Antonio Sánchez
Una tradición desde los años ochenta ha sido conservada porlos amantes de las carretas y en el corazón de Tlaquepaque selocalizan la fábrica de carruajes de la familia RenteríaRentería, quienes ruegan para que la tradición no se extinga,sobre todo en Guadalajara con la llegada de los carruajeseléctricos del gobierno municipal.
El amor por la fabricación y el andar en carretas inició paralos integrantes de la familia Rentería Rentería desde 1880 cuandosu bisabuelo, José Rentería López, realizaba labores de cocheroen aquella época cuando los traslados eran realizados en carretas,después la estafeta de cochero le sería pasada al abuelo,Teodocio Rentería, en el año de 1905, en esa etapa se iniciaríala fábrica y reparación de carruajes.
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"Posteriormente en 1935 las riendas de la fabricación lastomaría el señor Juan Rentería Ibarra, quien se enfocaríamayormente a la fábrica de carretas sin dejar de lado la labro decochero, en la actualidad los hermanos Gregorio y Raúl deapellidos Rentería Rentería continúan con el trabajo de fabricarcarretas y enseñan a la nueva generación quienes sueñan conllevar la tradición por muchos años más.
El periódico EL OCCIDENTAL platicó en unrecorrido por la fábrica de carretas con Gregorio RenteríaRentería, quien detalló paso a paso la fabricación de cadacarruaje.
“Gracias a Dios tengo lafortuna de pertenecer a una familia de fabricantes de carretas paracalandrias, actualmente somos la cuarta generación y mis sobrinosya inician una quinta generación de fabricantes de carretas ycocheros, mi bisabuelo en 1880 más o menos, mi abuelo en 1905, mipapá en el 1935 más o menos y yo y mi hermano, Raúl Rentería,seguimos manteniendo la tradición y decirte que mis sobrinasCarolina Rentería y Nayeli Rentería son la quinta generaciónpues ya están metidas de lleno en la fabricación de carretas”,detalló Gregorio.
Dentro de la familia Rentería Rentería existe el temor de quela tradición de las calandrias se pierda debido a la llegada delos carros eléctricos pues su trabajo se vería afectado hasta enun 70 por ciento.
“Con orgullo y sin pena de nada le digo que siempre nos hemoscreado rodeados de caballos, somos gente de a caballo y puestratamos de luchar porque se conserve todo esto, siento muchatristeza y mucha pena que nuestras autoridades, en este caso lasdel Ayuntamiento tapatío, nos estén tratando de quitar estatradición de más de 200 años.
“Desgraciadamente vemos que con la llegada de los carroseléctrico, con los que pretenden cambiar las calandrias, puenosotros terminaríamos siendo de los más afectados debido a quedejaríamos de fabricar carruajes para la ciudad y pues simplementenos enfocaríamos a crear uno que otro a otros estados donde sílas aprecien, pero sí nos bajaría nuestro trabajo de fabricacióny reparación de carruajes hasta un 60 o 70 por ciento si quitaranlas calandrias para cambiarlas por un carro eléctrico”, dijoGregorio Rentería.
El nombre original de los carruajes de las calandrias escarretela detalló Gregorio Rentería, pero de igual manera se lepuede llamar carruaje, carro de caballos, bugí, landol, victoria,y otros nombre más que se adaptaron a la carretela en distintospaíses.
El promedio para la fabricación de una carretela es alrededorde un mes y le han fabricados a diferentes personajes de lafarándula como a Antonio Banderas para que la utilizara en lapelícula de el Zorro y al cantante Vicente Fernández, el Charrode Huentitán, de quien Gregorio nos compartió algunas anécdotascon lágrimas en los ojos.
“Recuerdo que en cierta ocasión mi papá le fabricó unacarreta al señor Vicente Fernández y cuando se la fuimos a llevara su rancho la bajamos del remolque y sin decir nada él, algunosde sus nietos se subieron y como no tenían caballo preparado parajalar la carreta entonces puso a Alejandro Fernández, que estabachamaco, a jalar la carreta, a que le diera una vuelta por elrancho”, detalló.
El costo para adquirir una carretela oscila entre los 80 y 150mil pesos dependiendo el tipo de carruaje, de los que se puedencrear hasta como los que usa la reina de Inglaterra detallóGregorio Rentería Rentería.