El martes 21 de noviembre terminó en Washington la quinta ronda de renegociación entre Estados Unidos, México y Canadá, sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte sin que haya un acuerdo claro sobre el futuro del pacto.
En las rondas previas en la Ciudad de México y Ottawa hubo algunos avances en detalles técnicos, pero conforme avanzaron los encuentros los temas difíciles aparecieron.
La fabricación de automóviles, la resolución de disputas comerciales –la aplicación del artículo 19- y la emisión de contratos gubernamentales, así como una propuesta de cláusula de caducidad que exigiría que el TLCAN caduque automáticamente cada cinco años a menos que las partes voten para continuarlo, son solo algunos de los puntos álgidos donde no hay avances.
Durante la ronda realizada Washington, en octubre, los emisarios de Trump prestaron propuestas sobre los temas más controversiales.
Causaron tensiones y despertaron los temores por la posible desaparición del tratado. Al final de la ronda, Estados Unidos pidió un paréntesis de un mes y extendió las conversaciones hasta el primer trimestre del próximo año para calmar las tensiones, situación que el gobierno mexicano no quería pero si contemplaba.
Aunque el alargue de las negociaciones significa tiempo a favor de México y Canadá y la vida del tratado mismo, significa también que habrá un traslape con las elecciones presidenciales en nuestro país, y si se prolongan más, la negociaciones se cruzarán con la renovación del congreso en Estados Unidos.
Ante el posible panorama de la disolución de tratado, México y Canadá también se han preparado al establecer nuevos acuerdos comerciales con socios como China, la Unión Europea o reforzar pactos ya existentes.
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