/ jueves 24 de diciembre de 2020

En peligro las zonas arqueológicas de Tlajomulco

El desamparo de las zonas se debe a la falta de reconocimiento oficial por parte del Gobierno

El arqueólogo y docente del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), de la Universidad de Guadalajara, Erick González Rizo, advirtió que sitios arqueológicos en Tlajomulco están en peligro. Como la Piedra rosetta o Pata de Mula, que es uno de los sitios más relevantes de la arqueología en Tlajomulco, pero que la mancha urbana amenaza.

La Loma, ubicado en el fraccionamiento El Cortijo, en San Agustín, es otro de los sitios en riesgo. Se trata de un montículo que conserva un basamento piramidal similar al de El Ixtépete. Su estado de conservación es lamentable, pues una parte fue rebanada para la construcción de la zona habitacional.

En gran medida, el desamparo de las zonas se debe a la falta de reconocimiento oficial por parte del gobierno, que ni siquiera las contempla como Polígonos de Protección del Patrimonio Histórico en los planes de desarrollo urbano, añadió

González Rizo indicó que a la par del trabajo de la identificación y rescate, trabajan con instancias municipales y el INAH para generar precedentes científicos y así lograr que se obtengan distinciones para su protección.

“De hecho, acabamos de enviar el primer informe preliminar de excavación (en el Tecpán) al Consejo de Arqueología del INAH y así generar el precedente legal”, informó.

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“También ha habido algunos acercamiento muy generales con personal de Geomática y Mejoramiento del Hábitat en Tlajomulco, para el tema de darle seguimiento a poligonales de algunos sitios de mayor interés, en cuanto a monumentalidad y sistemas constructivos, y se había hablado de incluirlos en el Plan de Ordenamiento Ecológico Local”, manifestó.

El docente del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) junto con alumnos de las preparatorias 18 y 11, compartió la documentación de dichos espacios en el más reciente número de la revista Historia y conservación del patrimonio edificado.

El petrograbado Piedra Rosseta o Pata de Mula más grande identificado en el Area Metropolitana de Guadalajara se encuentra en los lomeríos cercanos a la localidad de San Agustín. Esta piedra, de casi tres toneladas, donde están plasmados glifos que representan astros, rostros y huellas, habla de la historia de la cultura coca.

“Tiene una afectación urbana en su entorno, pues hay cerca una línea de alta tensión de la CFE, un oleoducto de Pemex, un fraccionamiento y una zona de extracción de material para la construcción”, informó González Rizo.

Para la creación del macrolibramiento en 2011, el INAH hizo salvamentos al sur de la Laguna de Cajititlán, pero tampoco se han encontrado polígonos de protección.

“En el caso de reconocimientos oficiales de los sitios en la zona de la ribera de Cajititlán estamos en cero, porque no está claro que se haya dado delimitación de un polígono de preservación a los sitios registrados por el INAH en la parte sur; aunque no es descartable, pues ya se hizo el salvamento propio del INAH, como parte de la obra federal que fue la del macrolibramiento, cosa que aún no está disponible en el Archivo Técnico del INAH”, subrayó.

Foto. Cortesía | Prensa UdeG

En cuanto a la zona de la ribera norte de Cajititlán aún no hay registro de los sitios en términos legales, pero a través del Proyecto Arqueológico Acaxititlán se espera que se logre su reconocimiento, refirió.

En la más reciente actualización del Plan de Ordenamiento Ecológico Local (POEL), de noviembre de 2020, ya se mencionan ocho sitios arqueológicos como parte del patrimonio cultural de Tlajomulco: Las Jícamas, La Iglesita, El Ventarrón, El Tecolote, Cerro Viejo, La Mezcalera, Tacomula y el Rancho San Francisco.

El especialista señaló que no se comparte la existencia de otros sitios importantes, como la Rosetta o el Tecpán, este último redescubierto recientemente; además de la falta de las poligonales de los terrenos para su posterior protección.

“Esos sitios no son los únicos del municipio, están dando una información parcial y sólo corresponden a los que les dijo el INAH. La información que le pasamos al municipio (Mejoramiento del Hábitat, del área de Patrimonio y de Geomática), de la actual y la pasada administración, sí incluía más sitios junto con sus poligonales”, informó.

“Aquí se hicieron bolas o se autosabotearon, porque no tomaron en cuenta lo que les compartimos”, reclamó el arqueólogo.

