/ lunes 19 de septiembre de 2022

Perros rescatistas de la UNAM: cómo fue la labor de los otros héroes del 19-S

Para que un cachorro cumpla perfectamente con su función dentro del proceso de rescate, es necesario que esté bien entrenado y su dueño completamente capacitado en su manejo

El 19 de septiembre de 2017, Julio Velázquez, encargado del programa Manejadores de Perros de Búsqueda y Rescate de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), regresaba con parte de su equipo a sus instalaciones en Ciudad Universitaria (CU), después de participar en el simulacro con sus binomios caninos en la entonces delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México (CDMX), cuando sonó la Alerta Sísmica.

Para el grupo de binomios la emergencia empezó cerca de Centro Médico, en la zona de Viaducto y avenida Cuauhtémoc, donde decidieron trabajar junto a sus cachorros en un edificio que se colapsó en la calle de Torreón en la colonia Roma, para iniciar con las tareas de orden y coordinación, la cuales son esenciales en una tragedia como la que había ocurrido.

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Desde ese momento, los binomios de la UNAM comenzaron un arduo trabajo en varios puntos de la CDMX. Perros como Baco, Gala que son dos pastores belgas, además de Foxi, Drusso, Mali y Hueso, un perro que hallaron hace 11 años cerca de la Basílica de Guadalupe, ellos hicieron su mayor esfuerzo como apoyo de búsqueda y localización de personas, que posteriormente fueron rescatadas de los edificios colapsados.

¿Cómo nació la Unidad de Perros de Rescate?

La Unidad de Perros de Búsqueda y Rescate, pertenece a la Dirección de Protección Civil de la UNAM y tiene aproximadamente 37 años operando. Se creó después del sismo de 1985, teniendo como lugar de nacimiento la Facultad de Medicina y Veterinaria y Zootecnia de la universidad.

A cinco años del sismo de 2017, Julio Velázquez, su director le abrió las puertas de las instalaciones a El Sol de México, para platicar sobre el trabajo que realizan los binomios de la UNAM en una emergencia, su entrenamiento y el cuidado que reciben, además del vínculo que se debe crear entre el animal y su dueño.

Julio es tajante al hablar sobre el trabajo que realiza un binomio canino, “lo primero que hay que entender es que nosotros somos un eslabón de todo lo que es el proceso de rescate, está un poco errónea la idea de que el perro rescata. El perro, como tal, cumple la función de llegar y localizar un punto para verificar si en realidad ahí hay alguien. Después hay gente que se dedica a hacer la atención del apuntalamiento de las estructuras, otros que penetran las estructuras, otros que dan la atención prehospitalaria, todo eso es un proceso de rescate”.

Para que un cachorro cumpla perfectamente con su función dentro del proceso de rescate, es necesario que esté bien entrenado y su dueño completamente capacitado en su manejo. Por eso cobran mucha importancia las instalaciones que la unidad tiene en CU, pues han logrado recrear una zona de desastre que cumple con las exigencias de una emergencia real, para que el perro pueda entrenar bien su nariz y se adentre a superficies que difícilmente un animal de casa podría hacer.

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“La idea de tener esta unidad en la universidad, no es sólo para que se formen nuestros cachorros, bomberos y voluntarios, es para que también se formen equipos de otros estados del país. Incluso hay interés de gente de Centroamérica que quiere venir a entrenar con nosotros, porque no hay este recurso en otros lugares, porque si vienes a entrenar con tu perro, te llevas la experiencia de bajar en rapel, hacer una localización dentro del camión o dentro de escombros que simulan un desastre. La idea es que en un futuro, esta unidad se vuelva un centro de certificación”, indicó el encargado.

Julio Velázquez explica que el entrenamiento de los perros tiene que ser lo más realista posible, por ello, en el área de la unidad que simula una emergencia usan módulos donde el perro puede detectar todo el complejo de aromas de un cuerpo, pero lo más importante es que pueda encontrar a una persona por la emanación de CO2. El instructor detalla que para hacer el ejercicio más complejo, enfrían con agua los módulos de recreación, esto provoca que la nariz de un cachorro perciba el aroma del CO2 frío a 10 metros de distancia, “cuando logramos eso casi se está garantizando que el perro entrenado ya tiene la educación necesaria para localizar el aroma de una persona en una gran estructura”.

