Durante décadas los conflictos vecinales han sido uno de los principales problemas que vive nuestra metrópoli.
La sana convivencia dejó de ser lo que nos cuentan nuestros abuelos, anteriormente había confianza para pedirle a tu vecina una taza de azúcar, un jitomate o hasta encargarle la comida de la estufa mientras corrías a realizar un pendiente.
El día de hoy es mucho más probable que no sepamos quién es nuestro vecino, a qué se dedica, cuáles son sus proyectos, es más, ni su nombre conocemos.
En Guadalajara, se advierten constantes desacuerdos que radican en temas como: dejar la basura invadiendo la casa de a lado, las hojas del árbol que ensucian la banqueta, un coche de visita tapando la cochera y uno de los más recurrentes es el del ruido “su perro ladra y no me deja dormir”, “se la pasa gritando a sus hijos y se escucha hasta acá”, “ponen la música a todo volumen”, “cada tercer día hacen una fiesta y terminan de madrugada”.
Los conflictos vecinales son de prioritaria atención, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), alrededor del 50% de la población a atestiguado, vivido o se encuentra bajo el miedo latente a estas situaciones que, en muchas de las ocasiones, se han elevado a riñas u otros delitos.
A partir de la entrada en vigor de la “Ley Antiruido” se exploró la posibilidad de sancionar a personas dentro de su domicilio particular, lo que resultaba muy complejo a todas luces.
Sin embargo, durante la en el mes de junio de 2021, el gobierno municipal de Guadalajara implementó operativos, en los que de manera coordinada las áreas de Justicia Cívica Municipal y la Policía de Guadalajara, a través de un esquema con el que se logró imponer la primera multa por violación a la ley referida y el Reglamento de Justicia Cívica Municipal, es decir, hacer más ruido del permitido dentro de una casa – habitación.
Lo más interesante de ese ejercicio fue la posibilidad de aplicar las medidas para la mejor convivencia a través de un taller para sensibilizar a las personas infractoras sobre la importancia de pensar en sus vecinos y de los limites del respeto para que la convivencia entre las personas pueda acompañarse de armonía.
Fue una grata sorpresa ver de manera personal los resultados, en los que se constató que la mejor herramienta para la prevención de las violencias y la comisión de delitos es la justicia cívica bien aplicada.
La actual administración municipal dio continuidad a las medidas para la mejor convivencia cotidiana, seguramente con algunos cambios en la operación que consideraron necesarias, lo importante es que se siga dando la importancia a esta nueva forma de aplicar los reglamentos conocidos como de policía y buen gobierno, para que contribuyan a la tranquilidad de todas las personas.
Una de las apuestas más importantes que debe imperar en la actualidad es volver a conocer y confiar en la persona que vive a lado de tu casa, saber que puedes ser cuidada y también puedes cuidarle, la estrategia más efectiva hacia un entorno más seguro es aprender, promover y practicar la cultura de paz.
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