Dijo que por casi 30 años el profesor Samuel Moya trabajó con el INAH para el reconocimiento de las poligonales; pero “al parecer no se registró ninguna poligonal de manera oficial, por lo menos en el Archivo Técnico del INAH, en Ciudad de México”, externó.

El arqueólogo y docente del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), de la Universidad de Guadalajara, Erick González Rizo, advirtió que sitios arqueológicos en Tlajomulco están en peligro. Como la Piedra rosetta o Pata de Mula, que es uno de los sitios más relevantes de la arqueología en Tlajomulco, pero que la mancha urbana amenaza.

La Loma, ubicado en el fraccionamiento El Cortijo, en San Agustín, es otro de los sitios en riesgo. Se trata de un montículo que conserva un basamento piramidal similar al de El Ixtépete. Su estado de conservación es lamentable, pues una parte fue rebanada para la construcción de la zona habitacional.

En gran medida, el desamparo de las zonas se debe a la falta de reconocimiento oficial por parte del gobierno, que ni siquiera las contempla como Polígonos de Protección del Patrimonio Histórico en los planes de desarrollo urbano, añadió

González Rizo indicó que a la par del trabajo de la identificación y rescate, trabajan con instancias municipales y el INAH para generar precedentes científicos y así lograr que se obtengan distinciones para su protección.

“De hecho, acabamos de enviar el primer informe preliminar de excavación (en el Tecpán) al Consejo de Arqueología del INAH y así generar el precedente legal”, informó.

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El docente del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) junto con alumnos de las preparatorias 18 y 11, compartió la documentación de dichos espacios en el más reciente número de la revista Historia y conservación del patrimonio edificado.

El petrograbado Piedra Rosseta o Pata de Mula más grande identificado en el Area Metropolitana de Guadalajara se encuentra en los lomeríos cercanos a la localidad de San Agustín. Esta piedra, de casi tres toneladas, donde están plasmados glifos que representan astros, rostros y huellas, habla de la historia de la cultura coca.

“Tiene una afectación urbana en su entorno, pues hay cerca una línea de alta tensión de la CFE, un oleoducto de Pemex, un fraccionamiento y una zona de extracción de material para la construcción”, informó González Rizo.

Para la creación del macrolibramiento en 2011, el INAH hizo salvamentos al sur de la Laguna de Cajititlán, pero tampoco se han encontrado polígonos de protección.

“En el caso de reconocimientos oficiales de los sitios en la zona de la ribera de Cajititlán estamos en cero, porque no está claro que se haya dado delimitación de un polígono de preservación a los sitios registrados por el INAH en la parte sur; aunque no es descartable, pues ya se hizo el salvamento propio del INAH, como parte de la obra federal que fue la del macrolibramiento, cosa que aún no está disponible en el Archivo Técnico del INAH”, subrayó.

Foto. Cortesía | Prensa UdeG

En cuanto a la zona de la ribera norte de Cajititlán aún no hay registro de los sitios en términos legales, pero a través del Proyecto Arqueológico Acaxititlán se espera que se logre su reconocimiento, refirió.

En la más reciente actualización del Plan de Ordenamiento Ecológico Local (POEL), de noviembre de 2020, ya se mencionan ocho sitios arqueológicos como parte del patrimonio cultural de Tlajomulco: Las Jícamas, La Iglesita, El Ventarrón, El Tecolote, Cerro Viejo, La Mezcalera, Tacomula y el Rancho San Francisco.

El especialista señaló que no se comparte la existencia de otros sitios importantes, como la Rosetta o el Tecpán, este último redescubierto recientemente; además de la falta de las poligonales de los terrenos para su posterior protección.

“Esos sitios no son los únicos del municipio, están dando una información parcial y sólo corresponden a los que les dijo el INAH. La información que le pasamos al municipio (Mejoramiento del Hábitat, del área de Patrimonio y de Geomática), de la actual y la pasada administración, sí incluía más sitios junto con sus poligonales”, informó.

“Aquí se hicieron bolas o se autosabotearon, porque no tomaron en cuenta lo que les compartimos”, reclamó el arqueólogo.

Dijo que por casi 30 años el profesor Samuel Moya trabajó con el INAH para el reconocimiento de las poligonales; pero “al parecer no se registró ninguna poligonal de manera oficial, por lo menos en el Archivo Técnico del INAH, en Ciudad de México”, externó.

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