"Conflicto vecinal" es como autoridades han tratado de manera parcial su caso, y aunque en definitiva el problema que tiene es todo menos eso, para Sonia Solórzano su vida es una constante de angustias y temor porque algo le pase a ella o a su familia.
De cara a los lamentables hechos ocurridos con Luz Raquel Padilla y la respuesta que en su momento no obtuvo de autoridades para evitar la tragedia, Sonia vive en un constante calvario. Cuidadora a tiempo completo de su hijo, que tiene autismo, su casa se ha vuelto el único refugio en el que más o menos puede estar tranquila, sin embargo, relata que la preocupación es su eterna acompañante.
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Tiene apoyo de su familia, no obstante, el problema que enfrenta desde hace al menos cinco años los ha alejado de su hogar en Juanacatlán (de donde tuvieron que correr), y con repercusiones psicológicas por un vecino que trató de matarla y después la acosó acá en Guadalajara donde vive ahora, sin que hasta el momento autoridades hagan algo para detenerlo.
"Desde que llegamos a vivir tuvimos problemas con el vecino de arriba. Ahí duramos dos años. Cuando el señor se entera que mi hijo tiene autismo aumentan los insultos. Cuando salía a la calle me aventaba agua, tierra, me escupía. Su enojo al parecer era que antes de que nosotros compráramos la casa él se metía ahí y se sentía dueño, y al llegar nosotros se sintió invadido".
Recuerda que uno de los aspectos que hizo que ella y su familia corrieran de su hogar fue cuando su vecino la atacó, al salir de casa junto a sus hijos, con un pico dispuesto a dañarla. Aunque terceros alcanzaron a socorrerla, por el lado de autoridades se topó con pared ya que tanto en Juanacatlán como en El Salto, prácticamente desdeñaron sus denuncias porque "no le había pasado nada".
"El daño psicológico a mí y a mi hijo ya nos lo hizo, porque delante de él fue cuando me trató de matar, mi hijo con autismo vio todas las agresiones, a él le decían ofensas. Cuando trato de denunciar aquí en Centro de Justicia (en Guadalajara) me dicen que necesitaba mostrar un golpe para que ellos pudieran actuar. Tuve que tocar puertas en Derechos Humanos. Viendo todo esto veo que en Jalisco todo mundo te ignora, puse quejas contra todo mundo porque nadie te escucha".
El miedo la ha llevado a tener problemas constantes de salud, agravados por el acoso del vecino que prácticamente la siguió a Guadalajara. A esto se le suma el daño patrimonial que les generó, cuando se metió a su casa en su momento en Juanacatlán a inundarle la vivienda para estropearle su menaje.
Tiene un pulso de vida -que le han cambiado como siete veces porque le dan dispositivos que no funcionan-, ya que en diciembre pasado logró que el caso avanzara un poco. Pero como el vecino sigue prófugo, tiene pavor a que en cualquier momento algo le pase por todo lo que ha batallado para lograr una justicia y protección que no llega.
“Esta es una agonía muy lenta y no tiene fin. La ley está hecha para violencia pero entre comillas, porque cuando tu agresor es un vecino, la ley no existe para ti, menos si eres una persona con discapacidad o cuidadora. Uno esperaría que las autoridades fueran congruentes, que no hagan programas por decir que están cuidando a las mujeres, que se cumpla el violentrómeto, que hagan caso a las alertas, que capaciten al personal que atiende a las mujeres para que nos atiendan y no nos regañen”.
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