/ lunes 6 de abril de 2020

Una vez que pase la pandemia por Covid-19, ¿cómo va a ser nuestro futuro?: Cardenal

En la misa virtual ya que se realizó sin fieles debido a la emergencia sanitaria, puntualizó que esta celebración eucarística y Semana Santa que inicia es muy distinta

Una vez que pase la pandemia por el coronavirus-covid-19, “pensemos en esta circunstancia crítica, “¿qué tanto estamos dispuestos a compartir, ser solidarios y cercanos con los que menos tienen?”, cuestionó el cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara durante la homilía de domingo de Ramos.

En la misa virtual, ya que se realizó sin fieles debido a la emergencia sanitaria, puntualizó que esta celebración eucarística y Semana Santa que inicia es muy distinta a “como la hemos vivido toda la vida”, por lo que manifestó: “aprovechemos para entrar en el interior de nuestras vidas para reflexionar, examinarnos y pensar nuestro futuro de ¿cómo va a ser nuestra manera de vivir el futuro cuando esto pase y acabe?.¿cómo voy a desempeñar yo, cómo voy a responsabilizarme yo de mi propia vida en relación con los demás, con mi familia, amigos, con mis conocidos y desconocidos?,¿cómo voy yo a comportarme en el futuro?”.

Son días de reflexionar, apuntó, “en esta ocasión no va a ver el bullicio de la fiesta por las vacaciones, ese ruido estremecedor de las vacaciones. Hoy nos vamos a recluir en el interior de nuestros hogares, de nuestra persona y vida”.

Chécalo:

En la celebración eucarística se refirió al Misterio de la Pasión de Cristo e hizo alusión a lo que vivió Jesucristo “que nos quitó el sufrimiento y dolor. Vivió el abandono de todos y el abandono de su padre. Cuando reza el salmo lo dice en una experiencia existencial ¡Padre mío!,¿por qué, por qué me has abandonado, Cristo sintió el abandono de Dios en su dolor supremo y momento solemne de su muerte, pero experimentó que Dios no lo abandonó, lo resucitó y vive para siempre”.

El Misterio de la Pasión que se vivirá en toda la Semana Santa, agregó habla de la debilidad de la Cruz, y de la fuerza del amor y la potencia del que comparte, que es solidario y cercano a los hermanos y da su vida en servicio por la salvación de todos.

Se refirió al significado de las palmas en este domingo de ramos: “las palmas son un signo que aclama a su rey y lo reconocen como su señor, pero su realeza, su majestad se manifiesta de forma misteriosa en la cruz”.

Enfatiza que la fe es la única que hace frente al cuestionamiento del abandono de Dios en momentos difíciles.

“Sobre la Cruz mueren todas las falsas imágenes de nuestra mente humana acerca de Dios dónde está su omnipotencia, su justicia, por qué Dios no interviene ante ciertas situaciones intolerables. Es la pregunta que late en el corazón y mente de muchos hombres ante el mal que nos amenaza y nos llega a toda la humanidad, por qué Dios no interviene, por qué calla y no nos ayuda a superar tanto mal.

Sólo la fe es capaz de leer la omnipotencia de Dios en la impotencia de la Cruz, es la impotencia del amor de Jesús que amó a tal grado al Padre que le fue obediente hasta la muerte, amó a tal grado al Padre y por eso murió por los hombres y nuestra salvación”, manifestó el Cardenal Robles Ortega. Recordó “a Jesús no lo mata, él se entrega a la muerte por nosotros”.

Este amor, agregó “ que él entrega dándose a si mismo lo hace solidario con todas nuestras humillaciones, cambio total de las situaciones humanas, que la verdadera grandeza no está en el poder, la riqueza, en el estamento social, la fuerza del hombre a la luz de Jesús está en el amor que comparte, que es solidario, que es cercano a los hombres y se hace servicio a los demás”.

Una vez que pase la pandemia por el coronavirus-covid-19, “pensemos en esta circunstancia crítica, “¿qué tanto estamos dispuestos a compartir, ser solidarios y cercanos con los que menos tienen?”, cuestionó el cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara durante la homilía de domingo de Ramos.

En la misa virtual, ya que se realizó sin fieles debido a la emergencia sanitaria, puntualizó que esta celebración eucarística y Semana Santa que inicia es muy distinta a “como la hemos vivido toda la vida”, por lo que manifestó: “aprovechemos para entrar en el interior de nuestras vidas para reflexionar, examinarnos y pensar nuestro futuro de ¿cómo va a ser nuestra manera de vivir el futuro cuando esto pase y acabe?.¿cómo voy a desempeñar yo, cómo voy a responsabilizarme yo de mi propia vida en relación con los demás, con mi familia, amigos, con mis conocidos y desconocidos?,¿cómo voy yo a comportarme en el futuro?”.

Son días de reflexionar, apuntó, “en esta ocasión no va a ver el bullicio de la fiesta por las vacaciones, ese ruido estremecedor de las vacaciones. Hoy nos vamos a recluir en el interior de nuestros hogares, de nuestra persona y vida”.

Chécalo:

En la celebración eucarística se refirió al Misterio de la Pasión de Cristo e hizo alusión a lo que vivió Jesucristo “que nos quitó el sufrimiento y dolor. Vivió el abandono de todos y el abandono de su padre. Cuando reza el salmo lo dice en una experiencia existencial ¡Padre mío!,¿por qué, por qué me has abandonado, Cristo sintió el abandono de Dios en su dolor supremo y momento solemne de su muerte, pero experimentó que Dios no lo abandonó, lo resucitó y vive para siempre”.

El Misterio de la Pasión que se vivirá en toda la Semana Santa, agregó habla de la debilidad de la Cruz, y de la fuerza del amor y la potencia del que comparte, que es solidario y cercano a los hermanos y da su vida en servicio por la salvación de todos.

Se refirió al significado de las palmas en este domingo de ramos: “las palmas son un signo que aclama a su rey y lo reconocen como su señor, pero su realeza, su majestad se manifiesta de forma misteriosa en la cruz”.

Enfatiza que la fe es la única que hace frente al cuestionamiento del abandono de Dios en momentos difíciles.

“Sobre la Cruz mueren todas las falsas imágenes de nuestra mente humana acerca de Dios dónde está su omnipotencia, su justicia, por qué Dios no interviene ante ciertas situaciones intolerables. Es la pregunta que late en el corazón y mente de muchos hombres ante el mal que nos amenaza y nos llega a toda la humanidad, por qué Dios no interviene, por qué calla y no nos ayuda a superar tanto mal.

Sólo la fe es capaz de leer la omnipotencia de Dios en la impotencia de la Cruz, es la impotencia del amor de Jesús que amó a tal grado al Padre que le fue obediente hasta la muerte, amó a tal grado al Padre y por eso murió por los hombres y nuestra salvación”, manifestó el Cardenal Robles Ortega. Recordó “a Jesús no lo mata, él se entrega a la muerte por nosotros”.

Este amor, agregó “ que él entrega dándose a si mismo lo hace solidario con todas nuestras humillaciones, cambio total de las situaciones humanas, que la verdadera grandeza no está en el poder, la riqueza, en el estamento social, la fuerza del hombre a la luz de Jesús está en el amor que comparte, que es solidario, que es cercano a los hombres y se hace servicio a los demás”.

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