/ domingo 2 de septiembre de 2018

Los espacios culturales colectivos ayudan a construir una consciencia: Pedro Kumamoto

Haber entrado en el tema de las redes sociales no significa que hayamos construido una mayor cultura de tolerancia, dice el joven político

De cuarta generación japonés, Pedro Kumamoto Aguilar nació en Guadalajara, Jalisco, el 26 de enero de 1990. A su corta edad, es el primer Diputado Independiente Local del Congreso del Estado de Jalisco por el X Distrito.

Fue el creador del movimiento #SinVotoNoHayDinero con el objetivo de que el financiamiento público que los partidos reciban sea proporcional al número de los votos que obtengan y no al padrón electoral. El 1ro de junio del 2017 , el Congreso de Jalisco aprobó la iniciativa para que así la entidad se convierta en el primer estado del país en reducir los recursos que se les entregan a los partidos políticos; entrará en vigor en 2019.

El 8 de agosto del presente año presentó la iniciativa #MiDineroNoEsChayote en el Congreso de Jalisco, la cual busca alcanzar una ley que contrarreste los efectos de la Ley Chayote, que consiste en regular la publicidad oficial que los entes públicos otorgan a medios de comunicación. Pedro Kumamoto ha logrado que un gran número de jóvenes se solidaricen con su campaña y que su participación digital y manifestación en redes sociales traspase la barrera virtual para pasar a los hechos sociales de la ciudad, del campo y del Estado de Jalisco.


Además de ser un ávido lector de novelas y poesía, es columnista en el portal Nación321.


¿Existe algún proyecto cultural en la mente de Pedro Kumamoto en beneficio de México ?


—Creo que debemos poner en definición de qué entendemos por cultural. Desde mi punto de vista son aquellos símbolos y espacios que se comparten en una comunidad. Así como el ballet o las bellas artes son cultura, también tiene que ver con los resultados que se van arraigando en una sociedad y que por lo tanto van delimitando una parte de lo que creemos y de lo que vivimos. Por ejemplo, lo que entendemos como política y quién la puede realizar, lo que entendemos por la participación de los jóvenes, de las mujeres, de los grupos indígenas. Creo que es muy importante e interesante ver cómo vamos generando resultados a partir de esto. De entrada el proceso en el que hemos estado es por sí solo un proyecto cultural, lo que se entiende por política y el trabajo que realiza un joven dentro de la misma. Es muy importante decir que si bien es cierto que veo en esto un proyecto político-electoral, también es cierto que lo veo como un proyecto que trata de incidir en la lógica de la cultura política mexicana.


Vemos a los millennials más solidarios, participativos y despiertos. ¿Consideras que las nuevas generaciones están leyendo más y que sea esto una de las consecuencias positivas?


—Eso es un debate enorme. Sin duda leemos mucho; leemos mensajes de WhatsApp, mensajes de Facebook. Eso significa sin duda alguna que estamos más en contacto con el ejercicio de la lectura. Aquí el tema es que no necesariamente mover los ojos más que la generación anterior nos vuelve una generación con más claridad frente a lo que está pasando. Es importante señalar que somos una generación que tenemos mayor acceso a la información, es decir, estamos a un click de la historia de Babilonia o de los poemas de los poetas malditos de Francia, con un click podemos escuchar parte los audiolibros que se han grabado en la humanidad. Aquí es donde radica la relevancia de todas aquellas personas que se dedican a la divulgación de la ciencia, de las artes, de la cultura, del conocimiento que se va generando dentro de las unidades como las universidades. El gran reto que tenemos en este siglo es dejar de pensar que porque algo está en Internet es accesible, o dejar de creer que porque algo se encuentra a un click de distancia va a ser consultable. Eso nos pone un reto muy interesante como humanidad.


Se dice que ahora la humanidad carece más del sentido común, de criterio incluso, que sacamos muchas cosas de contexto y nos ofendemos por todo, más cuando se trata de redes sociales. ¿Por que crees pasa esto?


