Los dueños de “Perrhijos” y “Gathijos” no escatiman en gastos para consentirlos. A pesar de que el país se encuentra frente a una elevada inflación que al menos a principios de septiembre alcanzó el 8.76 por ciento, los mexicanos han demostrado que su prioridad es que a sus mascotas no les falte nada.
De acuerdo con información de Euromonitor, empresa de investigación de mercado mundial, el consumo de productos y alimentos para mascotas no ha disminuido pese a la inflación y siguen colocándose en las listas de compras de los mexicanos.
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En lo que va del año un gran porcentaje de la población ha decidido tener mascotas e invertir en ellas en lugar de tener hijos, lo que ha detonado en un crecimiento de mercado en estos productos pues en lo que va de año existe un crecimiento del 10 por ciento. Alcanzando para el cierre del año tres mil 167 millones de dólares en consumo.
Según la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado que realizó el INEGI en 2021, en México el 73.4 por ciento de los hogares cuentan con una mascota, lo cual se refleja en sus gastos e intereses.
Además, la encuesta de Boehringer Ingelheim expuso que al menos 13 por ciento de las personas, dueños de mascotas, que vivieron la pandemia desde casa, hicieron cambios en su ámbito profesional con tal de pasar más tiempo con su mascota o mantenerse en modo homeoffice para no tener que abandonarla durante el día.
¿Un nuevo modelo familiar?
Aunque los términos de “perrhijos” y “gathjijos” nos parezcan algo curioso, lo cierto es que representan una nueva realidad: las mascotas cumplen el papel de un integrante más en la familia. Las nuevas generaciones cada vez optan más por tener una mascota en lugar de hijos porque éstas suponen un menor costo económico y además cumplen un rol afectivo y de compañía muy importante.
Los dueños de mascotas asumen el papel de padres al saberse responsables de ellos y atender sus necesidades primarias y de recreación. Además, existe un sentimiento de protección hacia estos animales, pues no son capaces de comunicar con palabras lo que sienten y requieren de atención.
Existen casos extremos donde las personas sobrepasan los límites de una mascota y los humanizan. Este tipo de prácticas incluyen vestirlos como bebés, obligarlos a andar en dos patas, alimentarlo con la misma comida que sus dueños, incluso enseñarlo a usar el inodoro. Estas acciones no demuestran un respeto hacia la mascota, al contrario, son actos egoístas pues sólo benefician a la diversión del dueño.
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