Hablar de tejuino es remontarse a Jalisco y aunque la bebida es muy popular en el estado, hay quienes no la conocen y por eso te explicaremos dónde encontrarlo y hasta cómo prepararlo en casa.
La bebida es una de las buscadas en esta temporada y como todo, tiene a sus detractores, pero son más quienes disfrutan de un tejuino “para refrescarse el alma”, dice Karina.
Te recomendamos:
Ella cuando quiere un tejuino acude al Centro de Zapopan. Ahí, a unos metros de la Basílica de la Virgen desde hace décadas se estableció un vendedor de tejuino, a un costado la salida del estacionamiento subterráneo que está en la Plaza de las Américas.
En ese puesto hay tejuinos de diferentes tamaños y precios y en todos, si así lo deseas, le pueden poner nieve de limón para acompañar, por el mismo precio.
Georgina y su esposo también acostumbran el tejuino, pero ellos lo compran en El Baratillo, el tianguis más grande de la ciudad, que se instala cada domingo al oriente de Guadalajara y donde son varios los vendedores de tejuino, que en su carrito recorren los pasillos del tianguis y van vendiendo tejuino hasta que acaban, alrededor del medio-día. Pero ¿qué es el tejuino?
Es una bebida refrescante a base de la fermentación del maíz, a la que se le agrega piloncillo, limón, sal y hielos. Para prepararlo, se debe hervir un kilo de piloncillo en tres litros de agua, hasta que se desbarate, mientras con poca agua, en la licuadora se empieza a moler un kilo de masa de maíz. Después se hace la mezcla de la masa molida con el agua endulzada con piloncillo y se deja enfriar para después exprimirle un par de limones.
En ese momento comienza la fermentación, que debe ser de al menos 48 horas, de preferencia en una olla de barro cubierta con una manta y luego de cumplir ese tiempo, mezclar bien para servirlo en porciones pequeñas y prepararlo con sal, limón y hielo al gusto.
¿Dónde encontrar tejuino?
Además de los centros o cabeceras municipales de las principales ciudades de Jalisco, el tejuino puede encontrarse en tianguis y afuera de algunos templos y aunque se estima que el proceso de preparación puede tener miles de años, sigue siendo popular entre los jaliscienses e incluso se han extendido a otros estados, principalmente del Occidente de México, como Nayarit, Colima y Michoacán.