En esta ocasión Sebastián Leilo dirige de una manera magistral una cinta que derrocha autenticidad por todos lados, donde la actuación del trío protagonista, sobre todo de las dos mujeres, Rachel Weisz y Rachel MacAdams, que hacen un trabajo portentoso y que las pone a prueba en una intensa y vibrante escena de amor.
Ronit Khruska (Rachel Weisz) regresa a Hendon, su comunidad judía ortodoxa, después de la muerte de su padre rabino. A pesar de la tensión que rodeó la partida repentina de Ronit en el pasado, Dovid Kuperman (Alessandro Nivola), amigo de la infancia y muy cercano al rabino, le invita a quedarse con él y su esposa. Ronit se sorprende al descubrir que ésta es su exmejor amiga Esti (Rachel McAdams), ahora profesora en una escuela de niñas ortodoxas.
La situación es incómoda entre las dos mujeres dado que un pasado complicado claramente se cierne sobre ellas, ahora el triángulo se define de esta manera, dando cobertura suficiente para que el pasado tome cuerpo y ponga sobre la mesa las consecuencias de una relación que sigue estando totalmente viva.