Alrededor de 400 personas se unieron y participaron en una caminata al concluir la Jornada por la Paz que se realizó durante todo el mes de julio a partir de la muerte de los sacerdotes jesuitas Joaquín Campos y Javier Mora, en la comunidad de Cerocahui, Chihuahua.
Las personas vestidas de blanco salieron de manera pacífica y en silencio, de Casa Loyola, para después caminar hasta el templo de Nuestra Señora de la Paz, en la avenida La Paz y Chapultepec, en donde hicieron una oración.
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En ese movimiento participaron integrantes de 20 organizaciones laicales, colectivos, órdenes religiosas, así como familiares de personas desaparecidas y de víctimas de la violencia. Los grupos enviaron mensajes de cómo construir paz.
"Hicimos una peregrinación de oración para la paz. No es más que pedirle a Dios que nos permita entender cuál es nuestro papel en esta circunstancia, en esto que estamos viviendo como país y cómo responder a estos signos que nos da la realidad", explicó Manuel Gómez, coordinador regional de la Comunidad de Vida Cristiana.
"Es una violencia estructural que tiene que ver con cuestiones culturales, cómo nos hemos acostumbrado a vivir en este ámbito, como hemos normalizado la violencia y como somos corresponsables de violencia. Cuando decimos 'siempre hay violencia', la normalizamos, cuando no actuamos, cuando nos quedamos callados. Así nos hacemos cómplices de la violencia", explicaron Iván Abu Hussein y Diana Beatriz Chavoya Navarro, del equipo coordinador Colectivo Interreligioso de Oración por la Paz.
La caminata concluyó en la Glorieta de los Desaparecidos, en donde se realizó un minuto de silencio para reflexión y con el Padre Nuestro. Al centro del monumento se encendieron veladoras, se dejaron rosas y flores blancas, además de fotografías de personas desaparecidas.