Aunque hace 20 años era difícil para una mujer desempeñar labores en Protección Civil y Bomberos, ello no impidió que Jenny de la Torre Ruelas entrara a desarrollar una loable labor en pos de ayudar a los demás.
Madre de un hijo y con 43 años, Jenny, quien también es técnico en Urgencias Médicas egresada de la Cruz Roja, es actualmente segundo oficial bombero en Guadalajara con dos décadas de experiencia.
Como si eso no fuera suficiente, también tiene la fortuna de decir que ha representado a la unidad municipal de Protección Civil en mundiales de bomberos y en los Juegos Latinoamericanos, logrando por lo menos traer a casa unas 15 medallas.
Chécalo:
"Los últimos a los que asistí fueron a los Juegos Latinoamericanos que fueron en la Ciudad de México, y en el mundial fui en agosto a la ciudad de Chengdu, China y me fue super bien porque sí me traje varias medallas de oro y de plata. Practico lo que es el triatlón, pero de ahí depende el atletismo y cuestiones bomberiles; hago lo que es el súper bombero y la carrera vertical".
Pese a que sus jornadas de trabajo no son nada fáciles, pues al ser elemento operativo trabaja 24 horas seguidas para descansar 48 y así sucesivamente, Jenny se las ingenia no sólo para equilibrar su trabajo y labor en casa con su hijo, sino que además se hace tiempo para seguir entrenando.
Si bien ahora por la contingencia por Covid-19 es difícil, antes de esto sin descanso salía a correr, hacia natación y se entrenaba en el gimnasio, algo que le ha valido representar a la ciudad también en el mundial de bomberos que se celebró en Estados Unidos hace un par de años, con la posibilidad de hacerlo el siguiente año en Róterdam si la situación actual mejora.
"Me ha tocado ir a Panamá, y este año se iba a ir a Ecuador pero dudo que vaya a haber algo por la situación que estamos pasando (...). He procurado entrenarme porque entre el trabajo, el niño, la casa, pues uno sale muy cansado, pero sí le pongo al ejercicio porque me gusta".
Admite que en su momento no fue nada fácil, en especial cuando tenía a su hijo pequeño, sin embargo, reconoció el apoyo en su trabajo y sobre todo el de su mamá, pues solo así pudo salir adelante no solo profesionalmente, sino ayudando a los demás como siempre fue su vocación, haciendo lo que más le gusta.
Pese a que las jornadas siguen siendo agotadoras, Jenny sale siempre a trabajar no solo con actitud sino con las debidas precauciones sanitarias, también para no ponerse en riesgo ni a los que más quiere, consciente de que lo que hace día a día es en un afán de ayudar a los demás.