Dentro de los estrenos de esta semana destaca la cinta del director Oz Perkins quien da un giro a la clásica historia para niños, con elementos de fantasía y magia, pero en un tono más maduro.
Ambientada en Baviera a principios del siglo XIV, posee todos los elementos visuales que una historia sobre los hermanos Hansel y Gretel debe tener.
De 13 y 12 años respectivamente, viven en la miseria más absoluta, ya que su padre murió hace años y su madre ahora está casada con un malvado hombre.
Debido a la falta de recursos y al creciente miedo que les produce su padrastro, Gretel y Hansel deciden huir del pueblo en busca de un futuro mejor y huyen de su casa a un imaginario bosque escalofriante, lleno de peligros sobrenaturales que dan escalofríos.
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En su camino conocen a un amigable cazador que por fin les indica cual es el camino seguro a seguir, así, los dos hermanos llegan a la cabaña de Holda, una simpática mujer que decide acogerlos.
A pesar de que la historia pueda parecer infantil, el director logra tomar todos los elementos que ya conocemos y presentarlos de una forma en que no imaginábamos.
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Mucho más madura y perturbadora, las brujas que comen niños, pequeños que caen en las trampas evidentes que les ponen en el camino clichés con los que crecimos y que no nos atemorizan en lo más mínimo.
Al principio disfrutan de la abundancia de comida y los juegos, pero pronto se dan cuenta de algo no acaba de encajar.
Lo que Gretel y Hansel no pueden imaginarse es que en esa cabaña tendrán que enfrentarse a sus peores miedos si quieren sobrevivir, ante un largo camino dentro del bosque que, de una forma u otra, intentan aprovecharse de ellos.
