Los nervios y la incertidumbre de si lograrían su objetivo de ingresar a la Universidad de Guadalajara fueron la constante de los miles de aspirantes para ingresar a una licenciatura y quienes este sábado desde antes de las 7 de la mañana ya esperaban su ingreso a las instalaciones que les correspondían.
Los nervios de si llevaban completo los documentos, si llegarían a tiempo, si habría suficiente transporte pero sobre todo si tenían los suficientes conocimientos fueron algunas de las dudas que aquejaban a los aspirantes, algunos se levantaron desde antes de las 5:30 de la mañana, otros un poco más tarde según la distancia que debían recorrer.
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En el trayecto, narran los estudiantes, repasaban las últimas lecciones, con las que se prepararon, si llevaban los documentos solicitados, si no les faltaba nada, si los acompañaría su papá, su mamá o ambos, así en camión, auto o taxi llegaban a la sede que les correspondía.
Algunos mientras esperaban en la fila daban las últimas vistas a sus teléfonos celulares, los cuales no se permitió ingresar, para enviar un mensaje a sus amigos y ver cómo les iba, en el caso de Paula veía las fotos que enviaban sus amigas para saber cómo iban en su camino a la prueba.
Así Paula, Juan, Estela, al igual que los otros aspirantes caminaban en la fila de ingreso mientras platicaban entre ellos sobre los nervios que tenían, la incertidumbre de saber si podrían o no con la prueba. Alma Sánchez menciona que su debilidad son las matemáticas pero va con toda la actitud para hacer su mejor esfuerzo.
Paula García confía en tener el suficiente tiempo para responder todas las preguntas y ya llevaba su propia estrategia para avanzar en lo que sí tenía conocimientos y después regresar a las que se le hicieran más difíciles, consejo que le dio una de sus profesoras.
Pero no eran los único con esos nervios e incertidumbre, los papás también estaban igual y parecía que ellos también harían la prueba se formaron junto a sus hijas tal es el caso de Alejandro Gutiérrez quien iba platicando con hija y le daba ánimos para salir adelante.
También le preguntaba si traía todos los documentos si estaba calmada y afinaban la estrategia para verse a la salida, “aquí en donde está el semáforo y el puente te veo a la salida, me esperas no te vayas porque no vas a traer celular para hablarte”.
Otros papás como Juan Márquez comentó que mientras esperaba iba a buscar algo de desayunar “para hacer tiempo porque son muchas horas, van a salir hasta la una de la tarde y hay que desayunar, ya hace hambre y no desayunamos nada porque nos salimos muy temprano”.
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Mientras que el personal de apoyo repetía las indicaciones a los estudiantes y gritaban “pegados a la orilla, los papás que se salgan de la fila, sólo pueden ingresar con la solicitud, credencial, lápiz, saca puntas y borrador, no se puede ingresar ni con celulares, ni mochilas ni relojes inteligentes”.
Así uno a uno ingresaba a su plantel mientras se revisaban sus documentos para ingresar y que estuvieran correctos, sin embargo se vieron casos en los que el enojo porque se comentó que había un documento mal, se salían de la fila, arrugaban la solicitud, la tiraban y se marchaban desconsolados.