—Haber entrado en el tema de las redes sociales no significa que hayamos construido una mayor cultura de tolerancia, de respeto, de lucha activa, de construcción y diálogo con aquel que es distinto o distinta. Es una gran ejemplo de muchos más que podríamos poner sobre la mesa. De cómo el tener acceso a la información no significa que la estemos utilizando. Por otro lado habla de fenómenos que también se han analizado desde que existe Internet, que tiene que ver con la fuerza del anonimato, para bien y para mal; el anonimato bien utilizado para que no te reprima un gobierno totalitario, que busca acabar con el disentimiento o disenso. Pero también el anonimato para empoderar y envalentonar a aquellas personas que reservan su opinión solamente en donde saben que no van a tener consecuencias. Creo que tenemos fenómenos actuales como Verificado, que lo que nos hacen ver es que necesitamos seguir teniendo la cultura de consumo de información mucho más consciente y exigente.


¿La cultura y las artes son una herramienta para poder minimizar la delincuencia, la violencia y la inseguridad que abate a México?


—Sin duda lo es. Sobretodo porque es un espacio que puede servir por ejemplo para aprender a tocar un instrumento y hacerlo dentro de una orquesta. Eso te enseña el trabajo en equipo, el reflejo que otra persona te hace ser consciente de tus capacidades y que probablemente pueda ayudar a mejorar tu autoestima y tus habilidades, es decir, generas una serie de herramientas que no necesariamente te va llevar al mismo resultado. El poder construir espacios culturales colectivos te ayuda a construir una consciencia, ser una colectividad distinta a la que normalmente se tiene.



¿Algún plan para expandir bibliotecas por el país?


—Creo es fundamental siempre y cuando esté acompañado de un proyecto de promoción a la lectura. Si a la biblioteca, siendo un recinto muy relevante para la sociedad, no se le asigna el valor a partir de un trabajo muy grande, puede ser que terminé siendo no tan habitada. Es muy importante que las bibliotecas siempre vengan acompañados de un proceso social para abrazarlas y convertirlas en un centro vivo de conocimiento, de reflexión y sobretodo un encuentro de quienes están francamente interesados en la lectura.


¿Qué lees?


—Leo de todo un poquito. Ahora leo más novela. A veces leo ensayo y poesía. Últimamente también me ha interesado mucho el género de entrevista y de biografía. Soy relativamente versátil en cuanto a lo que leo. Me acomodo a las sugerencias que me van haciendo personas que tienen mucho que decir sobre la lectura.


¿Quién es tu poeta favorito?


—Qué pregunta ¡jájaja! De mexicanos podría ser José Emilio Pacheco. De nivel internacional depende; hay días que amanezco más Nicanor Parra y hay días que leo más a Juan Gelman. Podríamos empezar por esos tres. Clarice Lispector también es maravillosa leerla.


¿Qué ha dejado la magia de los libros en tu vida?


—¡Wow! Que excelente pregunta. Bueno, de entrada cuando estaba más joven leía mucho a José Agustín, a José Revueltas, y ese sentido de rebeldía un poco inherente al ser joven por fin se entiende un poco acompañado por alguien que no estuviera limitado a mi contexto. Eso es algo en mi parecer muy importante. ¿Qué hacer con esa rebeldía, transformación, búsquedas de alternativas tanto literarias como sociales? Ya en lo general, en el día a día, incluso regreso a libros que leí cuando estaba más joven. Por ejemplo, de Roberto Bolaño estoy leyendo Los Detectives Salvajes, pero también otras lecturas como las de Juan Pablo Villalobos. Para mí el libro no me transforma, sino que va transformándose lo que le va dando relevancia a mí vida. Ayuda a hacer un balance de qué tanto hemos cambiado durante estos años. Y claro está, está el entretenimiento, la diversión, la risa, el asombro, la intriga. Darte cuenta que eres mucho más que los títulos que vas acumulando en tu vida aunque también eres parte de un fenómeno de asombro humano que comprende que lo que contiene la literatura es algo disfrutable.


¿Cómo organizas tu tiempo de lectura entre tantas diligencias y responsabilidades?


—En la noche sobretodo. Trato de tener mi tiempo para leer. La parte del periodismo la leo para la mañana y la parte de narrativa, de cuento o poesía, ya más por la noche. Un poco para tratar de desempolvar la consciencia.


Eres además columnista, ¿tienes algún método de inspiración al momento de escribir un texto?


—Pensarlo toda la semana, ¡jájaja! Escribirlo solamente de un jalón. Trato de hacer eso.


¿Te consideras un ñoño?


—Me lo han dicho toda la vida ¡jájaja!


¿Aspiras a ser Presidente de México algún día?