"Ya están viejitos pero todavía pueden hacer ejercicios de búsqueda"

Baco, Gala y Hueso, son tres de los cachorros que tuvieron más trabajo durante el sismo de 2017, ellos recorriendo la gran mayoría de los lugares siniestrados, contribuyeron en rastreo de personas atrapadas en zonas como las colonias Del Valle y Roma, en la alcaldía Tlalpan, en Lindavista, en Portales, en la Condesa, entre otros.

“Ellos prácticamente ya están aquí descansando, aunque todavía en algún momento si llega haber algún evento, que no sea tan desgastante y se requiera la experiencia de estos perros, yo creo que si los podemos usar. Ya están viejitos pero todavía pueden hacer ejercicios más puntuales de búsqueda, donde no tenga que desplazarlos tanto”, puntualizó el jefe de la unidad.

El perro, como tal, cumple la función de llegar y localizar un punto para verificar si en realidad ahí hay alguien en los escombros | Foto: Roberto Barco Celis

Julio destacó el trabajo de sus cachorros durante el sismo, “estuvimos en muchos lados, en ese tiempo mi director estaba en el C5 ahí en Centro de Control de la CDMX le pedían a los perros en distintos puntos. Al principio las activaciones eran casi siempre día y noche, todo el día, dormíamos un poco y luego nos movíamos a otro punto. Cuando los equipos de Canadá y Argentina compañeros que también pertenecen a la Organización Internacional de Perros de Rescate, IRO (por sus siglas en alemán), llegaron fue cuando pudimos descansar con los cachorros”.

Baco es un perro pastor alemán belga malinois, tiene 11 años. Cumple con los estándares de preparación, se encuentra certificado para búsqueda y rescate a nivel internacional. De gran olfato, es muy confiable para rastrear olores y muy noble con la gente. Su primera activación fue al inicio de la tragedia, en el edificio colapsado en la calle Tamaulipas, en la colonia Del Valle.

Baco, binomio canino de la UNAM | Foto: Roberto Barco Celis

Gala, al igual que su compañero, también es pastor alemán belga malinois y tiene 11 años, ella fue la primera cachorra certificada en Colombia por Julio Velázquez. Es una perra pequeña, confiable y apta para la búsqueda, dura y fuerte en su ladrido, algo indispensable para un buscador. Su primera activación durante el sismo de 2017 fue en el colegio Enrique Rébsamen.

Gala, binomio canino de la UNAM | Foto: Roberto Barco Celis

Hueso, es un perro ”mestizo” de 12 años de edad, fue llevado a la unidad de la UNAM después de haber sido abandonado en una peregrinación a la Basílica de Guadalupe. Es un perro que le gusta mucho olfatear, investigar su entorno y es muy obediente con su binomio. Él estuvo muy activo en la zona de Lindavista, además que fue de los más activos durante la emergencia.

Hueso, binomio canino de la UNAM | Foto: Roberto Barco Celis

Delta tiene tres años, está en proceso de certificación. Es un perro muy rápido y observador, conectado con las indicaciones, aunque le ha costado trabajo adaptarse a los ruidos fuertes, algo en lo que Julio ha estado trabajando para ir puliendo todas sus aptitudes.

Delta, binomio canino de la UNAM | Foto: Roberto Barco Celis

Vocación y disciplina: elementos esenciales

Gran parte del equipo de la Unidad Perros de Búsqueda y Rescate de la UNAM son voluntarios con sus perros, y la mayoría de estos, son alumnos de la universidad que llegan gracias a las convocatorias que se publican cada año. Para ser parte de este equipo hay que tener en cuenta algo muy importante, se debe tener vocación y disciplina.

Roberto Ganis Chimal, encargado de la operatividad de la unidad, explicó que la edad de los cachorros para poder ser binomios varía mucho y señala que en la unidad lo que buscan es “que sea de preferencia lo más temprano posible, posterior a que ya tenga su esquema completo de vacunación, para que empiecen a trabajar con un acercamiento de sensibilizar al perro en ciertos manejos, aunque si tenemos una edad límite que sea como de dos años, porque a esa edad el perro ya tiene ciertos comportamientos que ya son difíciles de manejar o incluso cambiar”.

