/ lunes 28 de septiembre de 2020

"Mamá, ya estoy cansado de mis amigos virtuales", testimonio de mamá y maestra

Siente que están trabajando a la mitad, "siento que avanzo y ellos sienten como que medio cumplen. Ha sido muy difícil" puntualizó.

"Mamá ya estoy cansado de mis amigos virtuales", manifestó la maestra Alejandra Cárdenas, que le dijo su hijo de 8 años y cursa cuarto grado de primaria.

El regreso a clases virtuales reconoció "ha sido un verdadero caos, es complicado porque los papás tuvieron que adaptar las casas en oficinas, en guarderías, escuelas, ha sido complicado para todos", señaló.

Como maestras, dijo que "es frustrante que quieras realizar ciertas actividades, "porque voy a meter en un dilema a los papás, porque no sabes qué técnicas utilizan o que estrategias para que el niño comprenda y además tienen que sacar su trabajo".

Siente que están trabajando a la mitad, "siento que avanzo y ellos sienten como que medio cumplen. Ha sido muy difícil" puntualizó.

Además de maestra, es mamá, y su hijo se conecta diariamente de 8 a 2 de la tarde de lunes a viernes. Él está en una plataforma como si estuviera en su salón de clases, la maestra está ahí, les dice una actividad, espera a que terminen, pero "veo que los traen corre y corre, no terminan una actividad y les cambian de materia, ellos siguen con su horario, ellos trabajan como si estuvieran en su salón y tienen el tiempo encima. El trabajo que quedó inconcluso les dice la maestra ¡lo terminas en casa y mañana me lo muestras!, cuando termina la jornada, comen y más tarde terminas lo de la mañana y la tarea que les dejan, está bien pesado".

Chécalo:

Agrega "yo siendo maestra ¿dime a qué horas me puedo conectar con los míos?" Ya que hace videollamada con sus alumnos, su hijo o ella se interrumpen mutuamente, ya que se le va el internet, no agarra el link que la maestra le envió y "sí de repente me voy a una recámara él me busca porque quiere que le aclare dudas. Es un caos, corres para un lado, para el otro, sientes que no cumples".

Ella como maestra les deja actividades a sus alumnos, diariamente, pero tienen dudas, no deja de sonar el teléfono. Dice que ella les manda videos breves en forma de explicación. Los alumnos y padres suben los trabajos y debe calificar.

"Tengo una situación particular, tengo una compañera que se jubiló de otro grado, entonces yo tengo 2 grupos a mi cargo el de mi compañera que se jubiló y el mío, son 40 niños, y está bien pesado. Me pongo en la mesa del comedor y mi hijo en sus clases, pero siento que no avanzo, porque vas a un grupo y luego al otro y medio le echas un ojo a tu hijo, es un caos".

Habla de la cuestión emocional de los menores, "yo les he hecho videollamadas a los alumnos y ves su expresión, sus ganas de llamar la atención de su amiguito gritar, En mi salón hay muchos hijos únicos, y no paran de hablar en la videollamada y los comprendes, pues no tienen con quien platicar".

Lo entiendes porque como mamá también lo vives, señaló: "Porque mi hijo está igual, mi hijo llegó a un punto, que decía empezamos en marzo y ya llevamos siete meses, ahorita lo veo más relajada, pero al inicio de la pandemia, de plano no se veía nadie con nadie".

Chécalo:


Refirió que su hijo de escasos 8 años que es tranquilo y se adapta a lo que hay. "Me dijo '¡mamá ya estoy cansado de mis amigos virtuales"' y sus amiguitos también son hijos únicos, le decía llámalos y con sus tabletas se conectaban, ponían la computadora como sala de reunión y ahí jugaban cada quien en su casa y lo que platicaban era como su centro de reunión, "así empezamos y como que se alivianaba la cosa, y se ponían contentos, pero llegó el momento que me dijo ¡mamá ya me enfadé de verlos de forma virtual!"

Por lo que admitió tomó la decisión de decirles que les dijera a sus compañeritos y amiguitos que les dijeran a sus mamás sí los dejaban venir a su casa "no vamos a ir a ningún lado, antes nos íbamos a las hamburguesas, brincolines, pero no van a ir a ningún lado, vamos a estar en la casa encerrados, cuando salimos a abrirles a los amiguitos, se te hace nudo en la garganta, se besaban, se abrazaban".

Sí les hacía falta el contacto físico, aseveró Alejandra: "Mi hijo en la madrugada a la una o dos de la mañana se despertaba y me decía ya es de día, con esa ansiedad, ¡es que ya quiero que lleguen mis amigos! Se metió a bañar, 'para que me vean limpio mamá' y platicando con las mamás de los niños invitados, una me comentó: '¡Mamá córtame el pelo, no quiero que me vean como indigente! ¡Están emocionadísimos porque se van a ver!"


