Ha pasado poco más de una semana desde que se vivió uno de los peores episodios en la historia del futbol mexicano, en el Estadio La Corregidora, en Querétaro, y aunque será difícil olvidarlo, sobre todo por las pérdidas que dejó entre la afición rojinegra, el encontronazo con los Gallos Blancos debe marcar un parteaguas.
Así lo dijeron barristas de los dos equipos con mayor rivalidad de la ciudad: Chivas y Atlas, que el próximo fin de semana se enfrentarán en el estadio Jalisco y de quienes se espera que quede de lado la rivalidad más allá de la cancha.
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“La sociedad en general ha sido más insensible con el tema de la violencia, no solo nosotros y cada vez se hace más cruda y ya se reflejó con nosotros en el ámbito futbolístico y te pone a pensar que se están complicando las cosas y les tocó a ellos, esperemos no les vuelva a tocar, ni nos toque a nosotros, ni a nadie”, explicó para El Occidental uno de los líderes de La Irreverente, la barra que acompaña a Chivas en sus partidos y que en el del domingo próximo, no estará presente porque se les negó el ingreso como grupo de animación del equipo visitante.
El joven, también es padre de familia y esposo, y considera que la batalla campal del 5 de marzo en Querétaro debe distinguir un antes y un después en lo que sucede con los aficionados que acompañan a sus equipos desde la tribuna.
En el mismo sentido, uno de los líderes de la Barra 51, que ha apoyado desde hace varios años al equipo campeón del futbol nacional, agregó que más allá de las reacciones de directivos y la propia Liga MX, es necesario atender el tema desde la raíz y ya de manera definitiva.
“No es la primera vez que pasa en el futbol mexicano y como en todos los casos, se hace una noticia en grande, pasa el tiempo, van quedando en el olvido y realmente siempre se vuelve a llegar a lo mismo y no hay una solución de tajo, como debe de ser… Le ponen atención y se enfocan cuando es reciente la tragedia, pero con el paso del tiempo se van olvidando de lo que pasó”.
Considera que las medidas tomadas alejan las posibilidades de sentarse entre barras, clubes y autoridades a resolver el problema, que compete a todo el país y no solo a los grupos de animación involucrados en el zafarrancho de La Corregidora.
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Respecto a cómo los ve la sociedad, ambos jóvenes coinciden en que se les ha señalado de una manera inadecuada, asegurando que dentro de las barras hay padres de familia, personas que tienen pareja, hijos e hijas, hermanos y padres esperándoles al término de un encuentro de futbol.
“Hay empatía con lo sucedido, yo voy a una cancha de visita y espero regresar a mi casa, donde me espera mi familia, mi esposa, mis hijos, mi madre, todo mundo me espera de regreso y no regresar es complicado”, dijo uno de los líderes de La Irreverente.
En tanto que, por parte de uno de los líderes de la Barra 51, la petición es a no criminalizarlos. “Siempre se nos ha criminalizado de una forma que no es correcta y no todos tenemos antecedentes penales, en realidad existe mucha gente que está preparada y con la intención que van a un estadio es para apoyar a su equipo, no a querer tener violencia en el partido”.
Ambos jóvenes han formado una familia y tienen un empleo que es su sustento y consideran que la riña a la mitad del partido entre Gallos Blancos y Atlas “nos pega como sociedad y como miembros de barra”, pues en medio de la pandemia y las restricciones que hubo para entrar a los estadios, tenían pocos partidos disfrutando de nuevo en conjunto, como los grupos de animación que son y que sin duda, forman parte del color y del ambiente en un estadio de futbol.
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