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Para el rescatista la disciplina de un binomio es lo más importante “nosotros, al ser un grupo de voluntarios abierto, tenemos una formación un poco más amplia. Sin embargo la parte de la disciplina es importante, obviamente porque en un momento de crisis o de riesgo, lo que se requiere es un orden y respetar cierto lineamientos porque al final es la seguridad de uno y eso también se le transmite al perro”.

El también entrenador, dice que todo se basa en la forma en que como dueño o binomio humano le transmite a su forma de trabajar a su coequipero, “el perro también debe de tener una formación disciplinaria bastante completa porque eso nos va ayudar para que mantenga seguridad, enfoque y concentración para evitar caer en riesgos, por eso es importante esa parte de la disciplina. La forma en que los entrenamos aquí, es mucho en la parte de obediencia, porque es fundamental en la búsqueda, porque al final esa es la intención, que el perro se concentre para evitar exponerse más y obviamente nosotros también evitar riesgos a partir de esa disciplina”.


Desde el momento que inició la trajedia, los binomios de la UNAM comenzaron un arduo trabajo en varios puntos de la CDMX | Foto: Roberto Barco Celis

Es importante que los voluntarios entiendan lo fundamental que es el trabajo en equipo, la disciplina y la seguridad, porque no sólo es la interacción con sus binomios, si no con toda la unidad para que un rescate sea exitoso.

Por eso para Ganis Chimal su esquema de trabajo no es para todos, “de pronto hay perros hay a los que les cuesta mucho trabajo ladrar, se pueden desenvolver muy bien en escombros, trabajan una obediencia impecable, pero al momento de ladrar no lo hace como debe de ser o como tiene que ser y cómo es funcional que sea, entonces tenemos que ajustar para que las características del perro se cumplan en ese cometido y tengamos a un perro completo. Nos hemos enfrentado a perros de todas las características que nos han ayudado a tener una amplitud de metodología para poder enseñarle al perro y poder sacar lo mejor de él”.

La Unidad de Perros de Búsqueda y Rescate, pertenece a la Dirección de Protección Civil de la UNAM y tiene aproximadamente 37 años operando | Foto: Roberto Barco Celis


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“En el tema de las personas es exactamente lo mismo a partir de actividades en conjunto como lo puede ser apartando piedras, ajustando los escenarios para las búsquedas, haciendo ejercicios, la limpieza y el mantenimiento del terreno, eso nos ayuda a tener una conexión más completa en los voluntarios”, finalizó el rescatista de la UNAM.

El 19 de septiembre de 2017, Julio Velázquez, encargado del programa Manejadores de Perros de Búsqueda y Rescate de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), regresaba con parte de su equipo a sus instalaciones en Ciudad Universitaria (CU), después de participar en el simulacro con sus binomios caninos en la entonces delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México (CDMX), cuando sonó la Alerta Sísmica.

Para el grupo de binomios la emergencia empezó cerca de Centro Médico, en la zona de Viaducto y avenida Cuauhtémoc, donde decidieron trabajar junto a sus cachorros en un edificio que se colapsó en la calle de Torreón en la colonia Roma, para iniciar con las tareas de orden y coordinación, la cuales son esenciales en una tragedia como la que había ocurrido.

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Desde ese momento, los binomios de la UNAM comenzaron un arduo trabajo en varios puntos de la CDMX. Perros como Baco, Gala que son dos pastores belgas, además de Foxi, Drusso, Mali y Hueso, un perro que hallaron hace 11 años cerca de la Basílica de Guadalupe, ellos hicieron su mayor esfuerzo como apoyo de búsqueda y localización de personas, que posteriormente fueron rescatadas de los edificios colapsados.

¿Cómo nació la Unidad de Perros de Rescate?

La Unidad de Perros de Búsqueda y Rescate, pertenece a la Dirección de Protección Civil de la UNAM y tiene aproximadamente 37 años operando. Se creó después del sismo de 1985, teniendo como lugar de nacimiento la Facultad de Medicina y Veterinaria y Zootecnia de la universidad.

A cinco años del sismo de 2017, Julio Velázquez, su director le abrió las puertas de las instalaciones a El Sol de México, para platicar sobre el trabajo que realizan los binomios de la UNAM en una emergencia, su entrenamiento y el cuidado que reciben, además del vínculo que se debe crear entre el animal y su dueño.