— ¡jájaja! En la política he aprendido a “nunca decir nunca”, pero hoy lo que me mueve es mucho más a una escala local.


De cuarta generación japonés, Pedro Kumamoto Aguilar nació en Guadalajara, Jalisco, el 26 de enero de 1990. A su corta edad, es el primer Diputado Independiente Local del Congreso del Estado de Jalisco por el X Distrito.

Fue el creador del movimiento #SinVotoNoHayDinero con el objetivo de que el financiamiento público que los partidos reciban sea proporcional al número de los votos que obtengan y no al padrón electoral. El 1ro de junio del 2017 , el Congreso de Jalisco aprobó la iniciativa para que así la entidad se convierta en el primer estado del país en reducir los recursos que se les entregan a los partidos políticos; entrará en vigor en 2019.

El 8 de agosto del presente año presentó la iniciativa #MiDineroNoEsChayote en el Congreso de Jalisco, la cual busca alcanzar una ley que contrarreste los efectos de la Ley Chayote, que consiste en regular la publicidad oficial que los entes públicos otorgan a medios de comunicación. Pedro Kumamoto ha logrado que un gran número de jóvenes se solidaricen con su campaña y que su participación digital y manifestación en redes sociales traspase la barrera virtual para pasar a los hechos sociales de la ciudad, del campo y del Estado de Jalisco.


Además de ser un ávido lector de novelas y poesía, es columnista en el portal Nación321.


¿Existe algún proyecto cultural en la mente de Pedro Kumamoto en beneficio de México ?


—Creo que debemos poner en definición de qué entendemos por cultural. Desde mi punto de vista son aquellos símbolos y espacios que se comparten en una comunidad. Así como el ballet o las bellas artes son cultura, también tiene que ver con los resultados que se van arraigando en una sociedad y que por lo tanto van delimitando una parte de lo que creemos y de lo que vivimos. Por ejemplo, lo que entendemos como política y quién la puede realizar, lo que entendemos por la participación de los jóvenes, de las mujeres, de los grupos indígenas. Creo que es muy importante e interesante ver cómo vamos generando resultados a partir de esto. De entrada el proceso en el que hemos estado es por sí solo un proyecto cultural, lo que se entiende por política y el trabajo que realiza un joven dentro de la misma. Es muy importante decir que si bien es cierto que veo en esto un proyecto político-electoral, también es cierto que lo veo como un proyecto que trata de incidir en la lógica de la cultura política mexicana.


Vemos a los millennials más solidarios, participativos y despiertos. ¿Consideras que las nuevas generaciones están leyendo más y que sea esto una de las consecuencias positivas?


—Eso es un debate enorme. Sin duda leemos mucho; leemos mensajes de WhatsApp, mensajes de Facebook. Eso significa sin duda alguna que estamos más en contacto con el ejercicio de la lectura. Aquí el tema es que no necesariamente mover los ojos más que la generación anterior nos vuelve una generación con más claridad frente a lo que está pasando. Es importante señalar que somos una generación que tenemos mayor acceso a la información, es decir, estamos a un click de la historia de Babilonia o de los poemas de los poetas malditos de Francia, con un click podemos escuchar parte los audiolibros que se han grabado en la humanidad. Aquí es donde radica la relevancia de todas aquellas personas que se dedican a la divulgación de la ciencia, de las artes, de la cultura, del conocimiento que se va generando dentro de las unidades como las universidades. El gran reto que tenemos en este siglo es dejar de pensar que porque algo está en Internet es accesible, o dejar de creer que porque algo se encuentra a un click de distancia va a ser consultable. Eso nos pone un reto muy interesante como humanidad.


Se dice que ahora la humanidad carece más del sentido común, de criterio incluso, que sacamos muchas cosas de contexto y nos ofendemos por todo, más cuando se trata de redes sociales. ¿Por que crees pasa esto?


—Haber entrado en el tema de las redes sociales no significa que hayamos construido una mayor cultura de tolerancia, de respeto, de lucha activa, de construcción y diálogo con aquel que es distinto o distinta. Es una gran ejemplo de muchos más que podríamos poner sobre la mesa. De cómo el tener acceso a la información no significa que la estemos utilizando. Por otro lado habla de fenómenos que también se han analizado desde que existe Internet, que tiene que ver con la fuerza del anonimato, para bien y para mal; el anonimato bien utilizado para que no te reprima un gobierno totalitario, que busca acabar con el disentimiento o disenso. Pero también el anonimato para empoderar y envalentonar a aquellas personas que reservan su opinión solamente en donde saben que no van a tener consecuencias. Creo que tenemos fenómenos actuales como Verificado, que lo que nos hacen ver es que necesitamos seguir teniendo la cultura de consumo de información mucho más consciente y exigente.


