Un ejemplo de vida es el de Blanca Aurora Segura García, quien enfrentó al cáncer y ahora forma parte del equipo del Carril Rosa, donde se rehabilitan mujeres que perdieron uno o los dos senos debido a la enfermedad.
Ella tiene 60 años y hace más de una década recibió la noticia de que una bolita que sentía en su seno izquierdo era cáncer. Debido a un tratamiento inadecuado, que incluyó untarse pomadas para uso veterinario, en un mes el cáncer creció y eso obligó la mastectomía, que es el procedimiento para extirpar el seno por completo.
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“Mi cáncer fue hormonal y la crema estaba hecha a base de hormonas y en un lapso de un mes, mi cáncer era ya casi terminal, porque avanzó demasiado rápido, pues de tener una bolita de un centímetro, ya lo tenía del tamaño de una naranja”.
Lo que vivió fue difícil, sobre todo porque veía la preocupación de toda su familia, pero encontró la fortaleza y superó la enfermedad y las consecuencias de la mastectomía.
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“A pesar de todo eso y de que fue casi terminal, lo superé y decidí darle batalla. A mi familia le dije ‘yo no quiero que lloren, porque aquí nadie se ha muerto y ni se va a morir nadie’ y así con todo lo positivo dije ‘vamos con todo’ y gracias a Dios tengo once años de estar libre”.
¿Qué pasa después de una mastectomía?
El proceso para cada mujer es diferente y aunque a cada una su cirujano le indicará los cuidados posteriores, la realidad es que muchas pierden movilidad en el brazo, encontrando otro padecimiento llamado linfidema, para el que recomiendan la terapia acuática.
Eso le sucedió a Blanca Aurora, quien luego de la cirugía para extirparle el seno izquierdo, perdió casi por completo la movilidad, mismas que poco a poco ha recuperado.
“Cuando llegué a Carril Rosa tenía una estadía del linfidema de tercer grado, casi no podía mover mi brazo, no tenía fuerza y tenía dolor y conforme fui haciendo ejercicios de rehabilitación acuática estoy casi al 85% de movimiento hasta arriba de mi brazo, porque lo podía mover escasos 20 centímetros”, recordó la mujer. Ella tiene cinco años y medio en Carril Rosa y junto con otras 26 mujeres, dos veces o tres veces por semana acude a nadar y rehabilitarse en la alberca del Consejo Municipal del Deporte (Comude) Zapopan, ubicada en la zona conocida como La Curva, junto al estadio de beisbol.
¿Qué es el Carril Rosa?
Es un programa que funciona desde febrero de 2016 para brindar rehabilitación especializada en el tratamiento del linfedema, que es atendido mediante ejercicios adecuados para la recuperación de fuerza y movilidad de las extremidades.
Las mujeres que participan reciben por parte del DIF Zapopan el apoyo para obtener las clases gratuitas, además de traje de baño completo, gogles, gorra para alberca, sandalias y toalla y al menos en dos ocasiones el equipo ha sido medallista en competencias nacionales.
Además del beneficio físico, en Carril Rosa cada dos semanas hay revisiones para todas las integrantes del equipo, a quienes una especialista les lleva control de presión, peso y circunferencia del brazo.
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“Hicimos una hermandad dentro del Carril Rosa, siempre ayudándonos unas a otras, si tenemos que alegrarnos, nos alegramos, si queremos llorar pues lloramos, si hay que reír, nos reímos.