Julio es tajante al hablar sobre el trabajo que realiza un binomio canino, “lo primero que hay que entender es que nosotros somos un eslabón de todo lo que es el proceso de rescate, está un poco errónea la idea de que el perro rescata. El perro, como tal, cumple la función de llegar y localizar un punto para verificar si en realidad ahí hay alguien. Después hay gente que se dedica a hacer la atención del apuntalamiento de las estructuras, otros que penetran las estructuras, otros que dan la atención prehospitalaria, todo eso es un proceso de rescate”.

Para que un cachorro cumpla perfectamente con su función dentro del proceso de rescate, es necesario que esté bien entrenado y su dueño completamente capacitado en su manejo. Por eso cobran mucha importancia las instalaciones que la unidad tiene en CU, pues han logrado recrear una zona de desastre que cumple con las exigencias de una emergencia real, para que el perro pueda entrenar bien su nariz y se adentre a superficies que difícilmente un animal de casa podría hacer.

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“La idea de tener esta unidad en la universidad, no es sólo para que se formen nuestros cachorros, bomberos y voluntarios, es para que también se formen equipos de otros estados del país. Incluso hay interés de gente de Centroamérica que quiere venir a entrenar con nosotros, porque no hay este recurso en otros lugares, porque si vienes a entrenar con tu perro, te llevas la experiencia de bajar en rapel, hacer una localización dentro del camión o dentro de escombros que simulan un desastre. La idea es que en un futuro, esta unidad se vuelva un centro de certificación”, indicó el encargado.

Julio Velázquez explica que el entrenamiento de los perros tiene que ser lo más realista posible, por ello, en el área de la unidad que simula una emergencia usan módulos donde el perro puede detectar todo el complejo de aromas de un cuerpo, pero lo más importante es que pueda encontrar a una persona por la emanación de CO2. El instructor detalla que para hacer el ejercicio más complejo, enfrían con agua los módulos de recreación, esto provoca que la nariz de un cachorro perciba el aroma del CO2 frío a 10 metros de distancia, “cuando logramos eso casi se está garantizando que el perro entrenado ya tiene la educación necesaria para localizar el aroma de una persona en una gran estructura”.

"Ya están viejitos pero todavía pueden hacer ejercicios de búsqueda"

Baco, Gala y Hueso, son tres de los cachorros que tuvieron más trabajo durante el sismo de 2017, ellos recorriendo la gran mayoría de los lugares siniestrados, contribuyeron en rastreo de personas atrapadas en zonas como las colonias Del Valle y Roma, en la alcaldía Tlalpan, en Lindavista, en Portales, en la Condesa, entre otros.

“Ellos prácticamente ya están aquí descansando, aunque todavía en algún momento si llega haber algún evento, que no sea tan desgastante y se requiera la experiencia de estos perros, yo creo que si los podemos usar. Ya están viejitos pero todavía pueden hacer ejercicios más puntuales de búsqueda, donde no tenga que desplazarlos tanto”, puntualizó el jefe de la unidad.

El perro, como tal, cumple la función de llegar y localizar un punto para verificar si en realidad ahí hay alguien en los escombros | Foto: Roberto Barco Celis

Julio destacó el trabajo de sus cachorros durante el sismo, “estuvimos en muchos lados, en ese tiempo mi director estaba en el C5 ahí en Centro de Control de la CDMX le pedían a los perros en distintos puntos. Al principio las activaciones eran casi siempre día y noche, todo el día, dormíamos un poco y luego nos movíamos a otro punto. Cuando los equipos de Canadá y Argentina compañeros que también pertenecen a la Organización Internacional de Perros de Rescate, IRO (por sus siglas en alemán), llegaron fue cuando pudimos descansar con los cachorros”.

Baco es un perro pastor alemán belga malinois, tiene 11 años. Cumple con los estándares de preparación, se encuentra certificado para búsqueda y rescate a nivel internacional. De gran olfato, es muy confiable para rastrear olores y muy noble con la gente. Su primera activación fue al inicio de la tragedia, en el edificio colapsado en la calle Tamaulipas, en la colonia Del Valle.

Baco, binomio canino de la UNAM | Foto: Roberto Barco Celis

Gala, al igual que su compañero, también es pastor alemán belga malinois y tiene 11 años, ella fue la primera cachorra certificada en Colombia por Julio Velázquez. Es una perra pequeña, confiable y apta para la búsqueda, dura y fuerte en su ladrido, algo indispensable para un buscador. Su primera activación durante el sismo de 2017 fue en el colegio Enrique Rébsamen.