"Mamá ya estoy cansado de mis amigos virtuales", manifestó la maestra Alejandra Cárdenas, que le dijo su hijo de 8 años y cursa cuarto grado de primaria.

El regreso a clases virtuales reconoció "ha sido un verdadero caos, es complicado porque los papás tuvieron que adaptar las casas en oficinas, en guarderías, escuelas, ha sido complicado para todos", señaló.

Como maestras, dijo que "es frustrante que quieras realizar ciertas actividades, "porque voy a meter en un dilema a los papás, porque no sabes qué técnicas utilizan o que estrategias para que el niño comprenda y además tienen que sacar su trabajo".

Siente que están trabajando a la mitad, "siento que avanzo y ellos sienten como que medio cumplen. Ha sido muy difícil" puntualizó.

Además de maestra, es mamá, y su hijo se conecta diariamente de 8 a 2 de la tarde de lunes a viernes. Él está en una plataforma como si estuviera en su salón de clases, la maestra está ahí, les dice una actividad, espera a que terminen, pero "veo que los traen corre y corre, no terminan una actividad y les cambian de materia, ellos siguen con su horario, ellos trabajan como si estuvieran en su salón y tienen el tiempo encima. El trabajo que quedó inconcluso les dice la maestra ¡lo terminas en casa y mañana me lo muestras!, cuando termina la jornada, comen y más tarde terminas lo de la mañana y la tarea que les dejan, está bien pesado".

Chécalo:

Agrega "yo siendo maestra ¿dime a qué horas me puedo conectar con los míos?" Ya que hace videollamada con sus alumnos, su hijo o ella se interrumpen mutuamente, ya que se le va el internet, no agarra el link que la maestra le envió y "sí de repente me voy a una recámara él me busca porque quiere que le aclare dudas. Es un caos, corres para un lado, para el otro, sientes que no cumples".

Ella como maestra les deja actividades a sus alumnos, diariamente, pero tienen dudas, no deja de sonar el teléfono. Dice que ella les manda videos breves en forma de explicación. Los alumnos y padres suben los trabajos y debe calificar.

"Tengo una situación particular, tengo una compañera que se jubiló de otro grado, entonces yo tengo 2 grupos a mi cargo el de mi compañera que se jubiló y el mío, son 40 niños, y está bien pesado. Me pongo en la mesa del comedor y mi hijo en sus clases, pero siento que no avanzo, porque vas a un grupo y luego al otro y medio le echas un ojo a tu hijo, es un caos".

Habla de la cuestión emocional de los menores, "yo les he hecho videollamadas a los alumnos y ves su expresión, sus ganas de llamar la atención de su amiguito gritar, En mi salón hay muchos hijos únicos, y no paran de hablar en la videollamada y los comprendes, pues no tienen con quien platicar".

Lo entiendes porque como mamá también lo vives, señaló: "Porque mi hijo está igual, mi hijo llegó a un punto, que decía empezamos en marzo y ya llevamos siete meses, ahorita lo veo más relajada, pero al inicio de la pandemia, de plano no se veía nadie con nadie".

Chécalo:


Refirió que su hijo de escasos 8 años que es tranquilo y se adapta a lo que hay. "Me dijo '¡mamá ya estoy cansado de mis amigos virtuales"' y sus amiguitos también son hijos únicos, le decía llámalos y con sus tabletas se conectaban, ponían la computadora como sala de reunión y ahí jugaban cada quien en su casa y lo que platicaban era como su centro de reunión, "así empezamos y como que se alivianaba la cosa, y se ponían contentos, pero llegó el momento que me dijo ¡mamá ya me enfadé de verlos de forma virtual!"

Por lo que admitió tomó la decisión de decirles que les dijera a sus compañeritos y amiguitos que les dijeran a sus mamás sí los dejaban venir a su casa "no vamos a ir a ningún lado, antes nos íbamos a las hamburguesas, brincolines, pero no van a ir a ningún lado, vamos a estar en la casa encerrados, cuando salimos a abrirles a los amiguitos, se te hace nudo en la garganta, se besaban, se abrazaban".

Sí les hacía falta el contacto físico, aseveró Alejandra: "Mi hijo en la madrugada a la una o dos de la mañana se despertaba y me decía ya es de día, con esa ansiedad, ¡es que ya quiero que lleguen mis amigos! Se metió a bañar, 'para que me vean limpio mamá' y platicando con las mamás de los niños invitados, una me comentó: '¡Mamá córtame el pelo, no quiero que me vean como indigente! ¡Están emocionadísimos porque se van a ver!"


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