y Semadet porque son los que regulan en este caso los rastros municipales”.
¿Y cómo ha venido trabajando si no cuentan con las medidas?
“Pues qué te puedo decir... pero créeme que es una preocupación muy grande del presidente y se preocupa muchísimo por dos temas: el rastro y la basura”, señaló Arias.
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