/ viernes 19 de agosto de 2022

Políticas sociales para la paz

Se ha vuelto un lugar común afirmar que la mayor preocupación de los ciudadanos en el país es la crisis de inseguridad que atraviesa a todos los espacios de la sociedad y que supone un reto para los gobiernos. Sin embargo, por más normalizada que esté la violencia por su dolorosa persistencia en nuestras vidas, no podemos conformarnos y asumir que es un fenómeno irreversible para el que nos hemos quedado sin herramientas ni imaginación.

Para comenzar a trazar líneas de acción es importante partir de una realidad: no existe una receta para combatir la violencia. Cada contexto es único. Las políticas que se implementan en un país no garantizan el éxito o el fracaso en otros. Incluso entre municipios, ciudades y estados dentro de México las condiciones históricas, culturales, políticas y económicas hacen cada caso particular y merecedor de un análisis exhaustivo para poder atinar en políticas funcionales.

Eso sí, existe un consenso prácticamente a nivel mundial: a pesar de estas diferencias, invertir en políticas sociales es una de las tantas alternativas probadas para disminuir los niveles de violencia en una sociedad y acercarla hacia un estado de paz. No es posible identificar una sola causa de la violencia, pero una sociedad atravesada por la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades es una olla de presión que en cualquier momento revienta y se desborda en conflictos de distinta intensidad.

Las políticas sociales son, digamos, medicinas dirigidas con precisión hacia los sectores de la sociedad más vulnerables y que más solidaridad requieren de parte de todo el colectivo. Es por ello que en la Secretaría de Asistencia Social, a pesar de trabajar para todas y todos los jaliscienses, nos enfocamos en atender primero a quienes más lo necesitan: personas en condición de pobreza alimentaria, niñas y niños con cáncer, mujeres víctimas de violencia, madres solteras; todo esto producto de la descomposición del tejido social.

Es más probable que quien tiene mayores dificultades para estudiar, para ascender socialmente, para tener una vivienda digna o para ganar un ingreso suficiente sean presa fácil del crimen organizado; los casos demuestran que alguien que no puede desarrollarse plenamente porque cuenta con mayores obstáculos que otros segmentos de la sociedad, recurra a actividades ilícitas no solo para tener un ingreso sino también para tener un grupo en el que se sienta incluido cuando la sociedad le dio la espalda.

La responsabilidad del Gobierno de Jalisco es tenderle una mano a quienes más lo necesitan. Sabemos que hay personas que nacieron en situación de desventaja por algún tipo de discapacidad, por su origen social e incluso por el municipio o la comunidad de los que provienen, nuestro trabajo es equilibrar esas asimetrías para que todos tengamos un piso parejo para estudiar, trabajar, formar una familia, disfrutar del arte, de la cultura, del ocio y retribuir a la sociedad lo que nos ha dado. Las políticas sociales son esa escalera que permiten subir a quienes han tenido dificultades para ascender socialmente: para que nadie se quede atrás.

En Jalisco cada programa y apoyo entregado a las familias es un paso más para que nadie tenga que recurrir a delitos para sobrevivir. Estamos conscientes de que las políticas sociales son una palanca para impulsar a las sociedades y reducir la desigualdad y la pobreza, y con ello, la violencia. No será fácil ni será inmediato, pero vale la pena invertir en quienes más nos necesitan. Sólo así podremos tener una sociedad en paz y de iguales.

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