Aunque México ha avanzado en depositar sus residuos sólidos en rellenos sanitarios y otros sitios controlados, que son menos dañinos para el medio ambiente que los tiraderos a cielo abierto, los esfuerzos por reciclar siguen siendo ínfimos: apenas 5% de todo lo que desechamos. Hasta ahora, el modelo de gestión de la basura en todo el país depende más de encontrar nuevos lugares para tirarla que de una estrategia de menor generación y mayor reutilización y reciclaje, como sucede en los países desarrollados.