El rastro municipal de Tonalá, que literalmente sangra por sus drenajes, como EL OCCIDENTAL lo demostró la semana pasado y se ha vuelto un foco de infección, no fue atractivo para ningún inversionista y tras dos licitaciones públicas, se declararon desiertas y ahora analizan rentarlo o cerrarlo, con respeto a los derechos laborales de los propios trabajadores.
La secretaria general del Ayuntamiento, Celia Gauna Ruiz de León, quien encabezó los trabajos para tratar de concesionar los servicios del Rastro Municipal, confirmó que el día 13 de marzo de 2023, por los diversos medios digitales del Ayuntamiento, y feneció el viernes 17 del mismo mes. Nadie acudió.
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Aseguran que se esmeraron, rehicieron las bases para hacerlas más atractivas y entonces se emitió nueva licitación con un periodo del día 02 de mayo de 2023 al domingo 21 del mismo mes y año. Pero tampoco acudieron los posibles inversionistas interesados y también fue declarada desierta.
Se explicó que ahora lo que sigue es que las comisiones edilicias dictaminadoras se reúnan en mesa de trabajo, para el estudio y análisis de la segunda medida.
Revelaron que la misma consiste en “otorgar en arrendamiento el servicio o suspenderlo temporalmente, preservando en todo caso, los derechos laborales de los trabajadores del rastro municipal”.
Apenas el sábado 22 de julio EL OCCIDENTAL estuvo en la zona y constató como la sangre producto de los sacrificios que ahí se realizan, salía por la red de drenaje de colonias aledañas.
Los vecinos indicaron que eso sucedía cada vez que llueve. Eso y más tenían que enfrentar los interesados, que han optado por no acudir y por lo tanto el gobierno municipal tendrá que ver que hace con él, si lo renta o lo cierra.
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