Corría el año de 1850 cuando José María Castaños y su novia Andrea, quienes pertenecían a distintas clases sociales, pues él era rico y ella no, veían impedida su relación por intrigas familiares, lo que obligó a los enamorados a quitarse la vida pensando es que así podrían permanecer juntos en el más allá. Cuando eso sucedió, era tal el arrepentimiento de las familias que crearon una guirnalda de flores naturales entrelazando las cruces de la tumba en la que los enterraron, misma que se convirtió en piedra y para sus familias fue una clara señal de que sí permanecerían por fin juntos en la muerte.
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A lo largo del año en el Panteón de Belén hay recorridos durante en día y también en la noche, pero son los meses de octubre y noviembre en los que reciben más visitantes, con motivo de la noche de brujas y el día de muertos, motivo por el cual, del 31 de octubre al 6 de noviembre los recorridos nocturnos se extenderán y habrá a las 20, 21, 22, 23 y 24 horas, es decir, el último de ellos a la media noche, explicó Beatriz Domínguez, coordinadora de Museos de la Dirección de Cultura en Guadalajara.
Los recorridos duran alrededor de una hora y están abiertos a personas de cualquier edad, pero son principalmente jóvenes quienes acuden a vivir la experiencia de recorrer un panteón por la noche. “Por estas fechas vienen de Estados Unidos a los recorridos, es una afluencia muy grande.