¿La cultura y las artes son una herramienta para poder minimizar la delincuencia, la violencia y la inseguridad que abate a México?


—Sin duda lo es. Sobretodo porque es un espacio que puede servir por ejemplo para aprender a tocar un instrumento y hacerlo dentro de una orquesta. Eso te enseña el trabajo en equipo, el reflejo que otra persona te hace ser consciente de tus capacidades y que probablemente pueda ayudar a mejorar tu autoestima y tus habilidades, es decir, generas una serie de herramientas que no necesariamente te va llevar al mismo resultado. El poder construir espacios culturales colectivos te ayuda a construir una consciencia, ser una colectividad distinta a la que normalmente se tiene.



¿Algún plan para expandir bibliotecas por el país?


—Creo es fundamental siempre y cuando esté acompañado de un proyecto de promoción a la lectura. Si a la biblioteca, siendo un recinto muy relevante para la sociedad, no se le asigna el valor a partir de un trabajo muy grande, puede ser que terminé siendo no tan habitada. Es muy importante que las bibliotecas siempre vengan acompañados de un proceso social para abrazarlas y convertirlas en un centro vivo de conocimiento, de reflexión y sobretodo un encuentro de quienes están francamente interesados en la lectura.


¿Qué lees?


—Leo de todo un poquito. Ahora leo más novela. A veces leo ensayo y poesía. Últimamente también me ha interesado mucho el género de entrevista y de biografía. Soy relativamente versátil en cuanto a lo que leo. Me acomodo a las sugerencias que me van haciendo personas que tienen mucho que decir sobre la lectura.


¿Quién es tu poeta favorito?


—Qué pregunta ¡jájaja! De mexicanos podría ser José Emilio Pacheco. De nivel internacional depende; hay días que amanezco más Nicanor Parra y hay días que leo más a Juan Gelman. Podríamos empezar por esos tres. Clarice Lispector también es maravillosa leerla.


¿Qué ha dejado la magia de los libros en tu vida?


—¡Wow! Que excelente pregunta. Bueno, de entrada cuando estaba más joven leía mucho a José Agustín, a José Revueltas, y ese sentido de rebeldía un poco inherente al ser joven por fin se entiende un poco acompañado por alguien que no estuviera limitado a mi contexto. Eso es algo en mi parecer muy importante. ¿Qué hacer con esa rebeldía, transformación, búsquedas de alternativas tanto literarias como sociales? Ya en lo general, en el día a día, incluso regreso a libros que leí cuando estaba más joven. Por ejemplo, de Roberto Bolaño estoy leyendo Los Detectives Salvajes, pero también otras lecturas como las de Juan Pablo Villalobos. Para mí el libro no me transforma, sino que va transformándose lo que le va dando relevancia a mí vida. Ayuda a hacer un balance de qué tanto hemos cambiado durante estos años. Y claro está, está el entretenimiento, la diversión, la risa, el asombro, la intriga. Darte cuenta que eres mucho más que los títulos que vas acumulando en tu vida aunque también eres parte de un fenómeno de asombro humano que comprende que lo que contiene la literatura es algo disfrutable.


¿Cómo organizas tu tiempo de lectura entre tantas diligencias y responsabilidades?


—En la noche sobretodo. Trato de tener mi tiempo para leer. La parte del periodismo la leo para la mañana y la parte de narrativa, de cuento o poesía, ya más por la noche. Un poco para tratar de desempolvar la consciencia.


Eres además columnista, ¿tienes algún método de inspiración al momento de escribir un texto?


—Pensarlo toda la semana, ¡jájaja! Escribirlo solamente de un jalón. Trato de hacer eso.


¿Te consideras un ñoño?


—Me lo han dicho toda la vida ¡jájaja!


¿Aspiras a ser Presidente de México algún día?


— ¡jájaja! En la política he aprendido a “nunca decir nunca”, pero hoy lo que me mueve es mucho más a una escala local.


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