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A Erick le cambiaron la vida sus tres cachorros, de ser un niño inquieto y no querer hacer nada ahora como adolescente-joven hace varias actividades. Dulce, Pini y Chico fueron recogidos de lugares olvidados y adoptados por la familia por decisión propia.
Ninguno era de alguna raza canina en particular: criollos y mestizos, así fueron catalogados por los veterinarios cuando fueron llevados a revisión la primera vez que llegaron al hogar de Erick.
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La más pequeña de nombre Dulce fue vendida a la mamá de Erick en 320 pesos afuera del colegio en el centro de Guadalajara, le dijeron que era French Poodle, estaba muy pequeña. Erick platica que a unas horas de estar con ellos comenzó a ponerse malita, la llevaron con un veterinario para revisión y recetarla, sin embargo, no mejoró.
Al día siguiente comenzó a sangrar: “La llevamos con varios veterinarios y todos nos decían que se iba morir, la razón que daban fue que al haber sido retirada de la mamá en cuanto nació le afectó porque no recibió el calor y la leche”.
El joven menciona que fue muy triste recibir esa noticia, aunque le compraran medicamentos y fueran de veterinario en veterinario la respuesta era: “todos me decían que dulce se iba a morir y no fue así. Después de diez años sigue viva. Su medicina fue decirle todos los días ́no te mueras, te quiero mucho, no te voy a abandonar´ esa fue la gran medicina de amor que le dimos”.
Después llegó la perrita Pini -pit bull con labrador color café- fue abandonada en un campo, conviva con cerdos con quienes aprendió a morder. Erick comenta que una amiga le platicó de varios perritos en esta situación: “Le dije que me trajera una y a escondidas de mi mamá la metí a la casa, tenía tres meses de nacida, era una bolita, nomás se la pasaba dormida y mordiendo a Dulce, al día siguiente, mi mamá se dio cuenta, claro me regaño, pero la acepto”.
Pini estaba mordida de su carita por el convivió con otros animales más grandes, era un poco agresiva y huraña, pero fue cambiando con el convivio familiar.
Al final llegó Chico -tipo Bull, tono café oscuro con una mancha blanca en el pecho- fue abandonado ya grande en el parque de Tabachines, Erick comenta que, al acudir un domingo a las clases para entrenar a Pini, lo vieron amarrado a un árbol sin ladrar ni moverse pasaron varias horas y nadie llegaba por él.
“Un conocido que iba a las clases se lo iba a llevar, pero Chico no quiso, comenzó a ladrar y a querer morder al otro perro, y me dijo llévatelo tú, pero yo traía a Pini y dije sí, en cuanto me acerqué y Chico y Pini se olieron, fue una atracción entre ellos como de hermandad”.
Continúa narrando Erick: “Fue como pude desamarrarlo y llevármelo a casa. Ahí fue otro grito de mi mamá porque ya eran tres, y Chico por su cara y complexión no lo quería. Chico pasó la mitad de la noche solo en el patio, mi mamá tenía miedo de que hiciera algo, pero comenzó a llover y fue mi propia mamá quien le abrió la puerta”. Desde entonces, Dulce, Pini y Chico forman parte de una familia.
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Día Mundial del Perro
El pasado 16 de julio fue el Día del Perro en México, el próximo 21 de julio será el Día Mundial y el 26 de agosto será el Día Internacional del Perro 2023, el propósito es recordar al mejor amigo de la infancia y de la familia, a la vez concientizar a las personas a no abandonar a estos cachorros en la vía pública o a adoptar a uno.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 70% de los perros en el mundo no tienen un hogar.
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