/ viernes 17 de septiembre de 2021

Ni con la lluvia se mueven de sus lugares para alcanzar ficha en el Banco del Bienestar

Cientos de personas pasan días y noches afuera de dichas instalaciones

La celebración de Independencia pasó de noche para miles de personas beneficiarias de los programas sociales del Gobierno Federal.

Y es que ante la falta de una planeación para atenderlos deben de seguir pasando días y noches afuera de las instalaciones del Banco de Bienestar para alcanzar una de las pocas fichas de atención que se reparten día a día.

Sin importar si son personas de la tercera edad, con discapacidad, menores de edad, si están enfermos o no, si hay dónde poder comer a precios accesibles, si es posible tener la sana distancia o no, todos esos factores que los ponen en una situación de riesgo de contraer una enfermedad, incluido el coronavirus.

Por sí te interesa ⇨ Resultan insuficientes 22 bancos del Bienestar para atender a beneficiarios de programas

Así el señor Benjamín Martínez, quien en medio de las incomodidades tuvo que pasar la noche, con la lluvia de madrugada, señaló que es urgente que se tenga una planeación de cómo se va a trabajar esta situación, ya que ante la falta de tarjeta vigente citan a una gran cantidad de personas al mismo tiempo.

El panorama que se ve en el exterior de todas las sucursales del Banco del Bienestar en el Área Metropolitana de Guadalajara es similar, personas acostadas en el piso para poder descansar un poco en la cama de piedra y tener la posibilidad de alcanzar una ficha del día, las cuales, por cierto pocos saben cuántas se reparten.

Algunos señalan que son 120 por día, otros que son 150 y la cifra más alta es la de 300 fichas, pero nadie ve que la fila que le da vuelta a la cuadra de las instalaciones del banco, camine rápido al momento de abrir las instalaciones.

Así en medio de la lluvia que hubo en el amanecer en el municipio de Guadalajara, todos buscan protegerse, algunos con sombrillas, otros con plásticos, con cajas de cartón, quienes se prepararon mejor hasta con sus casas de campaña se quedaron esperando toda la noche y de cierta forma se protegieron un poco del aire fresco de la noche.

Así familiares de los beneficiarios, especialmente de los menores y adultos mayores pasan las horas platicando, tal es el caso de Estela Sánchez y Alberto Espinosa quienes a unos metros de la puerta de una de las sucursales hablan de las peripecias que tienen que pasar para cuidar el lugar e indican que no es fácil permanecer toda la noche a medio dormir, tener que cambiar sus actividades o hasta faltar al trabajo o no abrir el negocio a tiempo para alcanzar ficha de atención.

También explican que es difícil mantener la sana distancia en este lugar porque en un descuido alguien se puede “colar” en espacios amplios, además de reconocer que es incómodo tener todo el tiempo el cubrebocas, sobre todo, al momento de dormir.

Foto: Aurelio Magaña | El Occidental

Otros aprovechan el paso de los vendedores de café, pan o tamales en bicicleta para “recuperar” energías perdidas en la noche y desayunar un poco antes de las siete de la maña, hora en la que aún no hay suficiente iluminación.

La señora Rosario Ramírez menciona que todo esto es lo que tienen pasar hasta por días enteros, y “esta es la sana distancia que pide el Gobierno”, en referencia a que todos están juntos y con una distancia máxima de 20 centímetros entre personas, pero “es todo lo que tenemos que hacer por hambre”.


La celebración de Independencia pasó de noche para miles de personas beneficiarias de los programas sociales del Gobierno Federal.

Y es que ante la falta de una planeación para atenderlos deben de seguir pasando días y noches afuera de las instalaciones del Banco de Bienestar para alcanzar una de las pocas fichas de atención que se reparten día a día.

Sin importar si son personas de la tercera edad, con discapacidad, menores de edad, si están enfermos o no, si hay dónde poder comer a precios accesibles, si es posible tener la sana distancia o no, todos esos factores que los ponen en una situación de riesgo de contraer una enfermedad, incluido el coronavirus.

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Así el señor Benjamín Martínez, quien en medio de las incomodidades tuvo que pasar la noche, con la lluvia de madrugada, señaló que es urgente que se tenga una planeación de cómo se va a trabajar esta situación, ya que ante la falta de tarjeta vigente citan a una gran cantidad de personas al mismo tiempo.

El panorama que se ve en el exterior de todas las sucursales del Banco del Bienestar en el Área Metropolitana de Guadalajara es similar, personas acostadas en el piso para poder descansar un poco en la cama de piedra y tener la posibilidad de alcanzar una ficha del día, las cuales, por cierto pocos saben cuántas se reparten.

Algunos señalan que son 120 por día, otros que son 150 y la cifra más alta es la de 300 fichas, pero nadie ve que la fila que le da vuelta a la cuadra de las instalaciones del banco, camine rápido al momento de abrir las instalaciones.

Así en medio de la lluvia que hubo en el amanecer en el municipio de Guadalajara, todos buscan protegerse, algunos con sombrillas, otros con plásticos, con cajas de cartón, quienes se prepararon mejor hasta con sus casas de campaña se quedaron esperando toda la noche y de cierta forma se protegieron un poco del aire fresco de la noche.

Así familiares de los beneficiarios, especialmente de los menores y adultos mayores pasan las horas platicando, tal es el caso de Estela Sánchez y Alberto Espinosa quienes a unos metros de la puerta de una de las sucursales hablan de las peripecias que tienen que pasar para cuidar el lugar e indican que no es fácil permanecer toda la noche a medio dormir, tener que cambiar sus actividades o hasta faltar al trabajo o no abrir el negocio a tiempo para alcanzar ficha de atención.

También explican que es difícil mantener la sana distancia en este lugar porque en un descuido alguien se puede “colar” en espacios amplios, además de reconocer que es incómodo tener todo el tiempo el cubrebocas, sobre todo, al momento de dormir.

Foto: Aurelio Magaña | El Occidental

Otros aprovechan el paso de los vendedores de café, pan o tamales en bicicleta para “recuperar” energías perdidas en la noche y desayunar un poco antes de las siete de la maña, hora en la que aún no hay suficiente iluminación.

La señora Rosario Ramírez menciona que todo esto es lo que tienen pasar hasta por días enteros, y “esta es la sana distancia que pide el Gobierno”, en referencia a que todos están juntos y con una distancia máxima de 20 centímetros entre personas, pero “es todo lo que tenemos que hacer por hambre”.


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