/ sábado 18 de julio de 2020

Tranvia de los recuerdos: Cuando se movió la compañía Telefónica

Recordamos la histórica hazaña del ingeniero Jorge Matute Remus en octubre de 1950

Todos los días pasamos por la Avenida Juárez en su cruce con Donato Guerra. Indiferentes vemos una escultura de un hombre que pareciese que está empujando el edificio ubicado en la acera norponiente. En realidad lo empujó.

Entérate:

Jorge Matute Remus, en cuyo honor se bautizó al Puente ubicado en la confluencia de la antigua calle de los Ingenieros, hoy Avenida López Mateos, y Avenida Lázaro Cárdenas, antes Calzada de las Torres, fue el genio que en el mes de octubre de 1950 realizó la proeza de mover un edificio incluyendo mobiliario, equipo y personas trabajando; el edificio en cuestión era la antigua Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana.

Mover un edificio, con personas en su interior y sin interrumpir el servicio telefónico. Pues eso hizo el Ingeniero Matute Remus en el mes de octubre de 1950, planteando una solución atrevida e impensada no solo para ese tiempo sino hoy día, con el objeto de ampliar la avenida Juárez hacia el poniente de la Ciudad pero por sobre todo para ahorrar gastos al erario. De ese talante era este hombre.

La intención del Gobierno era demolerlo, sin embargo, esa invaluable capacidad de conservación de nuestra arquitectura local que tenía en el ingeniero Matute Remus un exponente brillante e incomparable, no solo evitó la entrada de la piqueta sino que colocó a nuestra Ciudad en la cima de la Ingeniería Mundial, que veía con un asombro absoluto como un ingeniero mexicano había diseñado un sistema capaz de mover toda una construcción de esas dimensiones, pero lo más inaudito, como decía antes, moverlo sin que sufriera daño alguno y con las personas en su interior trabajando y sin que los servicios de comunicaciones se hubieran interrumpido.

El escritor, investigador y periodista don Guillermo Gómez Sustaíta, - a quien no sé por qué no se le ha hecho ningún reconocimiento a su fructífera trayectoria en las letras Jaliscienses - en su libro El Siglo XX, Los Grandes Decenios de Guadalajara, nos dice: Era un edificio de mil ochocientas toneladas. Construir un nuevo edificio costaría quince millones de pesos. Muchos pensaron que era imposible hacerlo, pero ya se realizaban en Guadalajara obras de impecable aplicación técnica. Matute Remus se llevó año y medio haciendo cálculos, analizando la factibilidad de recorrer esa mole de concreto, con estructura de veintitrés columnas y tres pisos que era un estorbo en la recién ampliada avenida.

Rieles, rodillos, seguros de piso, una ingeniería exacta, precisa cual relojería suiza, encabezada por el Ingeniero Matute Remus, permitió que a través de una suerte de gatos hidráulicos, se moviera el edificio de sur a norte, deslizándolo con una suavidad tal que los mismos empleados manifestaron no haber sentido movimiento alguno.

Gómez Sustaíta agrega en su excelente crónica: Con cada impulso de los operarios, se hacía avanzar el edificio ocho décimos de milímetro por lo que era imperceptible el movimiento... El 30 de octubre (1950) se terminó la alineación de la telefónica. Avanzo de sur a norte once metros con tres centímetros sin sufrir daño alguno y sin que se tuvieran que suspender las actividades. Para diciembre ya estaba en uso la avenida Juárez de San Juan de Dios a la Avenida Tolsá, sin nada que la obstruyera

La proeza de Matute Remus es una página de gloria escrita por este hombre ilustre de nuestro suelo que puso en alto el nombre de la Ingeniería Mexicana para ejemplo del mundo.


@CampiranoWolff

Email: lcampirano@yahoo.com

Todos los días pasamos por la Avenida Juárez en su cruce con Donato Guerra. Indiferentes vemos una escultura de un hombre que pareciese que está empujando el edificio ubicado en la acera norponiente. En realidad lo empujó.

Entérate:

Jorge Matute Remus, en cuyo honor se bautizó al Puente ubicado en la confluencia de la antigua calle de los Ingenieros, hoy Avenida López Mateos, y Avenida Lázaro Cárdenas, antes Calzada de las Torres, fue el genio que en el mes de octubre de 1950 realizó la proeza de mover un edificio incluyendo mobiliario, equipo y personas trabajando; el edificio en cuestión era la antigua Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana.

Mover un edificio, con personas en su interior y sin interrumpir el servicio telefónico. Pues eso hizo el Ingeniero Matute Remus en el mes de octubre de 1950, planteando una solución atrevida e impensada no solo para ese tiempo sino hoy día, con el objeto de ampliar la avenida Juárez hacia el poniente de la Ciudad pero por sobre todo para ahorrar gastos al erario. De ese talante era este hombre.

La intención del Gobierno era demolerlo, sin embargo, esa invaluable capacidad de conservación de nuestra arquitectura local que tenía en el ingeniero Matute Remus un exponente brillante e incomparable, no solo evitó la entrada de la piqueta sino que colocó a nuestra Ciudad en la cima de la Ingeniería Mundial, que veía con un asombro absoluto como un ingeniero mexicano había diseñado un sistema capaz de mover toda una construcción de esas dimensiones, pero lo más inaudito, como decía antes, moverlo sin que sufriera daño alguno y con las personas en su interior trabajando y sin que los servicios de comunicaciones se hubieran interrumpido.

El escritor, investigador y periodista don Guillermo Gómez Sustaíta, - a quien no sé por qué no se le ha hecho ningún reconocimiento a su fructífera trayectoria en las letras Jaliscienses - en su libro El Siglo XX, Los Grandes Decenios de Guadalajara, nos dice: Era un edificio de mil ochocientas toneladas. Construir un nuevo edificio costaría quince millones de pesos. Muchos pensaron que era imposible hacerlo, pero ya se realizaban en Guadalajara obras de impecable aplicación técnica. Matute Remus se llevó año y medio haciendo cálculos, analizando la factibilidad de recorrer esa mole de concreto, con estructura de veintitrés columnas y tres pisos que era un estorbo en la recién ampliada avenida.

Rieles, rodillos, seguros de piso, una ingeniería exacta, precisa cual relojería suiza, encabezada por el Ingeniero Matute Remus, permitió que a través de una suerte de gatos hidráulicos, se moviera el edificio de sur a norte, deslizándolo con una suavidad tal que los mismos empleados manifestaron no haber sentido movimiento alguno.

Gómez Sustaíta agrega en su excelente crónica: Con cada impulso de los operarios, se hacía avanzar el edificio ocho décimos de milímetro por lo que era imperceptible el movimiento... El 30 de octubre (1950) se terminó la alineación de la telefónica. Avanzo de sur a norte once metros con tres centímetros sin sufrir daño alguno y sin que se tuvieran que suspender las actividades. Para diciembre ya estaba en uso la avenida Juárez de San Juan de Dios a la Avenida Tolsá, sin nada que la obstruyera

La proeza de Matute Remus es una página de gloria escrita por este hombre ilustre de nuestro suelo que puso en alto el nombre de la Ingeniería Mexicana para ejemplo del mundo.


@CampiranoWolff

Email: lcampirano@yahoo.com

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