Las ciudades que poseen todos los servicios a menos de 15 minutos de donde viven quienes las habitan pueden ser las más cercanas a ser la ciudad ideal, sostiene el urbanista Carlos Moreno.
El también científico franco-colombiano Carlos Moreno participó en la Cumbre Internacional del Hábitat de América Latina y el Caribe (CIHALC) 2023 con la conferencia: “La ciudad de los 15 minutos y territorios de 30 minutos”, en la Sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas.
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Primero nos llevó a conocer lo que está apartado de lo ideal y como es que ahí se ha perdido la humanización: las grandes urbes, donde sus habitantes han sido desplazados a zonas tan alejadas que cuando pretenden trasladarse a otro punto tienen que destinar horas de su valioso tiempo para adquirir servicios.
La ciudad de Bogotá, en Colombia, puso como ejemplo, el número de horas que la gente destina para ir y regresar del trabajo suma 22 días al año, frente a 15 días de vacaciones. “Estamos hablando de deshumanización en su forma más compleja”.
“Se pierden situaciones de vida cotidiana, de familia, amigos, vecinos. Se pierde la visión de la humanidad de la ciudad”, explicó. Esta es su lista de seis funciones que deben de estar cerca:
- Salud
- Trabajo
- Educación
- Esparcimiento
- Alojamiento
- Comercio.
Detalló que: “Son las seis funciones sociales de la alta calidad de vida; entre más cerca estén, naturalmente vamos a solicitarlas”.
Sin embargo, en las grandes ciudades se alejan, quedan distantes y a lo largo de los años se perdió en el camino de financiar obras de infraestructura, así como en la construcción de edificios de uso único, con los que se pierde el multiuso (edificios sólo de vivienda, sólo corporativo, sólo para hacer deporte).
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De ahí que hizo un llamado a “la necesidad de encontrar una ciudad que sea mucha más ‘de vida’ y no contentarse con sólo tener un alojamiento, que no corresponde a la calidad de vida cuando se hace sin servicios y equipamientos más lejos”.
Se pronunció por “la proximidad” y que “crea una inclusión social que permite una dignidad dentro de la sociedad". Habitar la ciudad bajo esa visión transforma el diseño de los servicios y entramos a la economía de los servicios; sostenida en una nueva geografía económica de la ciudad, que se basó en identificar sus recursos para elevar la calidad de vida”, dijo.
“La aspiración más legítima de cualquier habitante urbano no puede ser sólo tener un techo con alojamiento, agua y condiciones de higiene”, sino que exista un verdadero derecho a la vida en la ciudad.
El urbanista definió a América Latina como un continente de ciudades y no tanto de países, porque las urbes tienen su propias dinámicas y territorialidades; en esta región del mundo, 84 por ciento de sus habitantes viven en las ciudades. “Entonces, nuestro esfuerzo como urbanistas no es convencer a lobbies que tomen nuestro concepto, sino que los ciudadanos se pregunten en qué ciudades queremos vivir”, dijo.