Hace más de cinco años que Graciela Murguía nopodía sentir el agua, la arena y la brisa del mar, estaba impedidapor la falta de un área, espacios y equipo especializado parapoder introducirse al Golfo de México.
El día de hoy esa condición cambió, ya acompañadade su hijo y su enfermera llegó hasta Miramar, en la costamaderense, donde la esperaba personal del área de “PlayaIncluyente” del DIF Madero.
La abordaron desde la Plaza Gobernadores para pasarla de su sillade ruedas normal a una anfibia, con grandes ruedas de plástico, enla que fue conducida hasta el mar, donde apenas ingresó laemoción fue visible.Junto a su enfermera Olga Urbina salieron de lacolonia Nuevo Aeropuerto, en Tampico, para llegar a la orilla delmar a donde no acudía desde hace más de un lustro por suslimitantes de movilidad.
“Es algo impresionante, ya queademás de ser una acción para que se sientan incluidos tambiénfavorece en el aspecto terapéutico”, mencionó la encargada dela Atención, de quien fue la primera visitante a “PlayaIncluyente”.
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