Este 5 de febrero es aniversario del fallecimiento de San Felipe de Jesús, el primer mexicano canonizado y conocido además como el santo patrono de los joyeros.
Ese oficio que mantiene a Jalisco como líder nacional, calculando que siete de cada diez joyas que se usan en el país fueron hechas en talleres jaliscienses, la mayoría de ellos tapatíos, llena de orgullo a quienes se dedican a la fabricación de joyas.
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De acuerdo con datos históricos, fue a mediados del siglo pasado cuando se nombró a San Felipe de Jesús como patrono de los joyeros y orfebres.
Por esos tiempos también se bendijo e introdujo su imagen en cada uno de los talleres que la zona al oriente de la perla tapatía y que se convirtió en la cuna de la micro y pequeña industria del ramo.
Desde ese entonces, directivos y socios de la Cámara Regional de la Industria de la Joyería y Platería del Estado de Jalisco, con sus trabajadores y familiares acuden a venerar a San Felipe de Jesús, quien en su juventud fue enviado a Filipinas por su padre, el español Alonso de las Casas, comerciante en joyería, para ejercer ese oficio en Manila.
Iba a ser ordenado sacerdote en México, pero en su viaje de retorno el barco encalló en playas japonesas y en la Colina de Nagasaki fue crucificado el 5 de febrero de 1597.
Por ese motivo, en la parroquia que lleva su nombre, ubicada en la zona de Oblatos, habrá fiesta y una misa a las 12 horas celebrada por Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo emérito de Guadalajara, dedicada a los hijos ausentes y al gremio joyero tapatío.
Además se develará en el atrio un busto en honor de Rafael Meza Ledesma, pastor de esa comunidad de 1937 a 1973 y considerado el fundador y alma de dicho barrio.
El busto fue hecho por el escultor Jaime Reyes Tavera y el fundidor Jorge Fernández García.