/ martes 20 de octubre de 2020

Artesana busca trabajos alternos para subsistir durante la pandemia

La comida también ha faltado, sin embargo, admite que entre los mismos comerciantes se han apoyado con algunas despensas

Ofelia es artesana en Tonalá y si bien por la contingencia desde hace un mes comenzó de nuevo a trabajar lo cierto es que no ha sido suficiente; dos días a la semana vende en el tianguis artesanal, mientras que el resto lo dedica a trabajos varios a fin de sacar sustento para ella y su familia.

Vende productos varios hechos de barro desde hace 32 años por lo menos, sin embargo, refiere que nunca se había enfrentado con una situación igual, pues desde que empezó la pandemia por Covid-19 ha tenido que hacer prácticamente maromas para llevar comida a casa.

Primero fueron los meses que no pudieron trabajar, por no pertenecer a los giros esenciales, lo cual se vino a sumar a la falta de permiso para colocarse en la zona del estacionamiento, por avenida Tonaltecas, lo que la orilló -junto con otros comerciantes- a realizar trueques de artesanías por alimento.

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Esto último no dio los resultados esperados, pues autoridades municipales se los impidieron y les quitaron la mercancía, por lo cual, manifiesta que ha sido difícil, pues si bien ahora ya puede poner su puesto, las ventas han sido bajas, y los apoyos por parte de las autoridades, nulos.

"De mi trabajo (en el tianguis) dependemos seis personas y tres son niñas menores de edad. Cuando dejamos de trabajar me iba con la gente a lavar ropa, ayudarles a hacer el aseo, porque me vi con la necesidad de salir a buscar. Jueves y domingos son días de tianguis y el resto pues yo le busco".

Las ventas les han disminuido en un 60%, por ello, agarra lo que puede, como ayudar a algún familiar con la venta de comida, pues han llegado a puntos críticos, que aspectos básicos como la luz y el agua han sido servicios que han costeado a duras penas por falta de ingresos.

"No pagamos renta porque mi madre nos presta una casita, pero ahorita la luz y el agua pues estamos detenidos, y el internet de plano lo cortaron, pero aun así nos hace falta para la escuela de las niñas, es bien difícil, para eso tenemos que ir con vecinos o ellas solas a pedir el internet".

La comida también ha faltado, sin embargo, admite que entre los mismos comerciantes se han apoyado con algunas despensas que les han entregado en donación. Por ello, no solo espera que las ventas mejoren, sino que autoridades municipales los apoyen, como tribunales lo mandataron, tras el amparo que ella –y un grupo de comerciantes más- interpusieron en contra del Gobierno de Tonalá hace ya meses.

Ofelia es artesana en Tonalá y si bien por la contingencia desde hace un mes comenzó de nuevo a trabajar lo cierto es que no ha sido suficiente; dos días a la semana vende en el tianguis artesanal, mientras que el resto lo dedica a trabajos varios a fin de sacar sustento para ella y su familia.

Vende productos varios hechos de barro desde hace 32 años por lo menos, sin embargo, refiere que nunca se había enfrentado con una situación igual, pues desde que empezó la pandemia por Covid-19 ha tenido que hacer prácticamente maromas para llevar comida a casa.

Primero fueron los meses que no pudieron trabajar, por no pertenecer a los giros esenciales, lo cual se vino a sumar a la falta de permiso para colocarse en la zona del estacionamiento, por avenida Tonaltecas, lo que la orilló -junto con otros comerciantes- a realizar trueques de artesanías por alimento.

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"De mi trabajo (en el tianguis) dependemos seis personas y tres son niñas menores de edad. Cuando dejamos de trabajar me iba con la gente a lavar ropa, ayudarles a hacer el aseo, porque me vi con la necesidad de salir a buscar. Jueves y domingos son días de tianguis y el resto pues yo le busco".

Las ventas les han disminuido en un 60%, por ello, agarra lo que puede, como ayudar a algún familiar con la venta de comida, pues han llegado a puntos críticos, que aspectos básicos como la luz y el agua han sido servicios que han costeado a duras penas por falta de ingresos.

"No pagamos renta porque mi madre nos presta una casita, pero ahorita la luz y el agua pues estamos detenidos, y el internet de plano lo cortaron, pero aun así nos hace falta para la escuela de las niñas, es bien difícil, para eso tenemos que ir con vecinos o ellas solas a pedir el internet".

La comida también ha faltado, sin embargo, admite que entre los mismos comerciantes se han apoyado con algunas despensas que les han entregado en donación. Por ello, no solo espera que las ventas mejoren, sino que autoridades municipales los apoyen, como tribunales lo mandataron, tras el amparo que ella –y un grupo de comerciantes más- interpusieron en contra del Gobierno de Tonalá hace ya meses.

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