/ lunes 18 de septiembre de 2023

Juan José Arreola: casa en la que vivió el escritor cumplirá 105 años

La casa donde vivió Juan José Arreola cumplirá 105 años

La casa en la que vivió Juan José Arreola en su natal Ciudad Guzmán él la diseñó, decoró y hasta elaboró algunos de los muebles en madera que aún existen. Así prácticamente construyó un museo que hoy guarda sus recuerdos. El próximo 21 de septiembre cumpliría 105 años de edad y es un buen pretexto para visitarlo.

Azucena Rodríguez Anaya, coordinadora de la Casa Taller Literario Juan José Arreola, destaca que en este aniversario del considerado hijo ilustre “es una casa bellísima que habitó en los años 80’s poco después de terminar de dar clases en la UNAM; cuando ya no estaba escribiendo se vino a refugiar aquí. Los sobrinos le decían que era “la cabaña” porque está en la parte baja de la sierra y desde la vista panorámica del municipio es única.

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Hecha con piedra volcánica

La casa construida con piedras volcánicas y madera da la impresión de ser una cabaña. Cuenta con un recibidor y en la parte del museo hay v arias salas en las que se puede apreciar desde las dos máquinas de escribir con las que trabajaba; una mesa donde solía jugar ajedrez todos los días; su capa y sombrero con las que se paseaba por la ciudad como si fuera un juglar; fotografías de él; la de su boda; su escritorio personal; su radio, entre otros objetos.

Desde la terraza se aprecia toda la ciudad y en especial la catedral. Está rodeada de árboles y el aire que circula por su altura refresca de una manera importante. Y en el patio se puede apreciar aún vestigios de los árboles que él plantó. El inmueble se ubica en la calle Lomas del Valle y está abierta de lunes a sábado de 10:00 a 15:00 horas y de 16:00 a las 19:00 horas.

De taller literario a museo

“Hay que reconocerle varias facetas, primero que él implementó los talleres literarios en México en la Casa de Lago y cuando se retira de esa vida y llega a Ciudad Guzmán también implementó los talleres literarios para señoras. Por ejemplo mi mamá vino a ese taller y me tocó conocer a Arreola y era un espacio bellísimo, una casa con una presencia importante de madera, piedra, ladrillo, porque Juan José Arreola tuvo tíos carpinteros y él mismo ejercía la carpintería, hacía muebles y los vendía también, grandes tesoros para quienes los compraron”, señaló Azucena.

Sus diseños eran variados; algunos tenían patas, otros no; también diseñó la mesa en la que jugaba ajedrez todos los días a las seis de la tarde con Vicente Preciado Zacarías. En esta casa ya no escribió libros pero sí implementó esos talleres.

“Se movía por la ciudad, seguramente escribió pero no sabemos si se publicó o no lo que escribió porque él ya había escrito sus gr andes obras literarias y sólo eran sus colaboraciones en los medios de comunicación”, narró Rodríguez Anaya.

Es por eso que este 21 de septiembre, fecha en la que se conmemora el 105 aniversario de su natalicio se va a realizar en esa casa el “décimo sexto coloquio Arreolino en donde se tiene la in auguración de una exposición el 20 de septiembre a las siete de la noche y se verán algunas pertenencias del escritor, entre ellas la mesa en la que jugaba ping pong ya que él fue árbitro internacional de este deporte.

“Por eso algunas de sus intervenciones en televisión llama la atención porque tenía todo un mundo literario, pero conocía perfectamente lo que sentía un árbitro cuando estaba frente al penalti y él decía un portero que está frente al balón es como Ulises regresando de Troya a Ítaca y cuando lo ve Penélope y no lo reconoce, así eran sus intervenciones porque él gustaba de la literatura grecolatina”.

La casa en la que vivió Juan José Arreola en su natal Ciudad Guzmán él la diseñó, decoró y hasta elaboró algunos de los muebles en madera que aún existen. Así prácticamente construyó un museo que hoy guarda sus recuerdos. El próximo 21 de septiembre cumpliría 105 años de edad y es un buen pretexto para visitarlo.

Azucena Rodríguez Anaya, coordinadora de la Casa Taller Literario Juan José Arreola, destaca que en este aniversario del considerado hijo ilustre “es una casa bellísima que habitó en los años 80’s poco después de terminar de dar clases en la UNAM; cuando ya no estaba escribiendo se vino a refugiar aquí. Los sobrinos le decían que era “la cabaña” porque está en la parte baja de la sierra y desde la vista panorámica del municipio es única.

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Desde la terraza se aprecia toda la ciudad y en especial la catedral. Está rodeada de árboles y el aire que circula por su altura refresca de una manera importante. Y en el patio se puede apreciar aún vestigios de los árboles que él plantó. El inmueble se ubica en la calle Lomas del Valle y está abierta de lunes a sábado de 10:00 a 15:00 horas y de 16:00 a las 19:00 horas.

De taller literario a museo

“Hay que reconocerle varias facetas, primero que él implementó los talleres literarios en México en la Casa de Lago y cuando se retira de esa vida y llega a Ciudad Guzmán también implementó los talleres literarios para señoras. Por ejemplo mi mamá vino a ese taller y me tocó conocer a Arreola y era un espacio bellísimo, una casa con una presencia importante de madera, piedra, ladrillo, porque Juan José Arreola tuvo tíos carpinteros y él mismo ejercía la carpintería, hacía muebles y los vendía también, grandes tesoros para quienes los compraron”, señaló Azucena.

Sus diseños eran variados; algunos tenían patas, otros no; también diseñó la mesa en la que jugaba ajedrez todos los días a las seis de la tarde con Vicente Preciado Zacarías. En esta casa ya no escribió libros pero sí implementó esos talleres.

“Se movía por la ciudad, seguramente escribió pero no sabemos si se publicó o no lo que escribió porque él ya había escrito sus gr andes obras literarias y sólo eran sus colaboraciones en los medios de comunicación”, narró Rodríguez Anaya.

Es por eso que este 21 de septiembre, fecha en la que se conmemora el 105 aniversario de su natalicio se va a realizar en esa casa el “décimo sexto coloquio Arreolino en donde se tiene la in auguración de una exposición el 20 de septiembre a las siete de la noche y se verán algunas pertenencias del escritor, entre ellas la mesa en la que jugaba ping pong ya que él fue árbitro internacional de este deporte.

“Por eso algunas de sus intervenciones en televisión llama la atención porque tenía todo un mundo literario, pero conocía perfectamente lo que sentía un árbitro cuando estaba frente al penalti y él decía un portero que está frente al balón es como Ulises regresando de Troya a Ítaca y cuando lo ve Penélope y no lo reconoce, así eran sus intervenciones porque él gustaba de la literatura grecolatina”.

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