Luis Antonio Canché Briseño, premio de Literaturas Indígenas 2022 entregado en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL), aseguró que sí no hubiera aprendido a leer y escribir en su lengua materna no estaría en este lugar y reconociendo que escribir cuentos es una tarea difícil pero bonita.
“El camino de la escritura es escabroso, tanto como este bonito género denominado cuento, si no hubiera aprendido a leer y escribir en lengua maya no estaría celebrando con ustedes. Esta fortuna de haber aprendido a escribir en mi lengua materna se la debo a dos admirables maestros quienes me animaron a escribir mis primeros relatos y a partir de esta época confirmé que incursionar en la escritura de cuentos es una tarea difícil, pero bellísima después de todo”, mencionó.
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Este premio se lo dedicó al escritor Zapoteco, Mario Molina Cruz; y al poeta maya de Campeche Waldemar Noh Tzec, ambos ya fallecidos y quienes fueron sus tutores en un encuentro de escritores jóvenes y le obsequiaron con una serie de libros de cuentos, fabulas y leyendas.
“Se los dedico a ellos, quienes creyeron en mis letras y me dieron el impulso para seguir aprendiendo, pero sobre todo para nunca abandonar la escritura” y aún en sus apuntes guarda una serie de recomendaciones de libros que tiene pendientes de leer.
En este contexto mencionó que las letras le dieron la oportunidad de conocer gente de otros lugares que considera maravillosa, entre quienes comparten recomendaciones de libros, reseñas, nombres de autores de diversos autores.
“Algo que nunca dejaré de hacer mientras tenga la oportunidad, además de leer y escribir, es agradecer a quienes han sido mis maestros en tiempos recientes”, así como a sus amigos que impulsan talleres de escrituras, entre otros.