Gala, binomio canino de la UNAM | Foto: Roberto Barco Celis

Hueso, es un perro ”mestizo” de 12 años de edad, fue llevado a la unidad de la UNAM después de haber sido abandonado en una peregrinación a la Basílica de Guadalupe. Es un perro que le gusta mucho olfatear, investigar su entorno y es muy obediente con su binomio. Él estuvo muy activo en la zona de Lindavista, además que fue de los más activos durante la emergencia.

Hueso, binomio canino de la UNAM | Foto: Roberto Barco Celis

Delta tiene tres años, está en proceso de certificación. Es un perro muy rápido y observador, conectado con las indicaciones, aunque le ha costado trabajo adaptarse a los ruidos fuertes, algo en lo que Julio ha estado trabajando para ir puliendo todas sus aptitudes.

Delta, binomio canino de la UNAM | Foto: Roberto Barco Celis

Vocación y disciplina: elementos esenciales

Gran parte del equipo de la Unidad Perros de Búsqueda y Rescate de la UNAM son voluntarios con sus perros, y la mayoría de estos, son alumnos de la universidad que llegan gracias a las convocatorias que se publican cada año. Para ser parte de este equipo hay que tener en cuenta algo muy importante, se debe tener vocación y disciplina.

Roberto Ganis Chimal, encargado de la operatividad de la unidad, explicó que la edad de los cachorros para poder ser binomios varía mucho y señala que en la unidad lo que buscan es “que sea de preferencia lo más temprano posible, posterior a que ya tenga su esquema completo de vacunación, para que empiecen a trabajar con un acercamiento de sensibilizar al perro en ciertos manejos, aunque si tenemos una edad límite que sea como de dos años, porque a esa edad el perro ya tiene ciertos comportamientos que ya son difíciles de manejar o incluso cambiar”.

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Para el rescatista la disciplina de un binomio es lo más importante “nosotros, al ser un grupo de voluntarios abierto, tenemos una formación un poco más amplia. Sin embargo la parte de la disciplina es importante, obviamente porque en un momento de crisis o de riesgo, lo que se requiere es un orden y respetar cierto lineamientos porque al final es la seguridad de uno y eso también se le transmite al perro”.

El también entrenador, dice que todo se basa en la forma en que como dueño o binomio humano le transmite a su forma de trabajar a su coequipero, “el perro también debe de tener una formación disciplinaria bastante completa porque eso nos va ayudar para que mantenga seguridad, enfoque y concentración para evitar caer en riesgos, por eso es importante esa parte de la disciplina. La forma en que los entrenamos aquí, es mucho en la parte de obediencia, porque es fundamental en la búsqueda, porque al final esa es la intención, que el perro se concentre para evitar exponerse más y obviamente nosotros también evitar riesgos a partir de esa disciplina”.


Desde el momento que inició la trajedia, los binomios de la UNAM comenzaron un arduo trabajo en varios puntos de la CDMX | Foto: Roberto Barco Celis

Es importante que los voluntarios entiendan lo fundamental que es el trabajo en equipo, la disciplina y la seguridad, porque no sólo es la interacción con sus binomios, si no con toda la unidad para que un rescate sea exitoso.

Por eso para Ganis Chimal su esquema de trabajo no es para todos, “de pronto hay perros hay a los que les cuesta mucho trabajo ladrar, se pueden desenvolver muy bien en escombros, trabajan una obediencia impecable, pero al momento de ladrar no lo hace como debe de ser o como tiene que ser y cómo es funcional que sea, entonces tenemos que ajustar para que las características del perro se cumplan en ese cometido y tengamos a un perro completo. Nos hemos enfrentado a perros de todas las características que nos han ayudado a tener una amplitud de metodología para poder enseñarle al perro y poder sacar lo mejor de él”.

La Unidad de Perros de Búsqueda y Rescate, pertenece a la Dirección de Protección Civil de la UNAM y tiene aproximadamente 37 años operando | Foto: Roberto Barco Celis


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“En el tema de las personas es exactamente lo mismo a partir de actividades en conjunto como lo puede ser apartando piedras, ajustando los escenarios para las búsquedas, haciendo ejercicios, la limpieza y el mantenimiento del terreno, eso nos ayuda a tener una conexión más completa en los voluntarios”, finalizó el rescatista de la UNAM.

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